El poder de las respuestas II

¿Qué pasa cuando no hay motivos, fuerzas, ni ganas de comunicarnos?

En un principio hable del poder que tienen las respuestas como comentarios. Ahora les hablare acerca de postear en nuestro Blog.

Cada vez que generamos una entrada esta puede considerarse como una respuesta ya que de alguna manera le estamos escribiendo a alguien, puede ser a un amigo, a la vida, al mundo, a nosotros mismos.

Sin embargo puede suceder que por diferentes causas estas ganas de expresarnos se vean obstruidas. Nos quedamos sin palabras, callados, sin ganas de mostrarnos.

Pueden haber múltiples causas por las cuales una persona deje de escribir, sin tomar en cuenta las más obvias como falta de tiempo, pereza, falta de ideas, aquí voy a nombrar las que para mi vienen siendo las menos evidentes.

El arte de escribir se relaciona mucho con nuestra forma de ser, de ver la vida y nuestras actitudes ante ella. Una persona cerrada que tienda a ocultar sus sentimientos, ideas, o que de alguna manera se le dificulte, encontrara más problemas para expresarse.

El hecho de tener problemas personales por diferentes causas ya sean propias o no puede inhibir la expresión, esta es posiblemente la causa que más nos afecte internamente.

El tratar de buscar la perfección es otro factor que nos hará sentir que lo que escribimos no es lo suficientemente bueno como para publicarlo.

Todas estas causas se pueden englobar en una actitud personal negativa hacia el hecho de abrirse y expresarse sin tapujos ni complejos.

Fíjense que no estoy hablando de falta de inspiración o falta de temas pues si nos ponemos a ver temas hay en grandes cantidades, temas que nos tocan, que nos duelen en nuestras vidas diarias, estos abundan, las cosas que nos preocupan, aquello en lo cual se nos van los días pensando.

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¿Cuál podría ser una solución para romper con esa incapacidad para responder a nuestras propias inquietudes?

Una solución que dan muchos especialistas es escribir, escribir y escribir.

El hecho de disponernos a plasmar en letras nuestras ideas nos obliga a pensar, nos hace darle forma a inquietudes, emociones, sentimientos. Nos hace darle nombre a todas aquellas emociones que tenemos agolpadas en el pecho. Es inclusive una manera de llegar a conocerse a sí mismo y llegar a descifrar la concepción que tenemos del mundo. Pero esto es solo posible escribiendo.

¿Alguna vez hemos pensado en el esfuerzo tan grande que implica para nuestras mentes llevar a las letras ideas y pensamientos, darles una forma, un estilo, ponerles una cara, un cuerpo y una vestimenta?

Si supiéramos el milagro que hacemos cada vez que escribimos de seguro lo haríamos más frecuentemente.

Es escribiendo como descubrimos pensamientos que yacen en lo profundo de nuestras mentes, ideas “políticamente correctas” que necesitan ser revisadas y hasta desechadas.

Escribiendo nos damos cuenta ¿de quién es la voz que habla? ¿Habla el adulto fastidioso, el padre castigador, el maestro que nos nutre, o el niño curioso y desprejuiciado?

Todo esto es posible si empezamos a buscar sincerarnos con nosotros mismos. El ser sinceros ayuda a la expresión, al descubrimiento, a la revisión, a desechar viejas ideas y crear nuevos conceptos. No hablo de esa sinceridad lapidaria, solo hablo de esa que consiste en reconocer las cosas tal como las vemos. Una vez plasmadas en el papel analógico o digital podemos separarnos del texto y observarlo. Adquirir la humildad de saber que tan solo es nuestro pequeño punto de vista.

Por último abandonar el deseo de perfección es muy importante. La perfección es como ese horizonte lejano al cual solo se puede apuntar y dirigir los esfuerzos. Soltando el resultado, abandonándolo porque ya no nos pertenece. Dejar espacio para que lo nuevo surja…

^Fuente

Es de suma importancia comprender que nuestras expresiones pertenecen a un tiempo y espacio determinado, una vez realizadas es posible que con el tiempo lleguen a ser ajenas a nosotros mismos, es muy posible y no tiene nada de extraño.

Nuestras emociones, sentimientos y pensamientos son tan fluctuantes como las olas en el mar, pueden asemejar una fotografía que captura un momento, y revive de forma distinta cada vez que es percibida por alguien, incluso por nosotros mismos.

Esto último pienso que debería ser también un estimulo mayor para expresarnos, esa posibilidad de apreciar nuestros pensamientos en una determinada época. Podemos ver esas creaciones con alegría y hasta con ternura, pero recomendaría no mirarlas desde el punto de vista de un juez. De esa misma manera aprenderemos a apreciar las creaciones de los demás.

Como conclusión creo que si no podemos responder en nuestros propios blogs, tenemos que dar un giro a lo que estamos concibiendo como plasmable, representable. ¿En qué molde nos estamos metiendo?

¿Qué parte de nosotros estamos escondiendo, por qué consideramos que no la podemos mostrar? ¿Son quejas, son dolores, visiones particulares de la vida? Pues el arte está en expresar cualquier cosa con belleza, sea un dolor, una queja, o cualquier tema posible. No todo tiene que ser “correcto”, a mí por lo menos me encanta ver lo humano en un escrito, las dudas, lo incompleto, la intención de una expresión genuina, un final abierto…

Lo que parece no gustar mucho es la trivialidad, lo estandarizado, los lectores quieren ver percepciones, ángulos, visiones particulares, personales, así sea acerca de una piedra o una flor, quieren saber ¿qué piensas tú? De eso se tratan los blogs.

Creo que a todos nos gusta que lo que miremos sea real, verdadero. Pero encontrar ese punto requiere mucha práctica: escribir, escribir y escribir.

Solo escribiendo y compartiendo aprenderemos a expresarnos cada vez mejor...

Espero que encuentren muchas respuestas ;-)

Gracias por leer.