Los hombres son de Marte y las mujeres de Venus

La percepción del mundo visto desde los ojos de una mujer es muy diferente al sistema que el hombre se hace sobre este mismo mundo.

Somos tan diferentes y muchas personas no se dan por enteradas.

Creer que un hombre deba reaccionar a un evento tal como lo hace una mujer es absurdo y descabellado y, sin embargo, eso es lo que muchas mujeres esperan.

Oyendo hace unos días un TED de Jurgen Klaric, volví a escuchar sobre un tema que habla sobre como la energía del acto sexual se manifiesta de manera increiblemente diferente según el género: justo después del sexo las mujeres estamos más activas, llenas de electricidad. Es como gasolina, nos quita el sueño y nos vuelve más parlanchinas. En cambio, los hombres parecen debilitarse y tal como un teléfono móvil, necesitan estar conectado a un tomacorriente al menos dos horas para recargar batería. No quieren hablar, no quieren pensar y ¡Se duermen!

Tiene sentido que solo las mujeres sean capaces de "atender" al menos 15 hombres en una noche (¿O más?), uno seguido del otro, sin más problema que aplicar lubricante en su "paraíso" para evitar la molestia de la fricción.

Cuando un hombre eyacula, es como si a Sanson le cortaran la cabellera, a Superman le acercaran la kriptonita o pincharan el talón a Aquiles. Es por ello que el negocio de la prostitución de hombres no es tan rentable.

Entonces, si un hombre se duerme luego del acto sexual no significa que no ame a su pareja o le aburran las teorías que sobre el meteorito que cayó en Valencia haga esta a las 12pm. Se duerme, porque su naturaleza funciona así.

Ahora bien, se entiende el porqué muchas mujeres rechazan tener sexo en la noche luego de un día ajetreado. Están cansadas, quieren dormir. Si tienen sexo es como tomar Red Bull, les costará conciliar el sueño, se pondrán de mal humor, sobre todo si tienen que madrugar para salir a alguna actividad temprano en la mañana. "Me duele la cabeza" es un clásico para evitar que le activen el chip.

Es de sabio tratar de entender, reconocer y aceptar las diferencias que no se ven a simple vista si se quiere tener una relación de pareja saludable.

Existen un montón de textos sobre el asunto. Yo leí hace un tiempo este viejito "Los hombres son de Marte y las mujeres de Venus" de John Gray, que es muy bueno para iniciarse en la aventura maravillosa de conocer quién es esa persona que duerme a tu lado.