Cuentos de Vianka Kyteler | La barcaza criogénica

Transcurrían tiempos modernos donde una gran asociación transportaba contenedores. Cada uno tenía su peculiar categoría ya que había una variedad importante de cosas. Los alimentos eran una de ellas pero también ofrecían el servicio de transporte a multinacionales para llevar a distintos destinos aparatos electrónicos, materiales entre otras cosas.

Sucedía que tenían una serie de barcazas preparadas para distribuir según la categoría. La misma empresa preparaba todo para que no haya ningún tipo de inconveniente. Al menos querían mantenerse en la legalidad.

Pero era necesario tener más clientes para crecer. Trabajo que hacer había pero por distintas situaciones se redujo drásticamente generando notorias preocupaciones.

Entonces uno de los encargados más próximos al jefe de una de las barcazas le mencionó algo sumamente llamativo. Y es que sabía de alguien que podría contratar sus servicios. Cuando el jefe preguntó sobre qué hubo un silencio incómodo. Entonces fue cuando ignoró la pregunta y le habló de negocios.

Era una gente muy importante pero muy pesada. Tenían control sobre algunas áreas en los transportes y Baircroft S.A sería la próxima en mente. Entre las cosas que planeaban transportar habían armas, muchas de ellas de gran calibre.

El empleado trató de persuadir al jefe hasta el punto de dejarlo pensando sobre esa negociación. Se necesitaba pagar a los empleados y la empresa estaba muy mal económicamente. Esto posibilitó a la decisión, descabellada por cierto, de transportar cosas poniéndoles una categoría la cual no era la verdadera.

Tras pocas horas el jefe le pide reunión a este hombre de negocios. Había aceptado trabajar para ellos. Trabajar para una asociación ilícita. Pero bueno, a suponer solo se transportarían armas y no habría ningún herido en esos viajes.

Al principio era así. Contenedores con cajas de madera y en su interior las armas de grueso calibre. Fusiles para ser más técnicos.

El transporte iba a distintas partes de europa y lo que suceda luego no era de su importancia ya que solo cumplía con su trabajo. Si bien facilitaba que algo grave pasara, él no lo entendía así.

Luego de tres meses funcionando todo correctamente empezarían los problemas. En mitad del camino por vías marítimas un empleado alerta a su superior sobre algo extraño. Y es que tuvo curiosidad y quiso ver de qué se trataba el transporte. Había un contenedor criogénico, de hecho usaron la barcaza apropiada para eso.

¿Cómo es que sea necesario esa barcaza para transportar armas?, mencionó el empleado. Tras esa gran duda el jefe le denegó que revise el contenido. Sucedió que ignoró su pedido y avanzó en el descubrimiento de algo que sería atroz.

El contenedor tenía grandes cilindros dentro. Entre la niebla del propio frío se hacía difícil poder visualizar de qué se trataba. Estos cilindros contenían una especie de nitrógeno en algún estado. Cuando por fin se va yendo la niebla este joven ve un montón de cuerpos flotando en un líquido extraño. Claramente eran personas, y se preguntaba sobre cómo habían llegado allí.

Aterrado cerró la puerta del contenedor y retrocedió unos cuantos pasos. Muchos pensamientos se le habían cruzado por la mente y temía ser el próximo dentro de uno de esos depósitos criogénicos.

La intención de esta mafia que había adquirido los servicios de transporte era la de hacer llegar las cargas a un laboratorio en algún lugar de europa y así lograr el desarrollo y la manipulación de mutaciones genéticas. Anteriormente esos cuerpos habían sido suministrados de dosis potentes de distintas radiaciones.

Cuando se descubrió esto el jefe quiso averiguar sobre quiénes estaban tratando realmente. Mediante distintas fuentes encontraron una verdad tenebrosa. Esas mutaciones genéticas derivaban en el cambio en los cuerpos de aquellas personas. Ya no lucían como tal sino como criaturas con deformaciones. Una foto llamativa era lo que parecía una mujer sin cabello, con una pronunciada cifosis (curvatura extrema de la columna vertebral) en donde tenía lo que se podría llamar un feto asomándose sobre su espalda. Esta persona estuvo en su momento embarazada y alguien la había raptado para hacer lo inimabinable.

Los tripulantes de la barcaza criogénica serían los próximos. La mafia no dejaría testigos y a su vez se apoderarían del transporte. Con el tiempo la empresa había cambiado su nombre a "Cryosis Bair" para continuar con estos estudios de diferentes formas de vida y el desarrollo de grandes y potenciales problemas a nivel genético, que en algún momento, serían de gran utilidad para los malos.

Muchos no habían logrado soportar esas dosis de radiación, sin embargo el ex-jefe aún sufriendo distintos tipos de cánceres seguía maravillando a todo el sector científico.

Así es como estas malvadas personas habrían comenzado a potenciar sus proyectos para formar una corporación dedicada a estos experimentos. Grandes descubrimientos se hallarían pero también grandes pérdidas humanas quedarían en la oscuridad helada de lo que la barcaza criogénica sería protagonista y un claro emblema.