Poema # 94 – Ensalada

Tengo la mala intención,
y un exceso de tu morbo.
Por eso quiero en gourmet
en ti, saborearlo todo.

Comenzar en tus mejillas;
que esconden dulces arándanos.
Y que los arándanos se convierten,
en azúcar; entre mis labios.

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Las ciruelas en tus ojos,
son mermeladas en leña.
Que se apagan con mi boca
y se prenden con tu hoguera.

Tus labios de toronjita,
como gajos me refrescan.
Y eres ácida para limpiarme,
Y para elevar mis defensas.

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La lengua de tu secreto,
es como la menta nueva.
Me va puliendo el aliento
va renovando mi esencia.

Tu cuello es caña dulce,
que al morderlo, me segrega:
Jugo que sabe a melao;
a melao sabes, morena.

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Te voy tomando por las ramas
para robarte la sombra.
Tus hombros son un follaje,
que me atrapa y me arropa.

Néctar de tus melones,
jugando con mi nariz.
Del par que hallo en tu pecho,
no me puedo resistir.

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Voy bajando al paraíso;
probando miel y mostaza.
En este banquete frutal,
mi paladar, no se escapa.

Voy a descubrir cerezas;
que en tu ombligo amenazan.
Deben saber igual de ricas;
Que confites de guayaba.

En el Edén prometido,
me lameré tu manzana.
me morderé tu frutilla,
hasta desmonorarla.

Las sandías en tus piernas
blanquitas, las pondré rojas.
Mis mordiscos las pintará:
Patillas llenas de euforia.

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Y como volteamos las hojas,
quiero voltear tu cintura,
y como dije en los mangos:
¡Quisiera comer tus pulpas!

Es la línea de tu espalda;
manzana y ginebra pura.
Para embriagarme de tu mora,
con Duraznos, lulos y uvas.

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Ya servida está la mesa,
preparamos la ensalada.
El hambre de amar y tenernos;
es hasta comernos el alma.

Es el principio de un banquete
en esta velada privada.
Aún faltan para saciarnos:
Miles de frutas innombradas.

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