A pesar de ser colombiano, he vivido afuera de este increíble país una buena parte de toda mi vida debido al trabajo de mi papá. He vivido en todos los continentes excepto Australia y conocido muchas costumbres, culturas e idiomas. Llegue a Colombia cuando tenía como 13 años y desde entonces me quede ahí. Estudié en un excelente colegio y luego seguí a estudiar Ingeniería Mecánica e Ingeniería Industrial en la mejor universidad del país.

Durante toda mi carrera universitaria siempre tuve esa sensación de que quería volver a irme del país a explorar, conocer y tratar de entender un poco sobre el camino que quería recorrer durante mi vida. Y así fue durante varios años… Solo una sensación. Pasó el tiempo y me gradúe de Ingeniería Mecánica, deje de estudiar un año e hice una práctica empresarial.

Hacia el final de mi práctica y gracias a mi papá descubrí algo que cambio toda mi mentalidad. Todo empezó un día que salí del trabajo a almorzar con él y me mencionó un tema que había escuchado antes pero que nunca le había puesto atención; Una idea loca de dinero virtual, un tema revolucionario creado por Satoshi Nakamoto (una ¿persona?, un ¿Grupo?), me hablo de Bitcoin. El tema me quedo sonando a tal punto en la cabeza que cuando volví a la oficina solo podía pensar en eso, llegué a mi casa y solo pensaba en eso. Tal fue mi obsesión que al siguiente día ya me había leído todo sobre esta supuesta cryptomoneda, ya mi mente se había obsesionado y apasionado con este tema… quería tener Bitcoin.

Unos días pasaron, volví a almorzar con mi papá y le mencioné que quería comprar Bitcoin. Entusiasmado me ayudó a buscar como podíamos hacer para comprar un pedazo de este Oro virtual. Fue tal nuestra dedicación que al cabo de un par de horas tenía 0.16 Bitcoin en mi billetera virtual (¡Cuando costaba 700 dólares!). Pero la historia no acaba ahí. Así como cualquier obsesión, como cualquier vicio, quería más. ¡MÁS! Y ¡MÁS! Y me puse el objetivo de ir comprando de a poquitos hasta que tuviera un Bitcoin completo.

Continúe trabajando y al final de cada mes que me entraba mi pago salarial, dedicaba una fracción de este para comprar un poco más. Y poquito a poquito para cuando termine mi año de practica laboral había logrado tener 1 Bitcoin completo. Mi orgullo. Mi felicidad de haber llegado a mi objetivo ¡era inigualable! Tuve a toda mi familia y amigos cansados porque era el único tema del que hablaba. Y así me quede un par de meses, con mi hermoso Bitcoin, viendo como subía y bajaba de precio, subía y bajaba.

Mi cryptomoneda siempre la tuve en una billetera virtual en mi celular hasta que quise guardarla en el computador y empecé a buscar otras opciones. Me puse a investigar y llegué a una billetera para el computador llamada Exodus. Y ¡BOOM! fue así de simple que me entere que Bitcoin era solo una de las múltiples cryptomonedas que existen en el mundo, y a pesar de ser la más conocida e importante, existen otras, con tecnologías también muy interesantes por detrás.

Exodus me permitía cambiar Bitcoin por otro tipo de monedas y debido al cambio de precio de esas otras monedas era posible tener más Bitcoin (y por supuesto menos también) sin tener que comprar más! Entonces este fue mi nuevo objetivo, crecer la cantidad de Bitcoin que tenía, PERO, sin invertir más plata en este.

A medida que sucedía todo esto, volví a entrar a la universidad a continuar mi carrera de Ingeniería Industrial. Y entre más pasaba el tiempo y más me acercaba a la fecha de terminación de la carrera, esa leve sensación que había sentido de querer irme del país se volvía cada vez más fuerte. Le comenté a mis papas que me quería ir para Alemania y después de pensarlo unos días accedieron y me regalaron el tiquete de ida para Europa. El problema era que mis ahorros no alcanzaban para que me fuera a vivir por fuera del país tranquilamente y acá es donde las cryptomonedas me ayudaron a cumplir este deseo que tenía.

Estábamos en abril y tenía un vuelo para Frankfurt en 3 meses… Tenía 3 meses para acumular la mayor cantidad de Bitcoin posible para poder viajar tranquilo. Y así fue, dedique la mayoría de mi tiempo a hacer trading entre diferentes monedas virtuales para ir acumulando y acumulando. Cada vez que hacia grandes ganancias sacaba una parte a efectivo y seguía invirtiendo el resto. Después de 3 meses había logrado sacar toda mi inversión inicial, saque también lo suficiente para vivir en Alemania unos meses y además seguía teniendo un poco de cryptomonedas para seguir invirtiendo. ¡LO HABÍA LOGRADO! Gracias a la tecnología había logrado tener suficiente capital para irme a hacer lo que quería, conocer Alemania y vivir por fuera de Colombia.

Con toda esta experiencia me di cuenta que hoy en día la tecnología nos ha abierto la puerta a un mundo increíble en donde la cantidad de formas que existen para hacer dinero es innumerable, donde todos pueden encontrar algo que les gusté hacer y efectivamente vivir de eso. Las cryptomonedas están cambiando mi vida y estoy seguro que así seguirá siendo por muchos años más!

SALUDOS DESDE MUNICH, ALEMANIA!