El enigma de Baphomet (166)

in #spanish6 years ago

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(El cabildo de Astorga estaba formado por todo el personal eclesiástico de esta catedral. Pero esta catedral se construyó dos siglos después de los hechos narrados. Se construyó sobre la Iglesia románica de Santa María de la que se aprovecharon parte de los cimientos para construir la nueva. El monasterio de San Pedro de Montes en los montes aquilinos dista unos 60 kilómetros por el puerto de Fondebadón adelante, camino francés de Santiago)

—El cabildo de Astorga, el obispo y Rechivaldo con ellos, llegaron al molino después de haber sido encontrada muerta la abadesa del monasterio de Gradefes. ¡Cuidado! Están abriendo las puertas. Alguien sale y tengo que volver. Tienes que huir por la senda de los templarios vivos, no tienes más remedio. Te encontrará la justicia. Tienes que huir ahora mismo.
—Quiero alimentos. Ya estoy acabando un jamón que tenía. Y un barreño para lavarme el cuerpo con agua caliente y toallas.
—Tienes que huir o esconderte, Martín, inmediatamente. El mismo Nogaret está en el Monasterio; lo hospeda el Abad hasta que encuentre a Gotier, que vino huyendo de Francia y buscando los escritos con los que demostramos que la adoración a Baphomet es una calumnia. Ahora podemos juntar todos los pergaminos y demostrarlo. Con los que tienes tú y los que tenía Rechivaldo, que, después de aparecer en el molino, ya escondidos en la biblioteca, podremos poner en evidencia al Rey de Francia y librarnos de la muerte todos los templarios que quedamos. Van a matar al gran Maestre en París y a todos los templarios de Francia. Nogaret quiere llevar a Gotier para quemarlo junto a ellos. Ayer decía que no se marchará hasta que no encuentre al sabio Ferrán Gotier, traidor de la corona francesa. Tengo que marcharme, Martín. Nadie ha de sospechar que estoy aquí hablando contigo.
—¿Dónde escondes a Gotier? ¿Quién es Gotier?
—¡No me preguntes nada y aléjate, por Dios!
—Yo creo que has olvidado tu palabra dada.
—Créeme Martín, por lo que más quieras.
—¿Qué decías de la abadesa de Gradefes?
—Rechivaldo había dejado en el molino los pergaminos que tenía, y cuando ha vuelto con el obispo y el cabildo después de haber aparecido el cadáver, se las arregló para guardarlos debajo de la sotana sin que lo viera nadie y me los ha traído para que los guarde en la biblioteca del monasterio.
—¿Pero qué es eso de la abadesa de Gradefes...? ¡Que no entiendo nada! ¿No te estarás volviendo tarumba?
—Que vienen hacia aquí. Ahora no puedo explicarte todo. También yo te lo traeré escrito.
—Tengo un refugio seguro donde no me encontrará nadie y ni siquiera a ti te lo diré para que ni bajo torturas me delates. Pero necesito todo el equipaje que te he dicho. Me haría la vida más confortable, aunque la verdad es que para vivir no hace falta más que una soga, un caballo y unos pergaminos con pluma y tinta. Lo lanzas a este mismo sitio cuando puedas y yo vendré a recogerlo. ¿Sigues de portero?
—Si, de portero y también me encargo de mantener la gloria y las estufas. Es a lo que salí ahora: a llevar cestas de leña. Por eso estoy exento del coro por las tardes, mientras todos cantan nona y vísperas.
—Dime dónde escondes a Gotier que puedo compartir con él mi palacio escondido.
—No, no puedo decírtelo, le juré solemnemente que no se lo diría a nadie.
—Ya estás con tus cosas. Los juramentos, cuando estamos perseguidos a muerte, no valen para nada. Hay que olvidar haberlos hecho; aunque yo he cumplido mi palabra de volver a sacarte del convento.
Rompió a llorar diciéndome:

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