Teníamos tiempo sin disfrutar un café juntos, es increíble como algo tan habitual en nosotros luego quedó en el olvido, antes no podíamos vivir sin tomar al menos tres tazas de café al día ¿recuerdas el café de la calle 55? Una taza de café con leche y galletas de avena eran siempre nuestra merienda. ¡Ah! ¡Qué buenos momentos! Nuestras manos indiscretas siempre buscando la forma de tocarnos más allá de lo permitido. Nuestras risas inoportunas y nuestros besos apasionados hacían molestar a más de uno, hacíamos lo que nos provocaba sin importar donde nos encontráramos. El mundo era solo nuestro. Nos criticaban por ser demasiado “intensos”, porque vivíamos como si nada pudiese saciar la sed infinita que teníamos del uno al otro.

     Un torbellino de locura era nuestras vidas, a veces éramos demasiado imprudentes y llegábamos al punto de lastimarnos físicamente, pero era el precio que debíamos pagar para no caer en el tedio, no le teníamos miedo al riesgo o al cambio, es lo que permanecía siempre igual lo que nos provocaba el más terrible temor. Poca importancia tenía que criticaran nuestra espontaneidad y nuestros actos impulsivos. Éramos felices.

     No es que ahora no lo seamos, no me estoy quejando del presente, no me aburro a tu lado y tú no te aburres al mío, estamos amañados uno al otro y disfrutamos cada segundo juntos. Lo que vivimos ahora es agradable, eso lo reconozco, pero también sé que estamos parados justo en el puente de división de lo maravilloso y lo insoportable, estamos en el escalón justo antes de que la calma se torne esperada y aburrida. Considero que es igual a esas series de televisión que tanto disfrutas, sí, esas mismas, ¿recuerdas el programa que vimos? Dicen que es mejor terminar una serie cuando todavía es buena antes de que se convierta en un programa cualquiera de televisión, no darle la oportunidad de que se vuelva mediocre. Criticaban a algunos directores porque no supieron reconocer cuando era momento de dejarlo hasta allí y crearon otra temporada más, que a la larga resultaba ser un fiasco, y el comienzo de la serie aunque impresionante quedaba ahora oscurecido por el fracaso de sus últimos capítulos.

     Hay personas que se les hace difícil terminar las cosas en el momento oportuno, pero nosotros… libres de apegos vanos y normas sociales, podemos reconocer que ya ha llegado nuestro momento, nos toca dejarlo hasta aquí antes de que la mediocridad nos alcance, no podemos mentir, ya la cotidianidad nos está pisando los talones y sabemos lo cruel que será con nosotros.

     ¿Qué dices? ¿Estás de acuerdo? Siempre me ha encantado esto, la forma en que nuestras mentes están conectadas, a veces creo que no necesitamos palabras para comprendernos, pero igual quiero dejarlo claro y evitar las divagaciones y ambigüedades. Ya me conoces, jamás conocerás a un hombre más claro que yo. No estoy hablando de un divorcio. ¿Por qué no? ¿Acaso no crees que eso sea algo esperado? Si nuestra relación es digna de los dioses, excelsa, extraordinaria e increíble, caracterizada siempre por romper los límites, nuestro final debe ser igual. Lo siento cariño, estoy dando muchas vueltas, le puse veneno a nuestras tazas de café.