"Volpone", de Ben Jonson | Reflexión sobre la puesta en escena de examen profesional

Comparto, a partir de aquí, una serie de artículos extraídos de lo que fue mi trabajo para la titulación como Licenciado en actuación por la Escuela Nacional de Arte Teatral, en la Ciudad de México; en cuya reelaboración y actualización estaré trabajando para dejar constancia de ellos en este Blog. También para compartir algunas experiencias en cuya reflexión puedan encontrarse datos que aporten ideas e información valiosa para otras áreas de actividad.

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Volpone, de Ben Jonson, dirección de Mauricio Jimenez

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VOLPONE, de Ben Jonson

Esta puesta en escena, que fue el examen profesional de nuestro grupo en el año 1999, pasó por varias etapas. La primera de ellas fue una de selección de la obra con la que íbamos a concluir la carrera, entre varias propuestas del director se encontraba Volpone. La obra perteneciente a la época isabelina, uno de cuyos principales exponente fue Ben Jonson a lado del genial Shakespeare, fue la que llamó la atención de la mayoría de los compañeros. Después de darnos a la tarea de investigar sobre el autor, la obra y su época nos lanzamos a una segunda etapa que fue uno de los procesos más interesantes del montaje, la adaptación de la obra de Ben Jonson, que corrió a cargo del propio grupo de actores. Se dividió el trabajo en tres grupos, de los cuales cada uno hizo su versión a partir de las diferentes traducciones al español de la obra; el objetivo era conservar la anécdota y el carácter de los personajes jugando con las situaciones y la crítica a los vicios que plantea Jonson y traducirlos a nuestra propia época y contexto. Estas tres versiones se fusionaron en una sola que conservaba las mejores aportaciones de cada una, este proceso de selección corrió a cargo del director que elaboró la dramaturgia final. Vale la pena hacer un brevísimo resumen de la trama:

Volpone, noble veneciano, se finge enfermo para recibir las visitas de varios conocidos, que a sabiendas de que es rico y no tiene herederos se acercan a él para atenderlo y llenarlo de regalos para poder hacerse con la herencia. Le ayuda Mosca, su criado, en el enredo. Cada visitante hace las acciones más humillantes con tal de obtener el favor de Volpone, mientras este se divierte y se hace aún más rico en su aventura. Llega al extremo de hacer que Corvino, el hombre más celoso de Venecia, le entrege a su propia esposa con la promesa de Mosca de que esto podría volverlo el elegido y además de la probabilidad de que por la emoción, Volpone muera en el intento. Volpone es descubierto por Bonario, hijo desheredado del avaro Corbacho, otro de los pretendientes de la herencia que cambio su testamento a favor de Volpone para adelantar a sus competidores. Volpone, es juzgado por el intento de forzar a la esposa de Corvino pero se finge morir y se pone de acuerdo con Mosca para declararlo su heredero en perjuicio de los otros. Sin embargo Mosca traiciona a Volpone y busca aprovecharse de su nueva situación lo que obliga a Volpone a descubrirse, únicamente para ser ambos juzgados.

El tono de la puesta en escena quedó planteado por el texto definitivo, lo predominante fue lo grotesco y fársico, por ello la exploración se orientó a acciones relacionadas con las pasiones más primarias del ser humano: la codicia, el engaño, la voluptuosidad, lo escatológico, la corrupción de los valores y de las instituciones, la traición, la hipocresía, etc. Desde el principio el acento se puso en la base técnica corporal con la cual se habrían de construir los personajes.

Las premisas a partir de las cuales se desarrollarían las acciones fueron el uso de la acrobacia, la disociación, es decir, la conciencia y control plenos, así como la presencia orgánica de cada una de las partes del cuerpo en el trabajo escénico). Otro elemento fue la oposición, entendida como una manera de realizar las acciones que tiene que ver sobre todo con los géneros no realistas, se trata de realizar una acción dramática mediante una acción física que la contradiga o sea una analogía o metáfora de la misma. Esto implica un proceso de búsqueda, se trata de elegir una acción e investigar las distintas formas posibles de realizarla, pasando por la acción contraria, o realizándola con una parte distinta del cuerpo de la que se realiza normalmente, agrandando o reduciendo el espacio en el que se desarrolla normalmente, encontrando una acción física de un contexto distinto que ofrezca el mismo resultado). Otro concepto fue el pre-juego, consistente en la preparación a la acción, es decir, no ir directamente a ella, sino retardarla, jugando con el impulso que nos conduce a ella, haciéndolo crecer hasta que sea absolutamente necesario orgánicamente, entonces realizar o no la acción. Como ejemplo podríamos poner estar ante un plato de comida cuando se tiene mucha hambre, no se debe de comer inmediatamente sino hacer todo el preparativo a la comida, saborearla antes de comerla, imaginar su sabor y disfrutarlo, retardar el placer para hacerlo más grande, y cuando las ganas de comer sean insoportables, comerse, o incluso pasar sorpresivamente a otra cosa, según se requiera en la ficción. La precisión tenía como objetivo la limpieza en la realización de las acciones físicas; separar claramente una acción de otra así como el texto y el movimiento, permitiendo con esto también una lectura clara por parte del espectador, el cuidado de los tiempos y los espacios así como las partituras de movimiento acordadas con compañeros fueron actividades de suma importancia en cuanto al trabajo de precisión.

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De visita en casa de Volpone

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La acrobacia se emplearía con el objetivo de que el actor pudiera ejecutar de manera más amplia las acciones de los personajes, convirtiéndose las diversas ejecuciones en esa disciplina corporal en las reacciones gestuales y emotivas además de que esta calidad acrobática en el trabajo corporal produciría a fin de cuentas una estilización bastante fuerte en el dibujo de los personajes una vez que desapareciera como simple ejercicio físico y se transformara en acción. Un elemento más que tuvo gran relevancia en los principios según los cuales se habría de construir la puesta en escena fue la atención al accidente. Esto significaba una cualidad especial de atención en el actor que abarcaba todos los sucesos que ocurrían en escena, por accidente se entendía cualquier suceso fuera de lo común tanto dentro como fuera de la escena, el objetivo era no pretender que nada había ocurrido, sino integrar de alguna manera esos sucesos a la acción que se estaba desarrollando. El integrar estos elementos a la ficción hacía más interesante y viva la representación, ya que la comunicación entre actor y espectador se hacía más estrecha en la medida en que todo suceso era integrado a la ficción por ambos, en un proceso de creación espontánea conjunta.

En un principio se intentó hacer la construcción física de acuerdo al carácter de los personajes, partiendo del ritmo al moverse y hablar, o de su vicio principal y las partes del cuerpo que se ponían en acción a partir de la imagen producida por el vicio analizado; otro punto de partida fue la relación entre los personajes, qué esperaban uno del otro y lo que hacían para conseguir este objetivo. A partir de este momento comenzamos un taller basándonos en técnicas de la commedia dell'arte, coordinado por la maestra Alicia Martínez. En este taller se trabajó sobre todo en las secuencias de acción conocidas como lazzi, en estas secuencias se trataba de contar una pequeña anécdota, empleando para ello todas las partes del cuerpo, incluida la voz pero sin emplear un lenguaje conocido, sino uno inventado, comúnmente conocido como grammelot, esto dificultaba en gran medida contar la anécdota, pero propiciaba que todo el cuerpo se involucrara en ello.

En el taller también se puso el acento en el manejo de la cadera como centro de movimiento para todo el cuerpo y en la presencia de los pies como punto de partida para la creación del personaje. También fue durante este taller donde se decidió que el dibujo del personaje se basaría en los diferentes animales propuestos por Ben Jonson en el carácter y en el nombre de sus personajes: Volpone (zorro), Mosca, Voltore (buitre), Corbacho (grajo), Corvino (cuervo), etc. Esto determinó la exploración que comenzó por mimetizar al animal en su comportamiento, sus impulsos, su disposición física y su voz. Una vez establecida la forma de actuar del animal, organizando la postura para permitir la relajación del cuerpo, se fueron integrando las acciones que realizan los personajes a las actitudes instintivas del animal elegido y a sus actitudes y gestualidad. A partir de este accionar el dibujo del animal se fue matizando y humanizando hasta quedar plenamente establecido de acuerdo a las acciones físicas relacionadas de cada uno a la trama de la obra.

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Mosca y los vendedores de la calle

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El proceso de montaje de la obra comenzó a partir de determinar el espacio y los elementos con los cuales se desarrollaría la acción. La propuesta consistía en una gran cama formada simplemente por dos cabeceras y una sábana que cubriría gran parte del piso del escenario y con los cuales se crearían los diversos espacios en los que se ubicaban las escenas a lo largo de la trama: la recámara de Volpone, la plaza pública, la casa de Corvino y el juzgado. Otra premisa del montaje escénico era que los elementos utilizados pudieran resignificarse y ser utilizados de distintas maneras. Así, las cabeceras fueron utilizadas como helicóptero, ambulancia-camilla, como un balcón; la sábana se transformaba también en el telón de un pequeño teatrino para entretener a Volpone o en un elemento de vestuario en el caso del Juez.

En esta puesta en escena, el número de funciones y las diferentes temporadas de representación fueron otro elemento de aprendizaje para el grupo de actores. El montaje tuvo la fortuna de recibir una buena respuesta del público, por lo cual la temporada oficial del examen profesional pudo prolongarse. La cantidad de funciones propició un mejor ritmo en la obra así como una mayor relajación y juego por parte de los actores. También tuvo la oportunidad de viajar y presentarse en espacios distintos para el que fue concebido. La primera presentación en un lugar distinto del Foro Antonio López Mancera de la ENAT, fue en la Ciudad de Toluca, en el marco de las Jornadas teatrales, que año con año se realizan en esa ciudad. El segundo lugar que visitó la obra fue la ciudad de Roma, en Italia, por invitación de la Academia Silvio D’Amico, perteneciente a la Universidad La Sapienza. En este punto el proceso fue un poco más complicado, ya que el idioma del público era otro, para ello el grupo tuvo que realizar ediciones y modificaciones al texto que incluían traducir ciertos momentos de crítica política al contexto italiano, o referencias a espacios públicos muy conocidos de cada ciudad. También hubo que poner énfasis en la limpieza de las acciones para la mejor comprensión del público, que aunque el idioma es parecido, no podían comprender al cien por ciento el texto de la obra, a pesar de ser mundialmente conocida. La siguiente parada fue la Décima Región de Chile, Puerto Montt, en la que se realizó una gira de diez días por distintas comunidades de dicha región, para después presentarse en las ciudades mexicanas de San Luis Potosí, y en la de Mérida, Yucatán, en el marco de la Muestra Nacional de Teatro del año 2000. La última función de Volpone o el Zorro, la 101, tuvo lugar en una penitenciaría de Ciudad Nezahualcoyotl, en el Estado de México.

La experiencia de estas giras aparte de dejarnos la enseñanza de un remontaje, ya que del momento de la temporada inicial al comienzo de las mismas hubo casi un año, con la situación de cambios de personaje e inclusión de un nuevo actor. La nueva versión de la puesta en escena era más corta, el mismo equipo de actores se encargó nuevamente de este trabajo de edición, se tenía la ventaja de conocer la obra a profundidad y de haberla representado ya unas cuarenta veces. Esta experiencia, la nueva perspectiva que daba la distancia en el tiempo entre una temporada y otra y la oportunidad de ensayar nuevas posibilidades de acciones físicas en espacios que eran siempre cambiantes y con constantes dificultades, ponías también al cuerpo en una alerta especial al momento de la representación, ya que los accidentes en escena podían ocurrir en cualquier momento, se volvía una necesidad tener los sentidos despiertos para prevenirlos, y en caso de que ocurrieran, poder integrarlos, de alguna manera, a la ficción.

Sin duda la experiencia de esta puesta en escena marcó a cada uno de mis compañeros de carrera en ese momento especial en que salimos a enfrentarnos a la vida profesional. Después de dos años de trabajo quedamos muy satisfechos con los logros alcanzados y para nosotros fue un gran orgullo poder representar con dignidad a la ENAT en esos diversos compromisos tanto nacionales como internacionales.

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Programa de mano

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Crítica de Rodolfo Obregón

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Fotografías del archivo personal

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@LeVeuf

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