Basta de muertes en los zoológicos en Venezuela. Alguien que alce la voz por los derechos de una nueva víctima, la elefanta Gira.

Hoy no tengo motivos para la alegría, quiero compartir con ustedes un post relacionado con la terrible situación que se está viviendo en los parques zoológicos de Venezuela, espero que sea de su agrado y cumpla su cometido como reflexión.

Hace como 20 años tuve la oportunidad de visitar el Parque Zoológico Bararida en la ciudad de Barquisimeto, en el Estado Lara en Venezuela, localizado a unos 365 kms. al oeste de la capital del país, Caracas. En aquella ocasión disfrute de unas instalaciones aceptablemente mantenidas que ofrecían una opción de buen entretenimiento para los residentes y visitantes de la cuarta ciudad en importancia de dicho país. Uno de los animales que más llamaba la atención de chicos y grandes era una hermosa elefanta africana de nombre Gira, la majestuosidad de dicho animal obviamente resultaba de interés para muchos.

Tras 20 años de destrucción de un país y sus instituciones, debemos rescatar como aprendizaje que hay seres humanos que jamás deben desempeñarse en la Administración Pública, ya que son seres cuya humanidad sólo la tienen por la condición de pertenecer por mero accidente a nuestra raza humana, sólo por eso.

No sólo hemos visto recientemente con suma tristeza como son capaces de quemar medicinas y alimentos, de asesinar a nuestros pueblos originarios y de destruir con voracidad nuestros parques nacionales para extraer metales y piedras preciosas. Hoy con estupor, aunque ya de estos seres no hay nada que nos asombre, se reporta en los pocos medios independientes que quedan en Venezuela la muerte de dos animales en el Parque Zoológico Bararida. Uno de estos animales fue la elefanta Gira.

¿Pueden ustedes imaginar la muerte por hambre de un elefante?, así paso con la elefanta Gira. En la prensa regional se reporta que Gira tenía 9 días sin ingerir alimentos. ¿Hasta cuando tanta negligencia e indiferencia?; ¿Quienes pagarán por este delito?, que aunque no se puede categorizar como de lesa humanidad, es un delito contra la vida.

Esperemos que ante un país que ha sido secuestrado en todos sus espacios por un grupo de delincuentes de la peor calaña, que las organizaciones internacionales que preservan los derechos de los animales se activen y alcen su voz en los espacios que ellos participan. No debe haber lugar para tanta criminalidad y tanta indiferencia.