Sueños Freudianos #8. (Segunda Parte)

Los hongos le hacen ver, que aunque puede quedarse con ellos, es importante que si decide quedarse sea por que esa sea su misión en la vida. Y que si se sentiría bien viviendo entre el estiércol.

La planta de perejil que se creía hija del hinojo y el estragón, entro en dudas ante sus expectativas de quedarse en ese lugar con los hongos parecidos a champiñones. Los hongos le recomiendan revisar su savia, llenarse las manos con ella, aspirarla y hacerla cuerpo.

La planta confundida, estruja entre sus manos sus hojas, machucándolas con fuerza y exprimiendo la verde savia. La huele y reconoce el olor del hogar, el penetrante e inconfundible olor del perejil. Bebe su propia savia como si fuese un antiguo ritual chamánico, cubriéndose de verde por dentro y por fuera.

Entonces desde el fondo de su ser escucha el llamado de su especie, y envía su aroma al ambiente, y se conecta con sus raíces, se acepta con sus hojas y tallos largos y rizados, se reconoce diferente.

Es verdad es medio rara, quien la ve a primera vista pudiese confundirla por sus finas hoja con el hinojo y talvez su olor recuerde un poco al estragón. Pero cuando la tocas y la hueles, la rica esencia del perejil te invade las manos y se esparce en el aire.

Y se cuenta que la planta está comenzando a abrir sus flores, que aunque pequeñitas ya están listas para producir semillas de perejil.