Hola soy Petra, mis amigos me llaman Petrica y los que me conocen mejor me llaman Aliena. Ustedes pueden llamarme como quieran. Vine por aquí porque escuché que estaban hablando de la fulana “Sociedad” y yo pensé, “Ahh, de ese tema yo sé bastante” pero luego me di cuenta de que no, y que más bien tengo muchas preguntas que hacerle.

Nunca la he visto, a la fulana esa “La sociedad” pero sí puedo decirles, que es bien entrometida en mi vida. Fíjense que está tan pero tan pendiente de mí, que en todo lo que hago mete sus narices. Por ejemplo, esta mañana me quería vestir con un bonito vestido azul cielo que me regaló Pedro Juan cuando quería que yo me fuera con él. Yo guardo ese vestido desde hace más de 15 años y ya no me queda tan lindo como antes. No me lo puse porque “La sociedad” dice que una mujer de 54 años y algo gordita cómo yo, no debe ponerse vestidos que corresponden a mujeres de 30 y algo más de edad.

Y no me fui con Pedro, porque “La sociedad” me dijo en ese entonces que, uno no debe “irse” así no más con quién se ama, que se debe esperar a que los padres lo acepten y te den la bendición. Pero es que mi papá era muy inflexible con sus normas y estaba siempre muy pendiente de lo que “La sociedad” le dictaba, y como Pedro solo era albañil, no podría darme la casa y las cosas que a “La sociedad” le parecía correcto para que recibiera una dama.

Como no me fui con nadie porque a nadie más amé, se me pasaron los años y a vestir santos me quedé, y es que “La sociedad” siempre dice, que si no te casas joven te quedas solterona.

Mi hermana Lucía si se casó y tuvo ocho muchachos, “La sociedad” la felicitó, pero también le recriminó porque tuvo muchos hijos. Mi hermano Saúl tiene dos mujeres y “La sociedad” lo considera un macho, además en su casa no mueve un dedo porque él es quién lleva el sustento y “La sociedad” dice que es la mujer la que debe realizar las tareas del hogar.

Uno de los hijos de mi hermana es homosexual y al pobre “La sociedad” no lo soporta, esa “sociedad” tiene sus propias opiniones y reglas con respecto a los gustos sexuales de las personas y se la pasa discutiendo con Raquel y to’ aquel, sobre con quién y de quién debe enamorarse la gente. Yo no me pongo a discutir con “La sociedad” porque tiene mucho poder y domina a mucha gente.

¿Y mi sobrina Ana María? Esa es otra que sufre por culpa de la fulana “sociedad” porque es rellena, gordita, anchita, rechonchita, gordinflona, obesa, kilua, y pare usted de contar la infinidad de sobrenombres que le ha puesto “La sociedad” que no acepta de ninguna manera que una mujer o un hombre sobrepase los límites establecidos, del peso corporal que representa la belleza y la perfección. No importa si eres de huesos y contextura grande, si sobrepasas la línea de lo “aceptable” eres un regordeto inaceptable para “La sociedad”.

Hay tantas cosas que me gustaría decirle, pero sé que perdería mi tiempo. Durante miles y miles de años ha sido ella, “La sociedad” quién ha dictado las pautas del cómo vivir y son millones quiénes le siguen, y prestos aplauden cómo focas todas las nuevas ideas, prejuicios, modas y normas que se le ocurren a esta fulana.

Yo ya he vivido más de 100 vidas y en todas ha estado presente “La sociedad”, queriendo decirme que hacer. Algunas veces le he hecho caso y otras la he pisado con mis zapatos, pues creo que es más libre quién vive según sus principios que según los que le dicte “La sociedad”.