Existen en la literatura y en el argot popular de cualquier lugar del mundo una infinidad de frases prescritas que suenan bien ya sea para el inicio de un poema o de una novela —"erase una vez en un reino muy, muy lejano"— como también en el periodismo informativo: –"el vital líquido", "los pequeños de la casa—; los del último ejemplo son un problema de flojera que compromete totalmente al oficio del periodista, y que también nos sirve a nosotros como lectores para conocer si el periodista en cuestión vale la pena darle alguna oportunidad para volver a leerlo, o si de lleno es un zopenco. Sin embargo, lo del primer ejemplo pasa a ser ya un escándalo y una razón suficiente como para descartar a toda una historia. Hay salvedades como logró George Lucas en Star Wars; nadie puede olvidar esa presentación en pantalla de «hace mucho tiempo, en una galaxia muy lejana», era cursi, sí, como todo en su época, pero pasaría a ser leyenda.

No en balde, de la leyenda a la estupidez pura parece haber sólo una acera de diferencia. En el año 1809, el escritor estadounidense, Washintong Irving comenzó a escribir una Una historia de New York con la mítica frase «era una noche oscura y tormentosa» más o menos 15 años antes de que se conociera la palabra «cliché».

Cliché es una palabra de origen francés, del apasionado mundo y oficio de las imprentas. De hecho es la onomatopeya de los sonidos que estas máquinas producían al hacer sonar su aparataje, es decir, sus estereotipos los cuales eran placas de metal que producían de forma repetida la misma imagen.

Ningún escritor quiere escribir frases clichés, es evidente que este es el pecado más mortal que cualquier escritor pudiera cometer, quizá el único además del plagio, pero peor que el plagio sería contaminar a la obra robada con frases clichés y cursis como pasa muchísimas veces con poemas y frases de autores sacadas de contexto o que se le endilgan a estos como la última parte del poema «Acuérdate de mi» del gran Alfred Tennyson que lo hace parecer un poema cursi escrito por alguna suerte de amante desesperado con muchísimo odio y malicia como para contaminar a tan gran obra escrita por Tennyson a un amigo poeta que acababa de fallecer. Pero cuando uno escribe clichés en la obra propia está predestinado a escribir alguna de las peores bazofias que por suerte no verán la luz de la impresión gracias al sacrificio de los pobres editores o jueces de concursos que terminan leyendo estas incipientes y hasta mal intencionadas obras.

Lytton fue un dandi más que pasaba por escribir obras literarias como poemas y novelas incluyendo a una historia de terror que el mismo Lovecraft alabaría como Dante a los poetas del purgatorio. Sólo que Lytton lograría darle un origen a la mala prosa, no a la propia si no a la de aquellos que también decidieran por alguna razón macabra comenzar con esa frase de «era una noche oscura y tormentosa»; creíble saber que el escritor que convirtió en un escándalo y en pura estulticia a ese inicio de «era una noche oscura y tormentosa» fue el mismo que también escribió: «la pluma es más poderosa que la espada», y aunque escribiera una de las mejores historias de fantasmas, —A strange story—, no obstante, eso no quitaba que el tipo fuera un clichesudo y que su prosa resultara ser calamitosa. Tanto así que en su honor se comenzarían a celebrar concursos para los peores inicios de novelas de forma anual con premios incluidos, y donde con el paso de los años se han ido sumando más y más categorías. Sin embargo, para ganar hay que ser auténticamente cutre. Lo cutre, por ejemplo en el cine es un género que está siendo amenazado porque año a año se estrenan películas que fueron hechas cutres de forma intencionada como Sharknado que ya es una saga, o con monstruos más recientes como El veolcipastor, lo que es cierto es que tanto en cine como en literatura lo que es cutre debe de serlo porque nació queriendo ser Goya y terminó en desastre.

Yo mismo lo intento y ruego a Dios porque me salga algo tan cutre que den ganas de llorar al leerlo como nos ocurre a todos cuando hallamos por azar a algún escrito literario de nuestra época más edgy lo cual sólo nos produce asco y ganas de desaparecer de la Tierra.

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Era una noche oscura y tormentosa puesto que estaba lloviendo y todo el unisono parecía una boca de lobo. Pero hace tan sólo media hora todo estaba tan claro. Tanto que salí al jardín desnudo a lanzarme un polvo pero mi situación precaria me condenó a contentarme con una simple paja. Las gotas de lluvia caían sobre mi glande rosado mientras que en el cielo: rayos y centellas. Me preguntaba entonces mientras miraba a mi erección: ¿si me cayera un rayo en el pene, me estarían dando sexo oral quizá Thor, quizá Zeus? Si existe «El beso de Poseidón»… En todo caso era una interrogante la cual no podría recibir respuesta. Era una noche oscura y tormentosa, así que decidí levantarme aún desnudo y aún con la excalibur de mi masculinidad orgullosamente levantada. Todo estaba oscuro. Caramba, ñero, se me oscurecieron los días.

De súbito escuché detrás de mí a una voz familiar:

—Perdona no pude evitar escucharte ni verte.

—¿Quién está ahí?—Pregunté.

—Soy yo, Camilo, tu vecino. Mira, rey. A eso que preguntas lo más probable es que te ocurra lo mismo que al Rucio Moro. Pero si quieres puedo ser yo quién te dé la vuelta de campana.

Pensé en varias veces lo que dijo. Yo estaba demasiado solo como para negarme a su oferta.

Fue una noche oscura y tormentosa.