Vale la Pena

Disfrutar la belleza de quien celebra cada instante de su vida, de quien da valor a lo que realmente lo tiene. Vale la pena sostener con fuerza la mano amiga para levantarse de las caídas.

Vale la pena mantener ante todo tus principios, honrar en cada instante tus valores y refugiarte en el mérito de tus buenas acciones.

Entonar cada día tu propio canto de entusiasmo y esperanza, agradecer por cada pedazo de lo tenido y convertirlo en fuentes de abundancia.

Vale la pena empeñarse en recuperar las fuerzas, inspirarse en las ajenas y compartir lo bueno y necesario. Aprender a recibir al dar en cada servicio que hagamos.

Y esos momentos de oscuridad penetrante, de tristeza y desesperanza, vale la pena apostarlo todo, lanzarse con ímpetu al vacío, hacia el océano de nuestros méritos acumulados, arropados con la fe de nuestros buenos actos y la certeza de un mejor mañana, porque sin importar lo que pase, Todo Pasa, y sin importar desde donde se decida comenzar, el ser humano puede surgir en medio de cualquier adversidad, puro, hermoso y fragante de virtud.