Transformar la adversidad en una oportunidad de vida ... a manera de reflexión
Al amanecer, después de dar gracias a Dios por el nuevo día, por la nueva oportunidad de vivir, por la nueva oportunidad de transformar mi hacer y por esa nueva posibilidad para crecer como ser humano. De inmediato, hago mis oraciones, reviso mis redes sociales, respondo correos, publico algunas informaciones y actualizo estados. Luego de todas estas actividades me voy a mi cocina a preparar un exquisito café e inicio mi recorrido, degustando mi café, por el patio y el jardín de mi casa.
En ese ir y venir del recorrido mañanero pude observar que estaba creciendo en una zona debajo de mi árbol de mango , una plantita. Es una nueva planta de mango. Lo crucial es que esta nueva planta creció en una zona donde están unos escombros, en espera de ser trasladados. Esta nueva planta creció en condiciones adversas. En este sitio no hay una cobertura vegetal ni mucho menos un colchón orgánico. Sin embargo, este nuevo ser vivo logró en el sustrato subyacente crecer y abrirse paso a la superficie, en condiciones inhóspitas. Observo a la planta y puedo ver cómo en la cotidianidad algunos seres humanos tenemos que transformar nuestra adversidad en una nueva oportunidad para poder vivir.
Tomando en cuenta mi caso, cada vez que he estado en situaciones que me han alejado de la meta a lograr, que me han debilitado financieramente e incluso han podido disminuir mi salud, he tenido que transformar la adversidad en una nueva oportunidad. Cuando se han gestado esas situaciones he tenido un pensamiento firme: "No voy a vivir de la queja ni voy a dedicarme a decir, ¿por qué me ocurre esto a mí? Voy a evaluar lo que está pasando, lo que acontece; para lograr entender el aprendizaje de lo que estoy viviendo.
Es así como cada vez que enfrento una situación adversa he logrado transformarla en una nueva oportunidad. Les puedo asegurar que no ha sido fácil el camino recorrido. De hecho, ha sido complejo e incluso algunas veces muy divertido. Porque cuando logramos resolver nuestros problemas, por mas adversos que sean, la sonrisa en nuestra cara es como un Sol radiante. Les digo que la alegría no se puede esconder. La felicidad no se puede disimular. En ese contexto tengo siempre la certeza de poder transformar mi hacer para lograr propósitos y llegar a la meta planteada.
Pudieran decirme que no es fácil para algunas personas. Sin embargo, puedo decir que sí, sé que no es fácil. Hay que ser disciplinado, asumir la constancia como hábito, ser tolerante, respetuoso de las dinámicas de las demás personas y conocer nuestro entorno. Además debemos abrirnos al conocimiento y a la comprensión de todo cuanto hacemos. Responsabilizarnos de lo que hacemos y entender que cada acción que hagamos va a generar una consecuencia, y esa, esa es la vida, con su dinámica diaria, cambios permanentes a los que debemos estar preparados para adaptarnos. Los procesos de adaptación son algunas veces complejos; sin embargo, se requieren para lograr integrarnos en esa esfera cambiante que es nuestra vida diaria.
Agradecida a Dios porque he podido salir victoriosa de muchas de mis batallas. He logrado el aprendizaje y he podido asumir, lo que se veía en un momento dado, como un problema sin solución, he logrado transformarlo además de una nueva experiencia en una nueva oportunidad de vida.
Esa planta de mango me hizo recordar algunos dieguitos de mi abuela, que han logrado crecer en grietas y hasta en la pared. En esos ejemplos debemos de aferrarnos y tener bien claro que en las adversidades siempre hay oportunidades solo que se encuentra nublas por encontrarnos tan estrecho en dicho momento, debemos creer en nosotros mismos y lograr materializar esa oportunidad por muy pequeña que sea. Tu reflexión llega al alma, vamos, sigamos luchando por un mejor amanecer, todos nos lo merecemos.
Gracias por visitar mi blog @crisangel. La imagen traduce lo que es capaz de hacer un ser vivo que después de adaptarse a las condiciones, transforma la adversidad y finalmente, vive.
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