Hacemos nuestros sueños, a través de ellos expresamos, sin el rigor de la razón, nuestros sentimientos. Son la vía regia al inconsciente, dijo Sigmund Freud, en consecuencia, en psicoanálisis, constituyen un potente recurso para acceder a las profundidades de nuestra mente. Existen diferentes técnicas para efectuar el análisis y la interpretación de esta personalísima elaboración.

He tomado un sueño mío para mostrar, sucintamente, como podemos descomponer un sueño en sus elementos para, posteriormente, intentar darle interpretación. El calificativo superficial, enunciado en el título, se explica al final del post.

Lo primero es narrar el sueño.

[Fuente](Fotografía de mi archivo personal, editada)

El sueño:

Estoy en un espacio cerrado, una casa grande, o un hotel (en algún momento de este sueño recuerdo haber guardado mi agenda de bolsillo en el receptáculo del mostrador de lo que parece ser una recepción) en la periferia de Cumaná.
Hay un evento, un curso, yo asisto a las presentaciones de los ponentes, tengo la impresión de estar concurriendo a algo relacionado con la atención emocional al público, pero los planteamientos no me convencen, siento que son especulativos, sin sustento teórico, así que estoy emocionalmente alejada.

En el momento en el que termina la presentación comienzo a reunir mis objetos para guardarlos en mi bolso y echo de menos mi billetera y mi agenda de bolsillo. Busco mis objetos insistentemente, voy a una habitación, reviso sobre la cama (es una cama matrimonial) donde recuerdo haberlos puesto en algún momento; no están.

Ahora recuerdo que coloqué la agenda en el mostrador que describí antes. Voy, allí está. Mi billetera no. En la billetera tengo mis documentos, cédula, tarjetas de bancos y algunas notas, repaso mentalmente el contenido de la billetera. Otra gente me ayuda a buscar. Al rato la organizadora (mujer 1) del evento me mira directamente y dice “Voy a buscar en mi bolso , puede que yo misma lo haya puesto allí”. Abre su bolso y saca mi billetera, pero no me la entrega, sino que la revisa antes, saca mi dinero, lo manipula, lo vuelve a colocar y me entrega la billetera. En ese punto decido que debo salir de allí.

[Fuente](Fotografía de mi archivo personal, editada)

Atravieso el espacio, salgo a la calle. Llego a la esquina y veo una larga calle, desconozco el espacio y esa parte de la ciudad, en ese momento me angustio, comienzo a correr, tengo la sensación de que me persiguen, corro más rápido cada vez. Decido que no cruzaré en ninguna calle desconocida, seguiré en línea recta hasta ver espacios reconocibles; las calles pasan a mi lado, como en la perspectiva de un niño pequeño en automóvil, pero tengo conciencia de que corro. Miro una fachada que siempre me gustó en Cumaná.

A continuación, veo movimientos de personas y entro corriendo entre ellas. Les digo que estaba secuestrada, que me persiguen. La gente me mira incrédula. Tres o cuatro personas me preguntan quién soy , digo mi nombre, digo donde trabajé, y a qué me dedico ahora, no me creen. En mis brazos aparecen muchas carpetas . Yo les digo “son los trabajos de mis estudiantes”, La gente los revisa pero no parecen reconocer o poder leer el contenido de los papeles. Yo les digo “es que están en otros idiomas, están en alemán y en francés”, me preguntan si hablo esos idiomas les digo que sí, no parecen escuchar.

Les digo que estuve casada con W, que mi esposo es R. Mi boca está seca y amarga, mi sed se intensifica. Ahora no oigo mi voz, hago señas con las manos indicando que las palabras no salen de mi garganta. Todo es infructuoso, al percatarme de ello, me relajo y miro el entorno.

Estoy en una panadería, al frente hay una venta de verduras, detallo a la mujer (mujer 2) que viene de una venta con cuatro ñames en los brazos, los ha tomado sin pagar, baja la acera y coloca dos ñames en paralelo sobre el pavimento, se sienta sobre ellos y coloca los otros dos sobre su falda, sobre ellos coloca sus brazos.

Otra mujer (mujer 3) viene de la venta (tampoco ha pagado) con vituallas diversas en los brazos, dice que hará una sopa, me pasa al lado, me coloca las manos en la espalda y me dice. “Anotaré el número telefónico de la panadería para ti. “No te preocupes por el pan.” La escucho, inexpresiva, sigo con sed, la mujer regresa con un plato de sopa. Es un potaje oscuro y espeso, como de carne de res, con verduras, “no tiene mucho caldo”, dice, como excusándose, la mujer 3.

Termino de comer en silencio, aún con sed. En ese momento una mujer (mujer 4) (la había visto antes cuando explicaba quién era) me lleva a unos arbustos y me dice: “Entre tus carpetas vi el nombre de la Doctora D.; la llamé y me dijo te conocía, que todo lo que habías dicho de ti era cierto, me dijo que eras como su hermana”.

Ahora la mujer me habla en alemán, me pregunta si escribiría una carta para su nieta. En alemán le respondo que sí, que lo haría con gusto. Despierto con una sensación de tranquilidad, sin saber por qué al rememorar el sueño, al despertar, y al escribirlo, ahora, sonrío.

Cumaná, 30/06/18

Análisis:

Debo comenzar diciendo que es recomendable, al escribir el texto de un sueño, dejar líneas vacías de por medio, para dedicarlas a marcar o relacionar los aspectos del sueño, descritos en la línea anterior, con la interpretación del soñante. Ese proceder, en este medio, es necesario omitirlo, en su lugar resalto los contenidos, según la clasificación que sigue:

Los espacios:

Distingo una sucesión de espacios: al inicio del sueño estoy en un espacio cerrado, luego llego a la esquina y veo una larga calle, después una fachada que siempre me gustó, una panadería, una venta de verduras y, finalmente, un lugar de arbustos.

Las emociones:

• En el primer escenario estoy emocionalmente alejada: en ese mismo espacio comienzo a mostrar preocupación por dos objetos importantes mi billetera y mi agenda de bolsillo. Ante la acción de la organizadora (mujer 1), me siento incómoda y decido que debo salir de allí.
• El segundo escenario importante es una calle larga, frente a la cual se me despiertan sentimientos paranoicos: sensación de que me persiguen, pero decido no perderme; es decir, decido seguir en línea recta hasta un lugar conocido. En ese escenario la sensación de que las calles pasan a mi lado como en la perspectiva de un niño pequeño me indica sentimientos de fragilidad.
• El tercer escenario está indicado por la fachada que siempre me gustó, allí comienza lo reconocible, aparece la gente, la necesidad de hacerme entender. Entre la panadería y la venta de verduras aparecen los demás personajes del sueño, unos odiosos, otros amables para mí. En ese escenario mi boca se vuelve seca y las palabras no salen de mi garganta, es una sensación clara de angustia y de ausencia de empatía de los interlocutores. Un lugar con arbustos, cercano, se convierte en el último escenario del sueño, donde recobro la tranquilidad, con la mujer 4 me siento a gusto.

Los objetos:

Mi billetera, mi agenda de bolsillo, una cama matrimonial, el mostrador del hotel, mi cédula, tarjetas de bancos, mis notas, bolso de la organizadora, mi dinero, una fachada que me gusta, carpetas, cuatro ñames, vituallas diversas, un plato de sopa, la carta.

Los personajes

Ponentes, organizadora (mujer 1), grupo de tres o cuatro personas, mis estudiantes, W. , R., mujer 2, mujer 3, mujer 4, Doctora D., nieta de mujer 4.

Interpretación:

Simbología de espacios, emociones, objetos y personajes:

Como sabemos, los símbolos tienen como característica fundamental la de ser plurívocos, significan según contexto y perspectiva individual. Para la interpretación de los sueños existen diccionarios especializados que pueden brindar guía a la interpretación para una tercera persona, analista o terapeuta, pero en esa interpretación es imprescindible la significación que el soñante adjudica.

En este caso eludiré la consulta a cualquier simbología preestablecida, privilegiando la primera idea relacionada con los diferentes espacios, objetos, emociones y personajes de mi sueño.

Tengo, en este caso, quiero decir, para este sueño, una segunda interpretación que no ofreceré aquí porque constituye una aproximación que pertenece a una realidad muy íntima, por ello he incorporado al título la palabra superficial.

El primer escenario, un espacio cerrado, se presenta en oposición a mis gustos particulares por los espacios abiertos, en ese espacio cerrado privilegio la cortesía con los presentes manteniéndome callada frente a planteamientos que no me parecen (teóricamente) correctos. (Hay en esta actitud una forma de autocensura). A esto se suma la acción de la organizadora al tomar mi billetera y manipular mi dinero. Le encuentro sentido a no querer permanecer allí. Me siento sola, en una situación a la que no le veo provecho.

El segundo escenario me plantea una pregunta ¿Cuál largo camino debo recorrer? ¿Por qué ese camino me produce miedo? ¿Quién me está persiguiendo? Puedo en primera instancia, responder aludiendo al clima político de mi país, me sustento en la simbología de la palabra calle, que describe, en la actualidad, la necesidad de revelarse ante la orden del silencio, la autocensura. En la enumeración de las emociones en mi experiencia onírica mencioné haber visto pasar las calles ante mí, como cuando era niña y viajaba con mis padres en automóvil, es un signo de vulnerabilidad, según lo veo, de incapacidad para resolver sola.

A lo segundo que le doy significación es a mi decisión de no perderme, de mantener el control, “huyendo en línea recta” hasta un lugar reconocible, que, en el sueño, me brindaría seguridad.

Creo que la escena más importante se produce en las cercanías de la panadería que aparece después de la fachada que me gusta. Allí aparecen personajes borrosos con los que no me puedo comunicar y a los que trato de darles evidencias de mi identidad sin éxito. Allí surge la angustia, la sensación de incomprensión, la simbología de la boca seca, una boca que no puede cumplir su función de producir palabras, unas palabras que no salen de la garganta, (una sed básica).

Analizando ese punto encuentro un mensaje: Si no logras lo que quieres, no insistas, relájate, estudia el entorno.

Después de eso aparecen los otros personajes, todos son mujeres. La mujer 2 se me presenta como alguien empoderado, no paga, toma la calle para sentarse sobre dos de sus objetos de poder (en mi sueño aunque sé que son ñames, éstos tienen forma de yucas, formas fálicas, símbolos de poder), los otros dos los cubre con sus brazos, resguardándolos. ¿Quien puede ser esa mujer? Ella no me mira, solo pasa a mi lado, indiferente. La mujer 3 marca el contraste, se muestra empática y bondadosa, me ofrece un alimento, aunque sabe que no me saciará, y me da un mensaje bíblico: No te preocupes por el pan. Yo la oigo inexpresiva, parece que sus palabras no son suficientes, sigo con sed.

Al final del sueño aparece la posibilidad del reconocimiento, la mujer 4, perspicaz, proactiva, ha logrado, por sus medios y recursos, identificarme, abre un espacio personal entre ella y yo, un canal de comunicación a través del idioma alemán, esa mujer me tranquiliza y, al pedirme el favor de escribir una carta para su nieta, me da reconocimiento. Los arbustos, alejados del grupo me transmiten sensación de calma, calidez, complicidad.

Haría falta mayor análisis, incluso para cumplir mi ofrecimiento de un análisis superficial, de esta experiencia onírica.

Faltaría por identificar, simbólicamente, función de las mujeres del sueño, incluyendo a la Dra. D. y a la nieta, aparecidas a través de la imaginación de la mujer 4. Los personajes masculinos W. y R. no necesitan explicación: forman parte de mi historia e identidad así, como la alusión a mis estudiantes.

Rápidamente vemos que se trata en su mayoría de elementos relativos al mantenimiento y reproducción de la vida, en forma de alimentos y símbolos, billetera, dinero, asociados a la capacidad de adquirirlos. En algunos de esos símbolos imágenes y frases aparecen restos de la experiencia en vigilia de días anteriores. Faltaría por analizar más profundamente el significado de los objetos mencionados y de otros, cuya simbología es más intrincada: una cama matrimonial, una fachada, una agenda, una carta…

En general, veo que es un sueño auspicioso porque al final todas las dificultades son vencidas, mi identidad aparece definida y recupero y mantengo el control, me siento capaz de dar, a gusto. El sueño me habla de la existencia de la bondad, expresada en términos religiosos, un poco automática, ritual, como en la mujer 3, y de la solidaridad proactiva, como en la mujer 4; esto ultimo funciona en el sueño como consuelo.

El mensaje del sueño para mi manera de vivir:

Este sueño contiene varios mensajes que acepto revisar para incorporarlos, como líneas de conducta, si fuera el caso:

1. Si no puedo expresar mi opinión me siento en peligro.
2. Decidí seguir en línea recta, no perderme.
3. Si no puedo modificar una experiencia, debo relajarme y analizar el entorno.
4. Cuando despisto a la angustia recupero el control.

Dejo hasta aquí este muy incompleto análisis, espero que este ejercicio les anime a escribir sus sueños, una vez escritos son una potente herramienta para el autoconocimiento. Es necesario prestar atención especial a los sueños repetidos. Recuerden siempre que nuestro inconsciente trabaja siempre a nuestro favor, incluso cuando intenta revelar aspectos que a primera vista parezcan desagradables.

Me despido hasta pronto, pidiéndoles que dejen sus comentarios.

Soy

@gracielaacevedo en