El diario de una mujer solitaria.

Cada vez que recuerdo esa maravillosa reunión de negocios que tuve hace meses atrás, vuelve la sensación a mi cuerpo y el deseo por él, aquel hombre misterioso con quien terminé en una habitación de hotel, sus juegos eróticos y los besos ardientes que me hacían sentir viva, si me llegasen a preguntar su nombre, les diría que no lo recuerdo, realmente lo menos que me interesaba saber era como se llamaba.

Lo poco que pude saber de él, es que era un chico malo y atrevido, así lo describían mis amigas, seguramente fue eso lo que atrajo mi atención y para mí se trataba de un desafió, así que mantendré en secreto las pasiones ocurridas en la habitación del hotel.

Ya de eso han pasados sesentas días, y me impresionan como puedo mojarme con tan solo pensarte, quiero sacar de mi mente ese sexo agresivo y apasionado que me brindaste pero es imposible, te deseo, te deseo tanto que siento aún tu aroma en mi piel.

No quiero olvidar aquella noche, no quiero olvidarte a ti hombre desconocido, siento que si siguen pasando los días te borraras de mi mente, así que querido diario déjame decirte como empezó todo esto.

Luego de terminar la junta de negocio fui por un trago con mis amigas y compañeras de trabajo, verte entrar hizo erizar mi piel, todo varonil, hombre alto de buen cuerpo seguro de sí mismo, eras la comidilla de todos y todas me di cuenta como hablaban de ti, no era bueno porque lo hacían escondido, era críticas. ¿Porque lo hacían? ¿Porque todos te miraban?, pero tú, tu... no dejabas de ver mis ojos, mis labios, y un poco más abajo sin importar los comentarios de las personas.

Sentí mi cuerpo temblar, sentí el calor de mi piel quemarme y aun con tu mirada en mi cuerpo decidí subir a mi habitación, note como te despedías de tus poco compañeros y como tus pasos se acercaban a los míos, mis rodillas flaquearon un poco y trate de controlarlas, algo que fue imposible.

-¿Piso?

El timbre de su voz, no me dejo responder al instante, levante mi mirada a la suya para no dejar sus ojos intimidarme, aunque su cuerpo ya lo hacía y no lo notaba. Él volvió a hacerme la pregunta con una sonrisa deliciosa, los labios más tiernos que pude haber saboreado, le tenía que responder así que sin pensarlo le dije.

-Donde queda tu habitación, no fue una pregunta, le estaba afirmando que era allí donde quería estar, el marco el ascensor y al cerrar la puerta, sus brazos tomaron mi pequeña cintura y me comenzó a besar, besos apasionados y hambrientos del deseo, me sentí frágil en sus brazos enormes, pero sabía que no me lastimaría, así que lo abracé y le respondí con besos llenos de deseo.

Confieso sentir mucho deseo por ese hombre, y que todo lo que hicimos no lo podrás saber ni tu querido diario, quiero los recuerdos gravados en mi memoria y en mi cuerpo, donde tienen que estar, esperando con ansían vuelva a pasar.

Aunque me dejo su número telefónico, no lo he vuelto a llamar y no sé si lo haré... porque AMO mi SOLEDAD.

Relato de mi autoria

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