Leibniz investigó el origen de la lengua vasca.

in #spanish8 years ago

http://www.biografiasyvidas.com/biografia/l/leibniz.htm

Si de entre todos los humanos hubiera que elegir el mejor cerebro, yo creo que Leibniz y Newton estarían empatados entre los primeros, por la sencilla razón de que los dos inventaron a la vez, y sin ponerse de acuerdo, el “cálculo infinitesimal”. ¡Vaya dos cerebros!

No obstante, Leibniz no tuvo tanto tino en lo referente a la búsqueda de los orígenes de la lengua vasca, a pesar de su dilatado intento aplicando la metodología del momento en sus investigaciones, durante más de veinte años.

En una de sus cartas de la amplia correspondencia que mantuvo con lingüistas e intelectuales, se lamenta de no tener una gramática y un diccionario de la lengua euskara. Eso hubiera facilitado su labor pues, por lo menos, hubiera encontrado la tierra roturada, valga la metáfora. Lo difícil es arar una tierra que nunca se ha arado.

Leibniz, desde fuera de las tierras vascongadas, observó la lengua euskara como “aislada” ya que no se parece en nada a ninguna lengua de las que él conocía, que eran varias, a pesar de la poderosísima influencia del latín en la formación de la lengua vasca.

Esta idea de “lengua aislada” se divulga dada la personalidad de Leibniz y la toman más tarde los vascólogos oficiales, y ya no la sueltan hasta nuestros días; y la siguen manteniendo.

Aunque Leibniz no conocía las lenguas asiáticas de la antigua Escitia, sí debía de conocer lo que hasta su momento se había escrito sobre historia de la Humanidad, siempre envuelta en mitología; y ya pensaba que la cuna de la civilización humana era oriunda de esas antiguas naciones asiáticas. Así, su pensamiento rezuma influencia de una concepción enraizada en los círculos eclesiásticos del norte de España y sur de Francia: el libro de Ximénez de Rada. Tengamos en cuenta que el obispo navarro del siglo XIII, Ximénez de Rada, mitificó la procedencia del euskera, lengua del nieto de Noé, que vino desde Armenia, desde el monte Ararat bíblico del Diluvio Universal. ¿Esta concepción del obispo, la inventó partiendo de la nada? Sin duda que no. Por el contrario, algo en la tradición de sus antepasados navarros de tres o cuatro siglos antes de su existencia influiría para extender esa concepción aparentemente tan atrevida pero muy arraigada. ¿Retomaría Ximénez de Rada una tradición trasmitida de boca en boca durante miles y miles de años? El sentido común nos dice que no. Además, cotejando las posibles tradiciones del resto de los supuestos descendientes de Noé, no existe ni rastro de algo paralelo en otras partes del mundo.

¿Cómo un filósofo como Leibniz iba a atascarse en una exaltación tan particular de la lengua euskera mezclada con elementos mítico-religiosos para, a partir de ella, investigar con criterios científicos?

Leibniz, intentó investigar con criterios más empíricos por otros pagos, y fue el primero que atribuyó el origen del vasco a los pobladores del norte de África porque encontró palabras iguales y parecidas en los vascos y muchas tribus bereberes (esta hipótesis ha sido desarrollada contemporáneamente por algunos lingüistas), y sostuvo esta hipótesis durante algún tiempo, aunque titubeante.

A través de sus cartas a gramáticos y científicos** coetáneos, del principio del siglo XVIII, han llegado hasta nosotros los bandazos que dio a lo largo de sus investigaciones, hasta que se estrelló en un mar de confusiones y no pudo concluir nada cierto. Murió con la zozobra después de haber dedicado más de veinte años en el empeño de descubrir el origen de la lengua vasca.

Daba bandazos pero se iba acercando al meollo, pues solicitó ayuda a lingüistas para establecer relaciones léxicas entre el euskera y la lengua de los cristianos de Egipto.

Lo que no sabemos es por qué emprendió ese camino, qué lecturas o qué viajes le llevaron en esa dirección. No sabemos detalles. Y ahí se quedó, sin terminar de establecer la relación de muchísimos vocablos comunes a las lenguas caucásicas con las lenguas extendidas por Egipto y el norte de África, hasta llegar a Canarias.

Llegó a pensar la posibilidad de que el euskera hubiera venido hace miles de años de ese norte de Africa cruzando el estrecho de Gibraltar, sin pensar que esas relaciones léxicas se establecían por distintos caminos: que en la Edad Media vinieron oleadas de Armenios, Georgianos y otros hablantes de lenguas karvelianas, no por el sur sino por el norte del Mar Mediterráneo, a construir las más de 2000 edificaciones en piedra durante el esplendor y expansión por Europa del poder eclesiástico. Esos cristianos caucásicos eran uña y carne con los cruzados y las huestes que los custodiaban lo mismo que más tarde con los monjes templarios. Se debían tantos favores mutuamente y eran tan amigos Cristianos europeos y cristianos armenios, que hasta el último rey armenio Levon VI fue rescatado de las mazmorras islámicas y traído a Castilla por nuestro Juan I de Castilla. Es más, Juan I de Castilla regaló a León VI de Armenia, el reinado de Madrid, de Ciudad Real y de Andújar.

Qué poco sabemos de este episodio del rey Levón VI como Rey de Madrid, Ciudad Real y Andújar.

Este rey no hablaba castellano, hablaba armenio, pero en ciertos ambientes debía de entenderse perfectamente.Tuvo que entenderse por fuerza. Un siglo más tarde, el idioma caucásico, tan extendido en Francia y España, se fue acorralando en la zona vasco-navarra y se diversificó en 30 dialectos del actual euskera.

No podemos olvidar que durante la pandemia de la Yersinia Pestis los labradores que dependían de un señor morían todos porque no tenían a dónde huir; por el contrario, los constructores, que eran libres, y cobraban a destajo no dependían de un señor y podían huir y aislarse en los valles más apartados.

La hizo buena Leibniz, con su autoridad indiscutida en los círculos intelectuales de su época, sobre todo por ser un humanista y matemático que le daba credibilidad casi absoluta, al asentar que el euskera era una lengua aislada, que no tenía relación con ninguna lengua conocida, porque él no encontró relación con ninguna lengua.

Pero se le olvidó decir que no le encontraba relación “con ninguna lengua circundante conocida por él mismo”.

Lo que hubiéramos adelantado si Leibniz hubiera sabido armenio y georgiano y otras lenguas karvelianas.


** Las cartas de Leibniz en latín y francés están publicadas en “Fontes Linguae Vasconum”
*** http://es.wikipedia.org/wiki/Gottfried_Leibniz

Sort:  

He hablado con amigos paranoides sobre este hecho en concreto. No puedo recordar ahora mismo cuales eran los paralelismos, pero habiamos encontrado otro en el suomi-fines con el euskera. Si logro contactar con mi colega, y el se acuerda, te dejo el comentario paranoide. Muy bueno todo, me hice adicto a tus articulos :)

Me interesan todos los comentarios racionales y constructivos. Toda investigación sobre todo la investigación "ex novo" supone muchas veces diez pasos hacia adelante y nueve hacia atrás: un considerable esfuerzo para avanzar poco. Saludos.

im dazed and confused now. A veces la contrucción se puede nutrir de la deconstrucción. Te hice el comentario porque tal vez habrías encontrado algo previamente sobre ciertas similitudes en el suomi. Salud.

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No es la primera vez que leo al respecto de los bereberes y los vascos, de hecho para un vasco del norte, los vascos o las tierras que están mucho más al sur bien pueden calificarse de BEHERA BEHERA, literalmente abajo abajo.
Saludos

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