The Adventures of the American Rabbit es una película que alegró mi niñez
Por el lejano 1987 estaba yo en mi casa con una nueva película animada que había alquilado para ver ese día, encendí el televisor y el betamax, metí la película y le di a "play". Lo que vi fueron los créditos de la película, alguien se le olvido rebobinar la película. así que utilice el rebobinador con forma de carro y de nuevo "Play".
La película se llama The Adventures of the American Rabbit (a.k.a. "Las aventuras de Super Conejo" en español), estrenada en 1986 y dirigida por el famoso Nobutaka Nishizawa y Fred Wolf y se basaron en el personaje creado por Stewart Moskowitz. Es obvio que no conocía a estos hombres de bien, yo solo estaba disfrutando de una comiquita.
Como dije antes, es una película animada que sigue la historia de un conejo normal que obtiene super poderes con los cuales salva el día y protege a otros animales de la ciudad. Por supuesto el Super Conejo calca casi en su totalidad a Superman, solo que destaca es su transformación: Patines y una bandera de Estados Unidos es su traje.
Sé que dirán que la película es una propaganda pro americana y que con esto manipulaban a los niños del mundo, pero no es así, es una película común y corriente, con un guion que hace agua por todos lados y que un niño jamás vería. Por lo de propaganda no creo que lo sea porque yo en mi niñez era demasiado infuenciable y créanme que The Adventures of the American Rabbit no me hizo nada de nada.
Pero lo que sí hizo la película es potenciar mi imaginación, pensaba que si corría muy fuerte podía transformarme y así obtener super poderes. No tenía patines, nunca los tuve así que lo que me quedaba era correr.
Corría por todos lados y lo más fuerte que podía con la ilusión de obtener esos super poderes. Pero nada sucedía, la razón era que me hacía falta más velocidad.
Llevé esto por un buen tiempo, corría por las calles de mi ciudad esquivando a las personas en la acera. Al final nunca logré obtener los super poderes que soñaba pero si obtuve una piernas de campeonato y alcanzaba buena velocidad al correr.
Y allí quedo la cosa, nunca participe en carreras para aprovechar lo que había obtenido. Pero si tuve una infancia hermosa mientras duró la ilusión que me había regalado The Adventures of the American Rabbit.
Además también aprendí que mientras más corro los problemas y pesares no pueden alcanzarme, solo que ahora no lo hago ya y vivo sumido en ellos, carentes de ilusión y sueños.
Escribo esto añorando esa niñez tan calidad y tan viva en contraste a la adultez que he obtenido.