El Escritor- Parte III

in #spanish6 years ago
Tres días pasaron desde entonces, tres días en los que Jorge se obligó a llenar las líneas de aquel cuaderno con palabras e ideas tan incomprensibles como aquella que recorría su mente desde la primera noche en la cabaña.

Isabel


Dos años, cinco meses, nueve días. Se repitió, cada vez que la vio cruzar el umbral de la puerta y atravesar su habitación como si nada hubiera cambiado. Accidente de tránsito. Discusión. Mi culpa. Musitó, mientras cerraba los ojos con fuerza tratando de apartar la visión de una Isabel deshecha entre sus brazos.

Despertó momentos más tarde agitado y envuelto en sudor, sintiendo los efectos de la abstinencia, esa a la que se había sometido voluntariamente luego de comprender que de seguir por ese camino acabaría muerto y derrotado.

El amanecer lo sorprendió, filtrando los rayos del sol por su ventana y su cama vacía le confirmó que la pesadilla era una realidad. Se dispuso entonces a iniciar una vez más la penosa tarea de pedirle a su mente que buscara en algún rincón de sus recuerdos, algo que le invitará a escribir, una frase, una palabra o lo que fuere. Cualquier cosa que pudiera despertarle las ganas de enfrentarse a ese cuaderno.

Así transcurrieron sus días, entre reproches, lamentaciones e intentos vanos por lograr escribir, todos sin éxito.

El fin de semana por fin llegó, con lo que parecía ser una nueva oportunidad para Jorge. Fabiana lo esperaba en su casa y Jorge ansioso por el encuentro fue invadido por los nervios, tal como si se tratase de una cita. Una vez vestido con su mejor ropa, se encaminó hacia la cabaña vecina, donde Fabiana ocupada en preparar la comida sentía que el tiempo se le iba volando.

La llamada a la puerta fue la antesala a lo que sucedería ese día en casa de Fabiana, algo a lo Jorge sin duda no estaba preparado. A Jorge, una radiante Fabiana le abrió la puerta y con una sonrisa encantadora lo invitó a pasar. Controlando sus nervios este accedió sin poder apartar la mirada de la atractiva figura de su ahora vecina.

Jorge pudo sentir la química entre ellos, de eso no había duda. Y aunque se estaba muriendo por besarla, no quiso ser atrevido. Era claro que tenerla como vecina era una ventaja, pero si no se movía con precaución podía hacer que las cosas se arruinaran definitivamente. Fue entonces cuando recordó su objetivo principal: El manuscrito.


Mientras conversaba con Fabiana acerca de sus intereses se la imaginó como si de un personaje de su próximo libro se tratara, intentó leerla, comprender su esencia y sentirla verdaderamente.

Una mujer, cuya belleza e inteligencia podía conquistar a cualquier hombre. Un romance furtivo o quizá un amor prohibido. Un secreto. Pensó Jorge, mientras mantenía la mirada puesta en Fabiana.

Ella sonreía. Una mujer, capaz de despertar los más bajos instintos y llevarte a cometer locuras, una mujer que sabe cómo jugar con fuego y no tiene miedo a quemarse. Pero sus pensamientos y su plática fueron interrumpidos por una llamada a la puerta.

Fabiana se disculpó y tras lanzarle una mirada traviesa se dispuso a hacer pasar a sus demás invitados. Mujeres y hombres fueron entrando cada tanto mientras con gracia y delicadeza los presentaba a un Jorge confuso y decepcionado.

Tiempo después y con todos reunidos en la parte trasera de casa, Jorge aprovechó para acercarse a Fabiana, quién lo había estado ignorando toda la tarde. La siguió hasta la cocina, donde a ella no le quedó más opción que enfrentarlo.


-No sabía que tenías invitados. Dijo Jorge, mientras se acercaba a ella, tratando de mostrar su descontento.

-¿Esperabas que estuviéramos solos? Respondió ella, sonriendo tímidamente sin apartarse ni un momento de él.

-¿Solos? Repitió Jorge, arqueando las cejas. Esperaba que luego de llenar la casa con personas que no recuerdo haberte oído mencionar, me concedieras un momento a solas, para conversar.

-¿Qué es lo que quieres Jorge? Preguntó Fabiana un tanto desafiante.

-A ti.

Y sin pesarlo demasiado la tomó entre sus brazos y la besó intensamente, como no lo había hecho nunca con otra mujer. Ella le correspondió, dejándose llevar y besándolo con más fuerza, pero un sonido la hizo volver a la realidad y apartando a Jorge de un empujón puso fin a ese beso.


Fue entonces cuando la puerta se abrió, un hombre alto y bien parecido miraba a Fabiana y al extraño que ahora estaba en su cocina.

-Te presento a Esteban, mi esposo. Dijo Fabiana cortando en seco cualquier comentario que Jorge pudiera hacer.

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Imágenes extraídas de Pixabay

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Pobre Jorge, ahora si que caerá en el desasosiego. Aunque, es muy temprano para deducir cosas. Sigo leyéndolo, quiero ver a donde llega todo esto. Me gusta, lo voy disfrutando a medida que va saliendo. Un abrazo.

Gracias psi, me alegra saber que te gusta.
En cuanto a Jorge, ya veremos lo que le depara el destino, quién sabe y quizá logra sacar algo bueno de todo esto.
Un abrazo.

Te dejo mi apoyo. Saludos

Ja! Pobre hombre. Qué relato tan sexy, amiga. Muy bien llevado. Me encantó <3

Muchas gracias, Ele. Deberías leer los anteriores para que entiendas como va todo.

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