Muchas veces nos sentimos orgullosos cuando le contamos a alguien cuando otro habla mal de èl; tomamos eso como una gran hazaña, como una gran muestra de lealtad y bondad; pero en realidad ¿eso es lo que significa?. Pues no, cuando vi esta imagen, y leí su contenido, entiendo que el hecho de que le contemos a alguien que otra persona estaba hablando mal de ella, no nos hace mejores y mucho menos nos hace leales. Porque si esa persona tuvo y sintió la confianza de hablar mal de equis persona delante de nosotros es porque así se lo permitimos y en el fondo también sentimos algo en contra de esa otra persona.

Cuando de verdad te importa alguien y quieres ayudarlo, lo más sano es darle un parado a eso, cuando alguien venga a ti, a querer hablarte mal de otro; frenalo amablemente, educadamente dale un stock, y hazle entender o aconsejalo de que lo más correcto es ir con la persona en cuestión y enfrentar el problema. Si nosotros como personas entendiéramos eso y lo practiquemos, tal vez no habría tantos enemigos, tal vez nos comprendieramos más, tal vez no hubieran tantas amistades rotas, tal vez y solo tal vez, fuéramos mejores personas. Cuando no busquemos el error del otro para señalar y etiquetarlo, cuando no solo estemos pendiente de destruir al prójimo, sino de ser apoyo en vez de tropiezo, guia en vez de desvío, luz en vez de oscuridad, críticos constructivos en vez de críticos destructivos.

A todos sin ser yo la excepción, nos gusta el chisme, nos gusta cuando llega la prima, la hermana, la cuñada, la comadre, la vecina, hasta firulai y nos comenta algo que pasó en el barrio, en la otra cuadra o hasta en otro país. Siempre estamos en la expectativa y con la intriga por delante; nos gozamos muchas veces de las cosas malas o buenas que le hayan pasado a equis persona, asi como tambien nos lamentamos, compadecemos y hasta sufrimos por cosas que también hayan pasado.