Carmen en los Baños.
Después de la última ida de olla de Manuel, lo dejamos, simplemente abandonamos como caso perdido, el último estertor de un ajusticiado. Había sitio, decidimos aprovechar el día, no dejar que lo amargase con sus frustraciones e idas de olla una vez más, no a otro Domingo encerrado en casa, comiendo techo y rumiando silencio. Esta vez no.
La amistad, surgió de forma natural después de unas cervezas, unos chicos de una mesa cercana, que nos miraban de forma ostensible, me miraban mejor dicho, hasta mis amigos se dieron cuenta, la tarde, dio paso a juntar las mesas, los amigos se fueron, nos quedamos solos los dos, seguimos hablando, me invitó a dar una vuelta en su barco, acepté, no tenía nada que perder.
Volvimos a pasar por delante de los Baños, se ve distinto desde el agua, es majestuoso, solo el rumor de mar y de repente su mano rodeó mi torno, lo acepté con naturalidad, lo estaba deseando, el deseo subió como un torrente anegando todo ese tiempo pasado tan yermo y falto de cariño.
Este post ha sido votado por el proyecto @templo Status Omega