El metodo del iceberg de Heminghway (Articulo)

Los relatos cortos han pasado a formar parte de la literatura actual y son cotidianos y numerosos, amparados en los nuevos dispositivos, donde el ahorro de caracteres y palabras es importante.

Desde hace años esa tendencia fue cobrando vida y la miniaturización, tan de boga y punta de lanza en la vanguardia de la ciencia llegó a las letras, de tal modo que los libros con cientos y hasta miles de hojas son cada vez más escasos y las historias que sobrepasen las 30 mil son todo un reto.

En 1959 como parte de su libro “Obras completas” el escritor guatemalteco o de origen hondureño, Augusto Monterroso, publicó un microrelato llamado “El dinosaurio” que se consideró en ese entonces el relato más corto escrito en español.

El mismo tiene 7 palabras y 51 caracteres, y está condensada una trama que puede ser interpretada de diferentes maneras, de acuerdo al lector.

El texto dice así “Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.”

Sin embargo fue el ganador del premio Nobel del año 1964, Ernest Heminghway quien concibió luego de escribir su cuento «Out of Season» en 1923 la idea de un nuevo tipo de escritura.

En el primer capítulo de “Muerte en la tarde” escrito en 1932 compara su teoría acerca de la escritura con un iceberg y toda su obra que lo llevó al máximo reconocimiento literario está sustentada en ella.

Según él “todo relato debe reflejar tan sólo una parte pequeña de la historia, dejando el resto a la lectura e interpretación del lector, sin evidenciar el verdadero final. tal y como sucede con un iceberg.”

En el libro “París en una fiesta” publicado en 1964 este explica: “«Omití el verdadero final [de "Out of Season" el cual era que el anciano se ahorcó. Esto se omitió en el contexto de mi nueva teoría, que se puede omitir cualquier parte… y la parte omitida reforzaría la narración.»”

En una entrevista con con Georges Plimpton: este le comentó: “Si un escritor en prosa conoce suficientemente bien aquello de lo que está escribiendo, puede omitir cosas que él conoce, y el lector, si el autor escribe con suficiente verdad, tendrá de estas cosas un sentimiento tan fuerte como el escritor las hubiera expresado. La dignidad del movimiento de un iceberg se debe a que solamente un octavo de su masa aparece sobre el agua. Un escritor que omite cosas porque no las sabe, no hace más que dejar lagunas en lo que describe».”

La técnica es sencilla, escribir todo lo que se le ocurra al escritor y luego ir quitando lo considerado superfluo, la excesiva adjetivación innecesaria y las acciones que hacen rodeos a la trama, usando frases puntuales que llevan al lector a imaginar lo omitido, sin que se transforme lo dejado en un escrito críptico”

El norteamericano, sin saberlo se estaba adelantando casi un siglo a una tendencia que hoy es parte de la vida cotidiana y que produce miles de millones de texto.

Y se ha tan popular esta forma de escribir que los hermanos Adam y Ben Long desarrollaron una aplicación con el nombre del escritor, cuya función es depurar y despojar a las oraciones de adjetivos innecesarios y proponer mejor sintaxis. La Hemingway App transforma las oraciones largas en líneas concisas, tal como lo sugería el escritor.

Para cerrar debo acotar que este escritor, de manera magistral y como un reto y ejercicio a su teoría, escribió el cuento más breve del mundo, el mismo solo tiene 6 palabras, 1 menos que el de Monterroso, el nanorelato, traducido al español, dice: “Vendo zapatos de bebé, sin usar” en inglés:

“For sale:

Baby shoes. Never worm”.