Un hombre admirable: George Washington Carver
La primera vez que supe de George Washington Carver, de sus muchos méritos y de su auténtica humildad, fue hojeando uno de los tantos tomos de El tesoro de la juventud, una enciclopedia (muy de moda en los años sesenta) de textos breves y ligeros para gente joven, como su título lo indica.
Nació esclavo y nunca supo la fecha exacta de su nacimiento; se estima que hacia finales de la Guerra Civil norteamericana, antes de la abolición de la esclavitud en 1865. A los pocos meses de nacido, unos bandoleros lo raptaron a él y a su madre: a ella la vendieron y no se supo más de su paradero; a él, quien fuera su dueño, Moses Carver, logró rescatarlo a cambio de un caballo de carreras. Carver y su esposa lo adoptaron.
En Diamond Grove, donde nació y pasó parte de su infancia, no había escuelas para niños negros, por eso debió cursar sus estudios en Neosho, capital del condado. Siempre con buenas calificaciones, pese a que trabajaba para costearse los estudios, aprobó la primaria y la secundaria.
Para entonces resultaba difícil encontrar universidades que aceptaran estudiantes de raza negra. Escribió montones de cartas a muchas universidades y, por fin, fue aceptado en el Simpson College, en Indianola, Iowa. Por su destacado expediente académico, prosiguió sus estudios en la Universidad Agrícola de Iowa, donde obtuvo el título de Master of Science en 1892 y allí pasó a formar parte del claustro de profesores.
La biografía de George Washington Carver es larga y apasionante por sus notables logros y su empeño en mejorar la vida del ámbito rural de su tiempo; pero aquí nos limitaremos a destacar algunos de sus grandes aportes, gracias a su inteligencia relevante y a su espíritu científico de ostensible carácter humanista.
A los suelos agotados del sur de Estados Unidos, por el monocultivo del algodón, consiguió que sus agricultores diversificaran los cultivos, plantando maní y boniato (batata) durante un tiempo. Se regeneró la tierra y los ingresos y las cosechas aumentaron. Pudieron esos agricultores cultivar todo el maní y el boniato que quisieron, además de soya, la cual Carver hizo traer de China.
Además de eso, el trabajo de laboratorio emprendido por Carver dio como resultado que del maní obtuvo aceites, almidones y aminoácidos, y posteriormente los combinó de manera distinta para obtener centenares de productos sintéticos, tales como colorantes, queso y jabón. Con el boniato o batata obtuvo melazas, pastas y goma.
Carver recibió muchos títulos honoríficos y reconocimientos, pero en uno de ellos sobresale la inscripción de la Medalla Roosevelt (1939): “A un científico que busca humildemente la guía de Dios, y liberador de los hombres de raza blanca y de raza negra”.
George Washington Carver falleció el 5 de enero de 1943, a los 78 años de edad.