¿El pozo se secó? MUEVETE!

in #spanish6 years ago



Excelente mensaje que me motiva a reflexionar hoy acerca de las razones por las cuales muchas personas, en algún momento de nuestras vidas, nos anclamos en alguna situación personal, que nos mantiene atados a algo o a alguien indebidamente.

Recuerdo con este mensaje, aquella historia que leí un día sobre dos hombres que pescaron muchos peces, a la vera de un rio, por largo tiempo. Pero un día, el río se secó, y uno de ellos le dijo al otro que era hora de moverse hacia otro lugar, pues ya el río se había secado y no iban a poder seguir pescando allí. El otro hombre le contestó que él no se iría, pues esperaría a que el cauce del río volviera. El amigo le respondió que él no se quedaría, pues podía pasar toda una vida sin que ello ocurriera, así que se despidió y se marchó a otro lugar.

El hombre que decidió quedarse allí envejeció y murió de hambre, esperando que las condiciones del lugar volvieran a ser las mismas del pasado, pero no fué así. El amigo que se marchó, en cambio, encontró otro lugar donde seguir pescando, allí vivió una vida tranquila y sin contratiempos, dispuesto a cambiar de lugar otra vez, si las condiciones se volvían adversas nuevamente.

Recuerdo también, a una amiga que se divorció de su esposo hace muchos años. Ella, después de la traumática separación, no pudo dejar de frecuentar de manera insistente, la casa de quien fuera un día su suegra. Nunca lo entendí.

Allí vio a su ex marido casarse de nuevo y reconstruir su vida, mientras que ella envejecía girando en torno a aquella situación que debió ser superada desde un principio. No volvió a enamorarse nunca más, pero seguía visitando aquella casa permanentemente, como si aún perteneciera a esa familia.

Igualmente vino a mi memoria un viejo amigo que desde joven puso un negocio de empanadas frente a una universidad reconocida de la ciudad. Fueron tiempos en los que pudo hacer dinero debido a la afluencia de alumnos de esa casa de estudios.

Pero las condiciones cambiaron. La situación de mi país, Venezuela, obligó a muchos estudiantes a marcharse a otras tierras en busca de un mejor futuro, y otros, ante la dificultad de movilizarse por la falta de dinero efectivo, prefirieron cambiarse al sistema de estudios a distancia, por lo que el lugar donde ese chico tenía su negocio comenzó a quedarse tan solo, que las ventas que realizaba ya no daban las suficientes ganancias para poder vivir como era preciso. Sin embargo, el chico permaneció allí, quejándose de la situación todos los días, y comportándose como si la realidad no hubiese cambiado.

También he conocido personas quienes, a pesar de no sentirse a gusto en un trabajo, en un país, en una relación, etc, permanecen anclados, como si enormes grilletes le impidieran caminar hacia otros rumbos.

Sin duda pienso que la razón por las cuales estas personas, y miles de personas en el mundo, podemos llegar a permanecer inmóviles en la vida, más que la terquedad, es el miedo.


El miedo llega a ser tan limitante para la persona, que sobre él se han escrito cientos de páginas y libros, especialmente en el ámbito de la psicología.

Es que el miedo paraliza, nos hace percibir peligros y amenazas, casi siempre irreales, sobre lo que nos puede suceder en el futuro si tomamos alguna decisión que haga cambiar nuestra rutina y la zona de confort a la que estamos acostumbrados.


Cuando tomamos conciencia de que lo permanente es el cambio, y que el cambio está presente en todo lo que nos rodea, cuando nos convencemos de que éstos nos ayudan a ampliar nuestros horizontes, a vivir nuevas experiencias y a crecer como personas, es cuando soltamos las amarras que nos atan al pasado y al presente injustamente.
Por lo tanto, reflexiona: si el pozo se secó, simplemente, sin miedo, muévete!

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