Mientras Carlitos estaba en su salón de clases, más allá de estar muy atento a lo que sus profesores explicaban, observaba a los demás estudiantes, sus capacidades intelectuales, sus intereses por los temas tratados en el aula, la facilidad que algunos tenían y otros no para establecer relaciones sociales y hasta la manera en cómo reaccionaban a ciertos estímulos del entorno. Verificó que tenía patrones similares en relación a los demás y otros no tan similares, pero sin embargo sabía que esto era algo normal, cada persona era diferente a su manera.

En una noche cualquiera, Carlitos mientras dormía y "soñaba" sentía que alguien, algo o algún fenómeno difícil de explicar, lo llevaba a pasear a ciertos lugares bastante diferentes a los que veía en su plano real. Veía personas, animales no pertenecientes al planeta tierra, civilizaciones con alto nivel de desarrollo tecnológico, planetas ajenos al suyo y otras criaturas que para su edad, eran difíciles de definir. En principio, no había peligro alguno en este viaje dimensional, pero al momento de intentar despertar, Carlitos no pudo moverse, estaba paralizado, sin poder hablar, únicamente pudo abrir un poco sus ojos con visión difusa. Sentía que iba a morir asfixiado, no sentía el flujo de su respiración, y de pronto, fue trasladado a otro viaje dimensional, pero esta vez con un entorno diferente, no había luz alguna, era una dimensión sumergida en la oscuridad, las criaturas eran detectadas en forma de sombra y un frío inminente se hacía sentir. Sin entender qué sucedía, Carlitos se preguntaba en su interior "¿dónde estoy?", y una voz oscura y ronca en el fondo susurró "lo importante no es donde estás, lo importante es dónde quieres estar". El Niño sumergido en inocencia pregunta de nuevo, "¿cómo puedo volver a mi casa?", la misma voz respondió "volverás si prometes ser fiel a nosotros, te traeremos de nuevo muy pronto, no puedes comentar con nadie lo que viste, considera nuestra propuesta". Carlitos de inmediato despertó y no entendía nada de lo que había sucedido, pensó que era lo que en las caricaturas llamaban "pesadillas" y que no volvería a pasar.

Luego de lo ocurrido, Carlitos siguió su vida con normalidad, sin embargo, en el fondo tenía aquel recuerdo oscuro, un recuerdo que sería el principio de muchas preguntas, respuestas y una vida totalmente fuera de lo común. Siguió asistiendo con normalidad a sus clases de colegio y obtenía buenas puntuaciones en sus exámenes, ayudaba a otros compañeros si era necesario y se ganaba el cariño de los profesores. Pero, mientras más se integraba a los círculos sociales, veía que otros niños tenían una mentalidad que ya no tenía tantos patrones similares a la que él tenía, de hecho, le llamó poderosamente la atención escuchar entre sus compañeros palabras como "mientras dormía soñaba que era astronauta, eso quiero ser cuando sea grande", así como también "me gustan los animales, quisiera ser veterinaria, hasta he soñado que lo soy". Carlitos detectaba que los niños consideraban eso como sueños normales, pero ninguno de esos sueños tenía parecido alguno con los que él tenía, ni siquiera estaba seguro de si lo que le había sucedido, aquel recuerdo oscuro, era un sueño o algo más.

Una noche inesperada, mientras una fuerte lluvia descendía, Carlitos mientras dormía profundamente fue llevado de nuevo a un plano de oscuridad, esta vez, con la finalidad de saber si cumpliría con un "pacto de lealtad". No se sintió tan preocupado esta vez, pues ya era su segunda visita. Una vez ahí, la voz ronca y oscura se hace presente de nuevo susurrando, "valoramos que no comentaras con nadie lo que viste, te hemos estado observando, creemos que mereces ser respetado por nosotros, pero, ¿prometes darnos tu lealtad?. Carlitos, inocente pero curioso pregunta, "¿qué significa ser leal a ustedes?, ¿quiénes son?, ¿qué quieren de mi?". La voz ronca responde, "con el tiempo sabrás quienes somos, queremos usar un don que posees para conectarnos a tu plano de realidad, a cambio recibirás uno de nuestros guías para que te diga qué hacer en todo momento y la lealtad consistirá en que mantengas el secreto, nos permitas usar el don y hagas caso a lo que te ordenen". Carlitos era gentil, bondadoso pero a la vez un poco rebelde, su respuesta fue, "no recibo órdenes de nadie, si necesitan ayuda se las daré, pero siempre y cuando no me digan qué hacer". La voz ronca susurró, "aceptamos tus condiciones, desde ahora serás leal a nosotros y nos ayudarás en lo que necesitemos".