Los doce Reyes Magos

De niños, teníamos el enconado debate sobre cuál era el mejor de los Reyes Magos, cada uno esgrimía sus argumentos para elegir tal o cual rey y por qué le dirigía su carta a él cada año: que si Melchor, que si Gaspar, o quizá Baltasar.

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Y me dio por pensar, ¿y si hubiera triunfado en Europa la tradición de la Iglesia oriental? ¿Cómo serían estas discusiones con doce Reyes Magos? ¿O habrían sido demasiados para encumbrarlos a la realeza y se habrían quedado en meros sacerdotes-sabios? ¿La tradición los habría convertido en tres caucásicos, tres asiáticos y tres africanos, para mantener la proporción de la universalidad?

—¡Yo le escribo a Hormidz!
—Pues mi rey es Jazdegard, y el de mi hermano Peroz.
—El mejor es Hor.
—¡Que no!, que es Basander, que es el más negro.
—Pues en mi casa siempre hemos sido más de Karundas.
—Bah, Karundas… Melco y Caspare saben mucho más de magia.
—Pero Fadizzarda tiene los camellos más rápidos.
—¿Y para qué más rápidos? Mejor los de Bighisarea, que pueden llevar el doble de regalos.
—Pues a mí siempre me ha gustado Melichior, con su barba blanca.
—Y mi hermanita y yo siempre le escribimos a Gataspha.

Y me imagino las noches del día 5 de enero, preparando 12 vasos de leche con sus galletitas o chocolatinas correspondientes…

_{Fuente utilizada:}
ECO, Umberto: Historia de las tierras y los lugares legendarios, Lúmen, 2014