El mar es cosa de hombres. Eso es lo que siempre le dijeron, lo había escuchado desde que era pequeña y cada vez que la oía, esa frase, era como si cayera sobre ella una enorme losa de frío mármol…

El peñasco del final del desfiladero era su sitio favorito, tenía unas vistas extraordinarias y se respiraba un aire estupendo. Con la llegada de la primavera siempre acudía allí por la tarde, día tras día. Pasaba horas y horas observando los veleros balancearse con el ritmo continuo de las olas y el viento. Imaginaba cómo sería navegar el suyo propio. Le encantaba el mar y le encantaban los barcos. En la villa costera en la que se había criado era algo que se podía respirar, algo que estaba en el aire y formaba parte del día a día en Bahía Verde. Pero el mar… el mar era cosa de hombres.

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Era una cálida tarde de verano cuando por fin estuvo lista. Llevaba meses trabajando en secreto en aquella embarcación. Sueños de libertad, así fue como Esmeralda la llamó. Ya estaba seca la pintura, por fin podría salir a navegar.

En el peñasco, su lugar favorito de toda la Bahía, ocultaba un pequeño y precioso velero de doble vela. El casco era púrpura y tenía unos alerones a ambos lados por los que, al avanzar, se regalarían al aire fugaces destellos de flores aromáticas de colores. También en los laterales, sobre los alerones, unas grandes alas de plumas finas, delicadas. Con ellas podría bajar volando del peñasco para acabar posando la base del velero sobre el ansiado mar, con suavidad. Las velas, aparentemente normales, crecían hasta tres veces su tamaño según la fuerza con la que las impulsara el viento. Además, arrojaban un fuerte sentimiento de esperanza a todo aquel que navegara en la cercanía.

Esmeralda subió al amado velero que había construido ella sola, con sus propias manos. Estaba radiante, demostraría a todos que el mar también era cosa de ella.

Este es un microrrelato que escribí y compartí hace alrededor ya de un año; encuentra aquí la publicación original. He pensado que voy a revisar y ordenar mis textos, mis relatos y mis poemas; corrigiendo aquí y allá, tratando de mejorarlos. Además, un poco de organización no vendrá mal a la hora de tratar de darles uso. Así que los que vaya teniendo listos y/o me gusten, los traeré de nuevo por aquí para conocer sus opiniones.