¡Que bueno, que bueno, que bueno!..
Se dice que había un rey, cuyo consejero ante cada adversidad exclamaba: <<que bueno, que bueno, que bueno>>. Cierto día salieron a cazar y el rey tuvo un percance y perdió un dedo del pié; el consejero como siempre, dijo: <<que bueno, que bueno, que bueno>>. Molesto el rey por la actitud del consejero lo despidió de inmediato, y el consejero una vez más dijo: <<que bueno, que bueno, que bueno>>.
Tiempo después el rey fue capturado por una tribu para sacrificarlo ante su dios, pero cuando lo estaban preparando para el ritual vieron que le faltaba un dedo del pié y consideraron que no era digno para su divinidad, porque estaba incompleto; así que lo dejaron libre. El rey ahora entendía las palabras del consejero y pensó: <<qué bueno que haya perdido el dedo del pié, porque sino a esta hora ya estaría muerto>>. De inmediato mandó a llamar al consejero para agradecerle, pero antes le preguntó:
-¿Por qué cuando te despedí dijiste: “qué bueno, que bueno, que bueno”? -El consejero le respondió:
-Porque si no me hubieras despedido yo habría estado contigo, y como a ti te habrían rechazado, me hubieran sacrificado a mí.
Esta historia nos demuestra como nuestra actitud puede ayudarnos a sobresalir ante las adversidades o a hundirnos más ante las adversidades. La vida es como un laberinto, donde hay muchos caminos por tomar y en donde puedes estrellarte contra la pared cuando las circunstancias se ponen difíciles, pero hay que tomar una actitud como la del consejero, una actitud positiva y de desapego, porque nada ganamos angustiándonos, preocupándonos, torturándonos con nuestros problemas.
Hay que recordar que para cualquier dificultad y para cualquier adversidad siempre hay una razón al final, y la mayoría de las veces no lo vamos a entender en el momento, y va a escapar de nuestra razón y de nuestro entendimiento, pero tienes que quitar esas nubes de tu vista, de tu mente, que te ciegan a no ver y entender la razón.
Jamás vamos a poder entender el por qué de todas las paredes del laberinto, a menos de que nos elevemos y lo podamos ver desde otra perspectiva, para así poder ver la figura completa.
La vida es un aprendizaje permanente. El problema es que en la escuela siempre recibimos primero la lección y luego los problemas a resolver, pero en la vida es al revés: primero nos dan problemas a resolver y luego debemos deducir la lección, y es así como cuando en un examen, si nos ponemos nerviosos, ansiosos o tensos, se nos nubla la vista, olvidamos los conocimientos y baja nuestro rendimiento. En la vida es igual, todo depende de con qué actitud tomes las circunstancias, y la mejor forma de poder tener un buen rendimiento es con desapego y una actitud positiva.
La próxima vez que estés ante una circunstancia adversa: te despidieron del trabajo, perdiste una amistad, te dejo tu pareja, te cerraron puertas, te dijeron que no; aprende a ver el laberinto de tu vida desde otra perspectiva. Tienes que salir de esas paredes, alejarte y ver la situación desde otro ángulo, porque la felicidad no depende de las circunstancias, depende de la actitud que tú tomas ante las circunstancias. Sé que es difícil, no es fácil, pero todo está en tu mente, y si tú sigues diciéndote, repitiéndote que no puedes hacerlo, que no puedes lograrlo, no lo vas a lograr.
Así es que te invito a que lo intentes, empieza a cambiar tus pensamientos para que puedas empezar a cambiar tu actitud, y ésta te pueda traer abundancia y cosas positivas a tu vida. Cambia la perspectiva, cambia tus pensamientos, cambia tu actitud. Así, la próxima vez que te enfrentes ante una adversidad, podrás decir como el consejero del rey: <<que bueno, que bueno, que bueno>>.
Jajaja excelente. Me Encantó