Como el dolor de reventar tu único par de audífonos estrellándolos contra la pared, en un intento torpe y algo errático de matar a un satánico zancudo que te ha picado tantas veces, que no sabes dónde comienza tu humanidad y termina tu picazón.

Pero La Providencia es tanto generosa, como mística, y hace unos días encontré un par de audífonos nuevos en casa; por su color y modelo recordé los audífonos que venden en las tiendas "Claire´s" , que siempre me gustaron mucho, pero jamás compré porque me decantaba por artículos que pudiera compartir (como esas bonitas cadenas y anillos gemelos a lo Best Friends Forever).

Lo hermoso de hacer esto es que no solo personalizas un artículo que a mi parecer y valga la redundancia, es de uso personal (no entiendo cómo la gente comparte este tipo de objetos por lo antihigiénico que es, si tomamos en cuenta todas las secreciones de la oreja que embadurnan estas cosas) sino que también creas una prenda, algo que puedes lucir y que pasa a formar parte de tu outfit.

Cuando alguien te mira de costado, realmente se ven muy lindos, y jamás pasarán desapercibidos (y evitaras las disputas con tu familia de "¿QUIEN ME AGARRÓ LOS AUDÍFONOS?", porque éstos serán inconfundibles).

Esta semana he estado horriblemente aburrida; al día solo tengo 6 horas de electricidad, y quizá 4 de Internet, ¡ese tiempo no alcanza para hacer nada!.

Saqué mis viejos mangas para entretenerme, y recuperé la cuenta en Steam donde tengo "Don´t Starve Together", que es el tipo de juego que más me relaja y alinea los chakras (como "Age of Empires II" o "Zombie Ate My Neighbors".).

Sigo pensando en cómo haré para adaptarme a este horario y estas circunstancias, cómo ser responsable y persistente con todos mis proyectos, pero por sobre todo, cómo haré para no abandonarlos a razón del desánimo y el olvido.