Un cuento de Noruega Las tres cabras

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Hace mucho tiempo en un pueblo de Noruega vivían en una pequeña granja una colonia de cabras, en ella vivía una familia de tercera generación de cabras machos, estaba el pequeño cabrito, el mediano cabra y el abuelo cabra, por los años vividos era el de más experiencia y más sabio.

Las tres cabras eran muy unidas además de quererse mucho, siempre estaban juntos, era una manera de protegerse entre ellos de algún depredador o simplemente para no perderse en lugares nuevos que decidían explorar, tres cabezas recuerdan más que una.

Una mañana muy temprano salieron a pastar al lugar de siempre, grande fue su sorpresa cuando descubrieron que el pasto fresco había desaparecido, recorrieron la pradera y no pudieron encontrar pasto para pastar.

El abuelo miraba pensativo a los lejos, sabía que su familia tenía que comer y era su responsabilidad como jefe de la manada dar una solución al inconveniente, él tenía la solución pero la quería evitar para un caso extremo, cómo se veía la cosa había llegado la ocasión extrema.

¡Bueno es momento de que me escuchen! Dijo el anciano cabra.

No tenemos otra opción que cruzar el puente de piedra, debemos llegar a las colinas del otro lado del lago, es un poco arriesgado, debemos intentarlo para poder subsistir, yo nunca estuve allí, pero mis abuelos me han contado historias asombrosas del lugar, hablan del buen pasto y la abundancia que provee la colina.

Toda la manada escuchaba atentamente las palabras del abuelo, él era el jefe y no había razón para contradecir esta decisión, las dos cabras más cercanas al abuelo se dirigieron hasta el puente de piedras, pero ignoraban que el puente estaba custodiado por un duende maléfico, no permitía a nadie pasar por el puente de piedra.


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La pequeña cabra falta de experiencia y de madures no espero a la familia y quiso ser la primera en cruzar el puente, al llegar a la mitad del puente se apareció el maligno duende, grande fue el susto del pequeño cabrito que por poco cae a las correntadas del peligroso lago.

¿Quién eres tú y a donde te diriges? Pregunto el duende

Me dirijo al otro lado del lago en busca de pasto para mí y mi familia, contesto el pequeño cabrito

Ja, ja, ja rió burlonamente el duende, soy el dueño del puente, yo decido quien pasa y quien no, yo también estoy muerto de hambre, porque me perdería un sabroso bocadillo como vos, ¡ahora mismo voy a comerte!

El cabrito era chico pero muy inteligente, rápidamente se le ocurrió una gran idea para persuadir el ataque del peligroso duende, soy demasiado pequeño para complacer su apetito, solo seré un pequeño bocadito para Ud. Detrás de mí viene una cabra mucho más grande que yo, solo debe dejarme pasar y esperar unos minutos y vera lo que le digo es muy cierto.

El duende que de tonto no tenía nada, pensó seriamente las palabras de la pequeña cabrita y era razonable, tenía tanta hambre que el sería un pequeño bocado, de solo esperar podía saciar totalmente su hambre.

¡Está bien tienes razón cruza! Dijo el duende

El pequeño cabrito siguió su camino y pudo cruzar el puente salvando su vida, segundo más tarde comenzó a cruzar el puente el padre, la cabra mediana, cuando llego a la mitad del puente se apareció el duende y dijo.

¿Quién eres tú y a donde te diriges? Pregunto el duende

Me dirijo al otro lado del lago en busca de pasto para mí y mi familia, contesto el padre del cabrito

Ja, ja, ja rió burlonamente el duende, soy el dueño del puente, yo decido quien pasa y quien no, yo también estoy muerto de hambre, porque me perdería un sabroso bocadillo como vos, ¡ahora mismo voy a comerte!

La cabra mediana se pegó un susto muy grande, pero no podía demostrar que estaba asustado para poder negociar con el duende, se tranquilizó y hablo muy tranquilo.

Sé que estás muerto de hambre y que ansias comerme, pero si me dejas cruzar veras que detrás de mi viene una cabra mucho más grande que yo, vale la pena esperar por un gran banquete que te durara varios días, solo tienes que esperar unos minutos y veras.

El duende pensaba en las palabras de la cabra, este banquete durara varios días, que puedo perder con esperar unos minutos más.

¡Está bien pasa! ¿Espero que no me mientas? Si me mientes te vas a arrepentir toda tu vida, dijo el maléfico duende.
La cabra mediana paso sin problemas salvando su vida.

El viejo sabio comenzó a cruzar el puente con total seguridad, esa seguridad que dan los años, al llegar a la mitad el puente salió el duende y dijo

¿Quién eres tú y a donde te diriges? Pregunto el duende

Me dirijo al otro lado del lago, en busca de pasto para comer, contesto el viejo sabio

Ja, ja, ja rió burlonamente el duende, soy el dueño del puente, yo decido quien pasa y quien no, yo también estoy muerto de hambre, porque me perdería un sabroso bocado como vos, ¡ahora mismo voy a comerte!

El duende ignoraba con quien se estaba metiendo, el viejo sabio se acomodó como para atacar al duende, escarbo el puente de piedra y saco pecho como hace una valiente cabra, con vos firme pregunto.

¡Me estas amenazando! Si fueras tú saldría inmediatamente del puente, tu debe ser el que tenga miedo, dijo la sabia cabra.
Ja, ja, ja rió burlonamente el duende

Qué miedo puedo tener a una vieja cabra que solo come pasto, debes tener los dientes verdes de tantas hiervas que comes al día.

La vieja pero sabía cabra, mejoro su postura de ataque y dijo

Yo no como carne de duende, ¡pero si tengo una fuerza y un gran ataque! con solo los cuernos te voy a mandar tan lejos que no podrás regresar de lo perdido que vas a estar.

Si darle tiempo a reaccionar comenzó a atacar al duende, pego una fuerte pechada, luego lo levanto por los aires con los cuernos arrojándolo al rio, como el duende no sabía nadar, las peligrosas aguas del lago lo llevo tan lejos que no pudo regresar.

El viejo sabio siguió con su mirada al duende siendo arrastrado por las aguas del lago, quería asegurarse que se las llevara bien lejos y que vuelva a regresar, cuando se perdió de su vista, acomodo su viejo pelaje y cruzo el puente a pasos firmes y con la cabeza en alto.


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Al cruzar el lago se reencontró con su familia, se abrazaron fuertemente, se salvaron gracias a la astucia del nieto y la experiencia del abuelo, no lo hubiesen logrado si no fueran tan unidos y lo mucho que se conocían.

Juntos los tres machos cabras caminaron muy felices en dirección a la colina, que desde lejos podían observar las verdes colinas repletas de hierbas frescas.

Fuente: http://www.mundoprimaria.com/cuentos-populares/las-tres-cabras/

Te espero mañana para disfrutar de otro relato de mi tierra Corrientes.

José Luis Fernández
Corrientes Argentina


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