NARRATIVA "ASI FUE" PRIMERA PARTE

in #q7 years ago (edited)

¿Porque me he decidido a escribir ésto?
No lo se
Tal vez porque ésta intención de escribir que es algo que no entiendo del todo, culmine la inmensa serie de actos, hechos y palabras que durante mi existencia no acabé de entender, pero que de algún modo allí están formando parte del gran rompecabezas de mi vida.
Tal vez porque íntimamente busque a alguien que pudiera entender lo que yo no pude y que al final de la lectura pueda decir una oración o proferir una maldición. Finalmente, cualquiera de las dos es bienvenida.

MI LLEGADA

El embarazo, ése idílico acontecimiento se presentó de manera sorpresiva cuando mi madre contaba con 45 años de edad. La última de las 5 hijas que había tenido contaba en ésa fecha con 17 años y la verdad de las cosas saberse embarazada a esas alturas, no le resultó para nada gracioso.
Mi padre por su parte estaba feliz. No perdía la esperanza de tener un hijo varón que le garantizara el curso de su apellido, así que cuando se enteró de una nueva oportunidad cuando ya nadie lo esperaba se llenó de orgullo y esperanza.
Albañil de profesión, a sus 48 años de edad se mantenía más que en forma. Alto, moreno, esbelto, fuerte y nervudo con una cara simpática y hermosos ojos casi verdes, asi como una abundante entrecana cabellera, era motivo de orgullo y satisfacción de mi madre, pero a la vez también de celos, desconfianza y en cierta medida envidia, porque además del buen fisico, mi padre tenía un excelente carácter. El buen humor y la buena disposición fueron siempre motivo de admiración de quienes le conocían y de alarma de mi madre , pues no le pasaban desapercibidas las muy diversas manifestaciones de coqueteria que las vecinas, amigas y una que otra comadre le hacían a mi padre, quién ante ésto correspondia en forma muy moderada según me han contado. Jamás se le conoció lío de faldas aunque nunca nadie metió las manos al fuego por su rectitud y moralidad.
Mi madre por su parte era diferente.
Dedicada por siempre a las labores del hogar y con el antecedente de 7 embarazos de los cuales había perdido 2, brindó a todas sus hijas cuidados extremos criándolos con un estilo de sobreprotección que siempre fue motivo de disgustos con mi padre quién terminó cediendo considerando que finalmente a quién correspondía entenderse de la educación de las muchachas era a ella, ya que él sólo procuraba que no les faltara lo necesario para vivir pasándola.
Sin embargo algo sucedió conmigo. Aquella ternura y extrema dedicación materna se hizo a un lado para dar paso a un sentimiento de rechazo absoluto a mi presencia.
Confirmado el embarazo, de inmediato mi madre acudio con la comadrona del pueblo para solicitar brebajes y enseñanza de maniobras que consiguieran el desalojo de un servidor de su matriz.
Pronto empezó a tomar hierbas combinadas buscando que la matriz expulsara su contenido pero no hubo éxito en ése sentido y si un cuadro de intensa diarrea y vómito que obligó a consultar con un médico que fue quién informó a mi padre de mi presencia, al tiempo que le hacía saber el origen de la enfermedad de mi madre.
Feliz por una parte y enojado por otra, todo atufado compró las medicinas prescritas y llevándola a la casa la puso en su lugar aclarándole, que si las hierbas que tomó me hacían daño o abortaba la iba a dejar para siempre. A fuerza de presionarla se enteró de la visita de mi madre a la curandera y ni tardo ni perezoso se apersonó en la casa de ésta.
¿Esta Matildona? preguntó a unos niños que jugaban a la puerta de la casa.
"Si Abelardo, ¿Quiere que le hable?
"Por favor- contestó mi padre..
El niño entró en la casa gritando y al poco tiempo se presentó la curandera, gorda, sonriente y mal oliente como siempre. "Que Abelardo, ¿ya salió?
"Ni salió ni va a salir-contestó enojado mi padre- y vengo a decirle que San Juana está muy mala, que la tuve que llevar al doctor y que si algo le pasa, a usted la voy a meter al bote. Le advierto que no quiero saber que vuelve a verla ni aunque ella se lo pida. ¿Me entendió?
Sin esperar respuesta alguna dio media vuelta y se dirigió a la casa dejando con un gesto de extrañeza y enojo a la mujer.
Recogiendo sus herramientas para el trabajo dejó a mi madre acostada y durmiendo y ya no la molestó, pero al regreso hablaría seriamente con ella -pensó- nomás eso me faltaba.
Mi madre no estaba dormida, aparentó estarlo porque no quería discutir con su viejo.
El médico había atrasado las cosas diciéndole lo del embarazo, lo que en realidad no le interesaba mucho. Ella ya había tomado su decisión y así habría de ser se enojara quién se enojara. La del paquete era ella-pensaba- nadie iba a sufrir el embarazo ni lo del parto más que ella. Nadie iba a arriesgar su vida mas que ella. A nadie le importaba lo que pasara mas que a ella.. Era su vida y era su cuerpo. Era su obligación de cuidar a sus otras muchachas.
Todo era de ella, asi pues, ella sería la que decidiera y ya lo había hecho.
El malestar general era intenso. Gran debilidad le afectaba y se sentía un poco atontada pero recordaba bien lo que había dicho la comadrona.
"Aviéntate brincos de la cama al piso, dáte de sentones, si tienes modo ponte a correr y si las hierbas y ésto no jala, ven a verme"
"En cuanto pueda lo haré-se dijo- y se quedó dormida.
Al día siguiente se sintió mejor. Despertando se dio cuanta de que no sintió a que hora llegó su viejo ni tampoco ahorita a que hora se fue.. Su hija mas chica y la única que le quedaba soltera y viviendo con ellos-Fátima- trabajaba en la tortillería del pueblo y también ya había salido, asi pues se encontraba sola.
Aún mareada por la enfermedad, se levantó y de inmediato en la cocina se preparo uno de los brebajes que le indicó Matildona. Haciendo gestos varios por lo amargo lo bebió y se metió al baño. Encerrada como si alguien la fuera a ver y sentada en el piso de cemento empezó a darse de sentones una y otra vez, cada vez mas fuerte, siguiendo hasta que ya no aguantaba el dolor de las posaderas. Como pudo se levantó y se fue a la cama. Subiéndose y de pie comenzo a brincar de lo alto de la cama al piso, una y otra vez hasta que la debilidad y el cansancio hicieron que en el último salto cayera mal lastimándose un tobillo lo que le produjo un gran dolor y rápida inflamación que la obligó a recostarse pues no podía caminar.
Lloraba de rabia y maldecía su suerte y a la cosa que le crecía en la panza y juraba entre sollozos y gritos que no lo tendría. Pronto el brebaje hizo uno de sus efectos y le dieron urgentes ganas de "hacer". Como no podía caminar, se bajó de la cama y a gatas se dirigió al baño. Con gran esfuerzo llegó e intentó sentarse en el excusado, pero antes de que lo consiguiera las ganas le ganaron y se hizo en los calzones batiéndose toda.
Batida en su propia cosa, con el tobillo hinchado y adolorido y la cara bañada en lágrimas de dolor y rabia, me maldijo de mil formas y en lo máximo de su rabia comenzó a golpearse el vientre con los puños de una manera frenética y lanzando insultos a cada impacto. Finalmente se cansó. Con lentitud y sollozando se quitó la ropa e hincada en el suelo alcanzó a abrir la llave de la regadera y se comenzó a lavar toda. Al pasar sus enjabonadas manos por su vientre hizo un gesto de dolor pudiendo apreciar la piel enrojecida de tanto golpe, pero ni lo notaba crecido ni sentía bulto alguno. Luego se aseo las pompas sintiendo agradable la sobada porque estaban muy adoloridas- y a penas comienzo pensó- y en ése momento se juró que ya no lloraría, se dijo que yo no valía ni una de sus lágrimas y que si finalmente no conseguía abortar y yo nacía me arrepentiría por siempre de haberlo hecho. Mucho tiempo después asi fue.
Pasaron los días y las semanas y no obtenia resultado alguno. Yo seguía terco a seguir adentro y ella terca a sacarme a como diera lugar.
Cuando cumplió dos meses de embarazo y ya desesperada acudió de nuevo con Matildona.
"Ni las hierbas, ni los golpes ni nada saca a la condenada cria, vengo a que me dé o me haga algo mas fuerte porque ésto sigue creciendo y después ya no se va a poder"
Matildona muy serie la veia mientras pensaba en la visita de mi padre. Finalmente le dijo que no. Mi madre no lo podía creer.
¿Pero porque no si usted ya sabe que le voy a pagar bien?
"Porque me vino a ver su viejo y me dijo muy claro que si la vuelvo a atender me mete al bote cuando menos. Yo no quiero problemas con él porque es muy arrebatado y capaz de que hasta me golpea. Mejor vea por otro lado porque lo que usted necesita es algo ya mas peligroso y si algo sale mal ya me imagino a su viejo,".
¿A quién acudir? pensó mi madre. En el pueblo se conocía solo a Matildona como curandera.
¿A quién diablos preguntarle?
Triste y desolada regresó a la casa pensando que tal vez lo que necesitaba era los mismos golpes pero más fuertes y seguidos. De éste modo planeó su siguiente paso.
Mi padre dedicado a su trabajo laboraba de sol a sol y llegaba ya tarde cansado, asoleado y hambriento, asi que en cuanto se bañaba comía y se salía al porche a fumarse el único cigarrillo del dia. Descansaba y pensaba que San Juana su mujer se estaba portando bien. Después del susto inicial del embarazo, se había calmado y ahora hasta mas dulce y acomedida la veía. ¡Como cambiaba a las viejas el embarazo!
Por otra parte, "estar" con ella ni pensarlo. Deseaba intensamente un muchacho y no sería por culpa de su calentura que algo malo pasara.
Soñaba con su niño. Ya se veía jugando con él beis o llevándolo a las fiestas del pueblo para que todos lo vieran. No se decidía que nombre le pondría, si el suyo, el de su padre o el del padrino. Sonreía y al verlo San Juana por la puerta o la ventana pensaba que se estaba volviendo loco y todo por esa criatura.
Unos días después, mi madre le pidió a mi padre que subiera el hilo de los tendederos pues ya la ropa arrastraba y se ensuciaba. Mi viejo ni tardo ni perezoso tensó los mecates hasta una altura que a su criterio era suficiente. Hizo exactamente lo que mi madre pensó. Tensó los hilos de acuerdo a su talla que era bastante mayor que la de ella, quedando del alto que convenía a sus planes. Nadie podría culparla de nada. Si algo sucedía sería un accidente consecuencia de lo alto que mi padre dejó el tendedero.
En los días siguientes se puso a lavar ropa. Lavaba hasta la que tenía limpia. Se la pasaba en el lavadero a talle y talle y en cada tallada estrellaba el vientre con el lavadero mismo.
No conforme con eso, para tender la ropa ponía una tina grande con el fondo para arriba y se subía para colgarla, brincando después dejando caer todo el peso de una forma brutal. A cada golpe en el lavadero y a cada brinco rezaba a cuanto santo conocía pidiendo el milagro que ya ellos sabían. Así lo hizo muchos días pero no pasaba nada y eso la enfurecía y la llevaba a idear cosas cada vez mas fuertes.
Su último desesperado intento lo llevó a cabo cuando asustada se dio cuenta que ya tenía tres meses pasaditos de embarazo. Era su ultima oportunidad.
Como de costumbre se puso a lavar y a golpearse el vientre en el lavadero, pero luego,, parada sobre la tina al tender la ropa cargaba su peso en un solo lado y terminaba ladeando la tina hasta que finalmente caía con todo su peso en la tierra y piedras del corral donde se tendia. Cayó muchas veces. A fuerza de terquedad, dolor y lágrimas, caía se levantaba, lavaba, tendía y volvía a caer. Asi una y otra vez toda la mañana y parte de la tarde.
Calculando que iba a llegar mi padre, se baño y vistió para recibirlo como todos los días, pero ahora no salió a recibirlo. Apenas se podía mover.
Sobreponiéndose al dolor y pidiéndole a Dios que mi padre pronto se saliera a fumarse su cigarro, le sirvió la merienda.
Durante 5 días hizo lo mismo. No tenía punto sano pero no quitaba el dedo del renglón.
Por fin una mañana descubrió manchas de sangre en su ropa interior y se sintió feliz.¡Ya viene! ¡ya viene! pensaba llena de felicidad. "Le falta un empujoncito y ya estuvo".
Ese día fué el peor.
Habiendo al fin visto algo de esperanza, ese día realizó sus golpes, brincos y caídas con mayor entusiasmo y terminó en forma increíble con un gran sentón lanzándose desde la tina. El golpe fue terrible. Sofocada y con un inmenso dolor en las pompas empezó a sentir hormigueo y calambres en las piernas y aunque con sacrificio pudo levantarse y dar algunos pasos no consiguió entrar a la casa y quedó caída y desmayada en el corral.
Fátima quién iba a mediodía a la casa a recoger su lonche fue quién la encontró. No quiso tocarla, ni siquiera se acercó pues pensaba que estaba muerta.
Loca de espanto corrió las tres cuadras que la separaban de donde estaba mi padre y agitada y con el habla entrecortada lo puso al tanto de lo que había visto.
Abelardo pronto llegó junto a mi madre. Temeroso y con muchas interrogantes encima le pasó el brazo bajo los hombros y la levantó un poco. Ella gimió y mi padre se sintió aliviado. Estaba viva.
La levantó en brazos y la llevó a la cama donde la depositó con cuidado ya que ella continuaba quejándose. Fátima con un trapo mojado le limpió la cara mientras mi padre salía corriendo.
Matildona no quería salir. En cuanto supo que se trataba de Abelardo se metió hasta lo profundo del corral de su casa donde se negaba a moverse.
Seguro algo malo había pasado y el viejo venía a cobrárselas.
Mi padre desesperado y al ver que la vieja no salía se metió a la casa y la buscó por todos lados hasta que la encontró escondida atrás del trochil de los marranos.
"Urge que venga a mi casa, la San juana está desmayada y no se mueve nadita. Por favor Matildona, ahorita necesito de su ayuda" La mujer al escucharlo en tono de súplica se levantó orgullosa. "Pos no que no querías ni verme Abelardo. Ya ves cuando menos lo piensa uno las cosas se ofrecen. Voy a ir pero te va a costar más. ¿Estás de acuerdo?
Ahorcado mi padre aceptó de inmediato.
Pronto llegaron a la casa y la vieja examinó a mi madre dándose cuenta de que tenía un fuerte golpe en la parte mas baja de la espalda.
"Tiene un fuerte golpe en el huesito caquero, a lo mejor se cayó y se le rompió y por eso esta así y no puede caminar bien. Pónle estos fomentos pa que desinflame y se mejore mas pronto, pero no debe levantarse ni menos caminar. Tiene que estar acostada.
A ver tú -Fátima- que la encontraste ¿Donde estaba tirada?." Fátima la llevó y al ver el cuadro se rascó la cabeza y dirigiéndose a mi padre le dijo "Ya ni la friegas Abelardo, es claro que se cayó cuando tendía la ropa. Mira nada más que altotes los tendederos, tu se los haz de haber puesto y ella pa no molestarte se tuvo que subir a ésa tina y allí se cayó. Santo trancazo que se dio. Pobre Sanjuana.
A mi padre se le cayo el alma al suelo. Por su culpa su mujer se había lastimado y nomás faltaba que se afectara el muchacho. Todo apachurrado bajó la cabeza y con paso cansado siguió a las mujeres.
Pendejo...........................Soy un pendejo, se repetía una y otra vez.

Como mi madre no se podía atender y había que estar al pendiente Fátima pidió permiso en su trabajo y la cuidó las dos semanas que estuvo en cama.
A pesar de que se recuperaba bien y de que ya empezaba a caminar la veían triste y apesadumbrada. Y es que con el reposo obligatorio el sangrado se paró y ella perdió toda esperanza. Yo había ganado y eso no me lo perdonaría nunca.
Cuando cumplió 6 Meses y ya luciendo su panza hubo un acontecimiento de esos que de vez en cuando sucedían en el pueblo. Llegó un vendedor de cosas con una camioneta y un sonido con el que anunciaba su mercancía. Era Domingo y mi padre salió de inmediato al encuentro de la camioneta. Se le vio platicando con el chofer y volvió a la casa sin haber comprado nada.
A la hora de la comida le dijo a mi madre que se alistara pues al día siguiente irían con el vendedor al pueblo donde verían a un doctor para que la checara. Mi madre simplemente asintió pero íntimamente tenia sentimientos encontrados pues por un lado le parecía bien salir de San Toña y ver cosas diferentes pero por otro le inquietaba el chequeo y más le incomodaba que el doctor les iba a decir que estaba muy bien la "cosa" que ella nunca aceptaria de buena gana. Si me iba a tener lo iba a hacer pórque así tenía que ser, no porque ella lo deseara.
Al día siguiente partieron,llegaron al pueblo y preguntando por un doctor de señoras dieron con uno que la checó y hasta fotos me tomó poniéndo un aparato sobre la panza de mi madre.
El dictámen del médico fue el que mi madre esperaba "Todo está muy bien, el desarrollo es correcto y usted se aliviará mas o menos en la segunda quincena de Diciembre.
Mi padre se relajó y se sintió aliviado, pues después de todo el porrazo que se dio por su culpa no había tenido consecuencias serias.
Ya para salir, el doctor detuvo a mi padre y lo felicitó "Va a tener usted un hijo muy sano y seguramente crecerá tan alto y fuerte como usted" mi padre abrió la boca sorprendido ¿Un hijo doctor?. "Si Don Abelardo, un varón bien hecho y bien fuerte, un machito señor, un machito."
Mi padre se sintió loco de alegría. Emociones muchas enturbiaban su pensamiento y alegraban como nunca su alma. Sentía que su corazón en cada movimiento le repetía, un machito, un machito.
Sonriente tomó del brazo a su mujer y salió a la calle que sucia y ruidosa le pareció maravillosa. Diciembre-pensaba-Diciembre.
Envuelto en un denso humo de felicidad regresaron al pueblo en donde mal dejó a mi madre en la casa, tomó las fotos que me hicieron y se fue a sentar en una banca de la placita del pueblo.
Agradable como era y conocido por todos pronto se acercaron y conocieron la noticia, misma que se esparció a gran velocidad de modo que en un rato los 360 habitantes de San Toña sabían de mi próximo nacimiento.
Por la tarde llego a la casa Rutilo que era el ayudante de mi papá a quién en el pueblo conocían como el chalán. Rutilo no era del pueblo, pero allí vivía. Llegó años atrás con una cuadrilla de trabajadores del gobierno a construir la escuela y desde entonces se quedó..
En cuanto mi padre lo vio nada mas le dijo "Espérame tantito" y se metió a la casa. Buscó debajo de su cama sus botas de domingo y con una navaja empezó a desprenderle el tacón a una de ellas. Mi madre lo observaba intrigada.
Cuando consiguió quitarlo, para sorpresa de mi madre sacó un fajo de dinero y se lo guardó, salió a donde Rutilo y simplemente dijo "Ahorita vengo".
No volvió en todo el día ni en toda la noche.
Al día siguiente mi madre alarmada por su ausencia-algo que nunca había sucedido- acudió a la construcción donde trabajaba y le informaron que ni él ni su chalán se habían presentado a trabajar desde un día antes.
De regreso a la casa una acomedida vecina le comentó que los dos estaban en la cantina del pueblo tome y tome y que mi padre se la pasaba presumiendo de su muy próximo hijo.
Mi madre no podía hacer nada. Era bien sabido que a un sitio de esos una mujer no podía acercarse ni por equivocación. Enojada pero mas tranquila se mantuvo en casa y esperó. Pasó otro día y otra noche y nada. Fue de nuevo a la obra y mi padre tampoco se había presentado, entonces rompiendo todas las costumbres se presentó en la cantina pidiendo hablar con él. El dueño del lugar salió y le supo decir que mi padre no se encontraba allí. "Anoche se echó la última y se fue" Dijo que iba a seguirla en la ciudad y de paso a comprarle algún juguete a su hijo" Mi madre dio las gracias y se fue a encerrar a la casa esperar.
A la semana, vio al Jefe de Cuartel de San Toña para pedirle ayuda, éste le aviso a la policía y pronto el pueblo se inundó de polis unos con cachucha, otros con sombrero y otros con la cabeza pelona. Llegaron en camionetas y revisaron todo el pueblo, casa por casa hasta los corrales. Detuvieron a Rutilo un rato y luego lo soltaron, asustaron a toda la gente y al final uno de ellos le informo a mi madre que no lo hallaron, que seguirían las investigaciones en la ciudad ya que les decían se había ido para allá y que en cuanto supieran algo se lo dirían,.
Mi madre quedo desolada, dio las gracias y de nuevo se encerró en su cuarto y lloró y maldijo y juró que ahora si me iba a tener para cobrarme todo el daño que le había hecho "Vas a saber infeliz quién soy yo-gritaba- vas a pagar con lágrimas de sangre cada una de las que yo he echado por tu culpa, vas a sentir mil veces el dolor que yo siento y mientras viva te haré arrepentirte de haber llegado a nuestra vida, nuestra vida que tú y solo tú viniste a descomponer, porque todo cambió para mal por ti maldito, por ti" Se tiraba al piso y allí se quedaba llorando. Mi padre no volvió.
A las tres semanas de que se fue se puso de luto y mandó colgar un moño negro en la puerta de la casa. Lo dió por muerto. Fátima la veía, lloraba y obedecía. Mi madre estaba como loca y Fátima dejó de trabajar.
Un Viernes se presentó Rutilo ya parpadeando el día. Iba a despedirse porque se largaba para la ciudad "pos las cosas aquí han cambiado mucho y la gente ya no me ve bien y hasta hay quienes creen que yo tuve que ver con la ida del maistro Abelardo, pero no fue así. Como quiera si yo me lo topo por allá se lo traigo o le aviso donde se halla". Mi madre escuchó, dio media vuelta y volvió a su encierro. Odiaba a Rutilo por sonsacador y ahora hasta miedoso.
Seguro él tuvo algo que ver en todo esto-pensaba- y ojalá le fuera bien mal pues no merecía otra cosa.

Sin la entrada de mi padre a la casa, las cosas se pusieron muy difíciles. Se empezó a vender todo incluyendo la herramienta de mi padre, muebles, pájaros y todo lo que no fuera indispensable. Luego a Fátima se le ocurrió vender gorditas por la mañana y por la tarde ponerse a tejer trapos de cocina, carpetas, secadores y demás y de ese modo fuimos sobreviviendo.
Se llegó la segunda Semana de Diciembre y mi madre empezó con dolores que le anunciaban mi tan ansiada llegada. No quiso que le hablaran a la partera. Por una parte no había dinero y por otra que diablos le podía enseñar a ella que ya se había aventado cinco. Por fin el 12 de Diciembre, entre pujidos, lágrimas, gritos y maldiciones nací recibiendo como primeras caricias un par de fuertes nalgadas seguidas de mi llanto. Mi madre se sonrió- y apenas empiezo-pensó y se quedó dormida..

Mis primeras experiencias no puedo calificarlas por lo que mejor éso lo dejo a usted que con su mejor ver y apreciar podrá decir lo que a ello corresponda.
Recién nacido y después de haber sido aporreado por mi mamá, Fátima que siempre estaba pendiente y que ya sabía lo que me esperaba, rápido me tomó en sus brazos y me llevó a su cuarto donde me lavó y me puso ropa limpia y calientita pues el frío ya empezaba a sentirse. Así me quedé dormido un buen rato hasta que los gritos de mi madre me despertaron.
"Fátima tráíme un caldito con salsa y unos lienzos y vinagre para curarme la panza".
El caldo y demás liquidos eran importantes para cualquier parturienta pa recuperar las fuerzas, pero el chile-pensaba mi hermana- era malo porque podía pasar a la leche y enfermar al niño, sin embargo fiel a su costumbre se limitó a obedecer y le llevó las cosas. Al poco rato volvió a gritarle a mi hermana "Fátima, tráime al mocoso para darle de comer".
Llena de ternura mi hermana me tomó en sus brazos y diciéndome cositas dulces y sonriendo me llevó a mi madre. Ella me recibió sin cambiar en lo mas mínimo y su adusta expresión llenó de recelo a mi hermana quién como siempre se alejó sin decir nada pero muy preocupada. No le gustaba nadita la forma de comportarse de mi madre. No era normal-se decía-.
Pronto se sobresaltó al escucha mi llanto porque no era el berridito normal de un crío recién nacido sino gritos estridentes y desgarradores. Rápido entró al cuarto y me encontró a un lado de mi madre quién me veía y sonreía y al tiempo que con una mano me palmeaba me decía "te lo dije mocoso, te lo dije"
Fátima no atinaba que hacer, nos miraba a uno y a otro y ponía cara de espanto cuando notaba mi gran agitación. ¿Que tiene el niño madre, que tiene? " nada Fátima, ta chipil y es fregón, mejor llévatelo porque yo necesito descansar y cuando le vuelva a dar hambre me lo acercas y procura que se calle porque como berrea el condenado"
Mi hermana rápido me cargó y me sacó del cuarto y así en brazos me arrullaba tratando de calmarme pero yo seguía igual. En uno de mis tantos gritos al abrir la boca Fátima se fijó que la tenía muy roja y que aparte olía muy mal. Me acercó a su nariz tratando de olerme y abrió los ojos sorprendida. Olía a vinagre y a salsa.
Ella no lo podía creer, daba vueltas conmigo en los brazos mientras su cabeza trataba de entender aquello que le parecía imposible, algo que para mi fue horrible y que tiempo después tendría sus consecuencias.
Mi madre, antes de darme de comer, desnudó sus enormes tetas azulosas e hinchadas dando la impresión de ser enormes macanas. En un lado se colocó uno de los lienzos con vinagre mientras en el otro se embarraba de salsa picante. Yo desesperado lloraba y pronto sentí que me cargaban y era acercado a la tibieza del cuerpo de mi mamá. De pronto recibí un fuerte golpe y medio aturdido empecé a batallar para respirar. Mi madre sin la menor consideración había dejado caer sobre mi cara una de esas enormes cosas que ella llamaba senos pero que en verdad eran una barbaridad de carne y leche.
El golpe me asustó y atarantó pero no me quitó el hambre, de modo que cuando se me ofreció como debía de ser me "pegué" desesperado conociendo así el primer sabor de mi vida que resultó espantoso, al grado de que abría la boca para separarme pero mi madre me empujó apachurrándome la cara en el seno y ahogándome porque no podía respirar. De ese modo, ni comía ni respiraba. Un poco después y observando mi madre que mis movimientos de resistencia se hacían cada vez mas débiles, aflojó la presión y eso me permitió boquear como pescado sin agua por lo que me sentí mejor pero aún asustado y con hambre.
Cambiándome de brazo, me colocó de modo que pudiera alcanzar la otra teta. Ahora no hubo golpe, al contrario, fui colocado con cierta delicadeza lo que a pesar del cochino sabor de boca me tranquilizó y me dio confianza. Acercando el seno, en cuanto tuve oportunidad "me prendi" con la ansiosa necesidad de tomar el primer alimento de mi existencia.
Empecé a comer con ganas y en pocos instantes noté molestia en los labios, molestia que en muy poco tiempo le quitó lo agradable a la experiencia ya que fue aumentando de intensidad hasta convertirse en un intenso dolor ardoroso, quemante, terrible.
Mi llanto estridente no se hizo esperar apareciendo un poco después mi hermana.
Con mi madre durmiendo a pierna suelta como si mi llanto le sirviera de arrullo y ante mi inquietud, Fátima comenzó a probar los remedios caseros por ella conocidos. Me puso un poquito de sal en la lengua lo que resultó peor, asustada calentó una tortilla y me colocó un pedacito en la boca y mis gritos de dolor no se hicieron esperar. Desesperada me empezó a dar cucharaditas de agua y eso me calmó un poco. Entusiasmada y ante lo imposible de estar dándome agua a cada momento, se le ocurrió mojar pedazos de garra y asi mojaditas colocarlas en la lengua. Eso me ayudo pues aunque era incómoda la sensación del trapo en la boca empezaba a sentir alivio.
Despué de quién sabe cuantas garras me examinó y se dio cuenta de que la lengua se mantenía muy roja y se estaba hinchando al igual que que los labios. Eso la asusto.
Dado que mi madre se encontraba relajada y durmiendo profundamente, mi hermana me envolvió en unos trapos y saliendo de la casa me llevo con el doctor. Sabía que mi madre no la perdonaria por eso, sin embargo no lo penso dos veces.
Corriendo tres cuadras llegamos a la casa consultorio del único doctor del pueblo. Un señor casi viejo, chaparro, cacarizo y borracho de diaraio a quién a pesar de su alcoholismo la gente lo respetaba y decíua que había que verlo cuando andaba hasta atrás, pues era cuando mas acertado se mostraba.
Ese día no fue la excepción y andaba bien gerolán.
En cuanto llegamos me tomó en sus brazos y recostado en una vieja y destartalada camilla me examinó con una lámpara y una lupa moviendo en forma casi continua la cabeza negativamente y lanzando miradas suspicaces a mi hermana que se sintió atemorizada.
"Estas lesiones son muy serias-dijo con voz pastosa- y solo un animal pudo haberlas provocado a un recién nacido como él. Espero que no hayas sido tu Fatima. Habrá que darle medicina y hacerle curaciones además de que como no podrá comer le daremos el alimento por una sonda. Ayúdame a detenerlo para colocarle la sonda y me lo vas a traer todos los días para su curación y pídele a Dios que no se complique.
Fátima temblaba y lloraba pero no decía nada, sólo oía y entendía que eran lesiones provocadas. Sus ojos brillaron diferentes.
Poco después estábamos en la casa. Mi madre seguía dormida mientras Fátima me colocaba con cuidado en su cama procurando no mover para nada la sonda que con una jeringa en la punta estaba pegada en la ropa con cinta. Preparó las medicinas y se puso a hervir agua para hacerme un biberón con leche en polvo que recetó el doctor. Al fin llego mi primer alimento a mi estomago y yo jamás supe a que sabía pero desapareció la sensación de hambre.
Fátima estaba empavorecida, no sólo había actuado sin permiso de mi mamá sino que se había gastado todo el dinero de la semana. Buena la esperaba cuando la doña despertara.. Para su fortuna eso fue hasta el día siguiente.

Muy temprano mi madre tarareaba mientras se arreglaba. No se podía bañar y tenía que vestirse de largo, con ropa obscura, medias negras y tapada la cabeza con un chal. Era la cuarentena.
Trataba de disimular el olor del sudor y de todo lo demás sin conseguirlo, logrando mas bien despedir un aroma a untos y medicinas que en poco tiempo se volvía fastidioso.
Se presentó a la cocina y sin decir nada simplemente se sentó ante la mesa y comenzó a comer un caldo de verduras con una pizca de pollo con salsa y un café negro que Fátima le había preparado.
Mi hermana la veía de reojo y sudaba. No sabía como abordar el tema delas lesiones de mi boca ni tampoco como explicar que se quedaron sin dinero para la comida. Mi madre lo primero que detectó fue la lata de leche en polvo y de inmediato dejó de comer. "¿Que es esa lata?-. Fátima sintió que se le caían los chones de miedo. "Es la leche del niño madre".- "¿Como?, que mi leche está agria o que diablos esta pasando?
"Es que el niño está enfermo madre y no puede tomar tu leche"
"¿De que diablos está enfermo ese mocoso si acaba de nacer?-
"Está hinchado de la boca y tiene llagas en la lengua y dice el doctor que es grave y que.......
La explosión fue violenta y repentina. Al tiempo que lanzaba por los aires el plato y la taza con café, con los ojos desorbitados y una espantosa mueca de enojo lanzó alarido tal que yo asustado comencé a llorar. Fátima fue deslizando su espalda en la estufa sentándose lentamente hasta quedar en cuclillas hecha un ovillo en el suelo en silencio y mi madre gritando y estirándose los cabellos le gritaba "idiota, eres una idiota" y dando media vuelta y sin dejar de gritar se metió y encerró en su cuarto y no salió de el en dos días.
Yo recibí una esmerada atención por parte de mi hermana quién diario me bañaba, me daba por la sonda el alimento a mis horas y me cambiaba cuando se me ocurría hacer del uno o del dos. A ella se le veía como siempre callada pero hacendosa y muy responsable ya que no faltaba ni ropa ni comida a pesar de las penurias que pasábamos. Sin faltar a las indicaciones médicas me llevó al doctor sin problemas y el beodo galeno me curaba y decía con entusiasmo que iba muy bien.
La alegría terminó al tercer día cuando muy temprano se escuchó el tararear de mi madre mientras se arreglaba. Rápido Fátima le preparó su desayuno y como siempre parada junto a la estufa esperó a que llegara. Para variar entró como princesa sin saludar ni manifestar lo mas mínimo. Se sentó y empezó a comer envuelta en los fétidos olores que los menjurjes y la falta de baño por la cuarentena le generaban. Ella no parecía darse cuenta de eso, pero nosotros¡ Oh Dios que peste!
Terminó de desayunar y volteó a ver a mi hermana. "Tu problema del niño y el doctorcillo ese a ver como lo resuelves porque aqui no hay para chipileces ni consideraciones de ninguna clase. El dinero de la casa es para la casa no para el mocoso ése, asi es que si tu tienes tu guardadito y es tu gusto, gástatelo en el, pero a mi no me vas a dejar de dar de comer, ni lavar ni asear la casa y menos de dejar de atender los animales por culpa de "esa cosa".
Fátima no dijo nada pero sintió un dolor inmenso en su corazón al descubrir que la naturaleza de mama no era la que siempre había demostrado con ella y sus hermanas sino la que ahora demostraba contra un ser indefenso que al final de cuentas ella trajo al mundo. No dijo nada, pero el brillo de sus ojos cambió de tono.
"Como mi leche no la va a tomar la cosa esa-continuó- voy a ver a Matildona para que me seque los pechos y tu síguele con ese polvo que te recetó el borracho. Por cierto-añadió- arréglame al chiquillo para llevarlo con el viejo a que lo revise a ver que me dice.
Fátima en silencio me sacó del canasto donde me tenía y me llevó a su cuarto a arreglarme. Tenía un miedo atroz de dejarme solo con mi madre así es que también se arregló con la idea de acompañarnos.
Cuando mi madre la vio simplemente le dijo " tú no vas, tienes mucho que hace aqui pa andarte haciendo la taruga allá afuera"- me tomó con brusquedad y salió.
Pronto llegamos con el doctor habiéndo tenido la suerte de no toparse a nadie por el camino.
Cuando el médico la vio no pudo menos que sorprenderse.- "¿Mejorando de sus males doña San Juana? ¿Que no se le hace pronto para andar de pie y aparte cargando con la criatura?
"Y que quiere que haga doctor si la mensa de Fátima casi lo mata y yo acostada sin poder moverme- replicó mi madre- Por eso mejor vengo a verlo pa que me explique que tiene y si se va a curar o no y pa que me diga si considera que no hay peligro de que ésta muchacha me lo siga cuidando mientras acabo de reponerme del parto pues usted sabe que es eso"
"A caray-respondió el doctor- pues el niño tuvo unas lesiones muy grandes y fuertes en la lengua, en los labios y menos en la garganta, como si le hubieran puesto en la boca una substancia muy corrosiva. Su hija no me dijo nada pero el cuadro era muy grave. Ahora ya está mejor y si se le cuida bien seguro que se cura pero habrá que ver si no hay consecuencias. ¿No lo ha notado ronco o que le haya cambiado la voz?
Para nada doctor-contestó mi madre- llora con una fuerza como si lo estuvieran matando, seguro sacó los pulmones de su padre.- Y no es para menos-dijo el medico- las partes afectadas estaban de plano en carne viva. Pobre criatura.
"Debe de seguir con el tratamiento y traerlo a curación a diario, el niño va bien y esperemos que asi quede"
Mi madre asintió y se levantó con la intención de despedirse pero el medico la detuvo-"permítame un segundo señora"- mi madre se volvió a sentar- déjeme anotar en el expediente como se encuentra hoy para llevar bien el caso". Eso alarmó a mi mamá ¿Para que es eso? preguntó. "Es para llevar un registro y le comento que éste tipo de cosas como lo que pasó a su niño se deben de cuidar bien porque si se repiten o se complican entonces hay que dar aviso a la autoridad por descuido"
"Y le pueden hacer algo a Fatima? preguntó con cara de asombro. "Por supuesto que si-respondió el galeno- pero también a usted porque el niño es suyo y es su responsabilidad y si usted se lo da a cuidar a alguien que no puede o no sabe como hacerlo y al niño le pasa algo, al final usted tendrá la culpa. Pero bueno señora en su caso no es cosa de preocuparse, el sólo hecho de que en sus condiciones se haya interesado por venir personalmente a revisarlo demuestra su preocupación por el bienestar del bebe, así es de que-añadió- adelante y la espero mañana para la curación"
Mi madre conmigo en brazos salió del consultorio con la sensación de haber recibio una mazaso en la cabeza. Tantos planes que tenía para mi y ahora por culpa de la estúpida de Fátima el borracho llevaba un registro de mi salud y vigilaba. "De ésta te vas a curar infeliz, ya veremos más adelante que Dios dice"
Todavía aturdida por lo escuchado se dirigió directo a casa olvidando su pretendida visita a Matildona la curandera. Llegamos, me aventó en el canasto de la cocina y se encerró en su cuarto para no salir en todo lo que quedaba del día.

Fátima rápido me agarró, me llevó a su cuarto y me encueró revisándome por todos lados en busca de huellas de pellizcos u otro tipo de lesión. Para su alivio, no traía nada. Al día siguiente y al otro y al otro fui llevado al doctor por mi madre hasta que me dio de alta. El médico estaba feliz, yo tranquilo ya sin sonda y comenzando a comer como se debe y mi madre con una sonrisa de alegría agradecía las atenciones y se retiraba del consultorio ante la mirada satisfecha del doctor. Listo- pensó jubilosa- a lo que sigue.
Durante mas de un mes fui muy bien tratado. Claro que quién se hacía cargo era mi hermana porque mi madre ya sin la obligación de dar pecho simplemente me hizo a la izquierda como un cero cualquiera y siguió su vida entre nauseabundos olores y su eterno tarareo. La que pagó los platos rotos fue la pobre de Fátima como castigo por haber gastado lo de la comida de una semana, de modo que yo comía a mis horas la leche en polvo que ella misma me preparaba, mi madre no se perdía de sus calditos pa las fuerzas y su café y la pobre de mi hermana se la pasó con nopales que cortaba del corral y huevos, nopales y huevo por la mañana, huevo con nopales en la tarde y nopales a huevo por la noche, así todo un mes, sin embargo nunca se quejó, simplemente la forma de mirar a mi madre cambió.
Un día sorprendiendonos mi madre con su tarareo se nos apareció en la cocina bien bañada, cambiada y hasta perfumada llevando arrastrando un liacho de ropa envuelto en una garra vieja que aventó en un rincón del corral y le prendió fuego. La dieta había terminado y yo ya iba para dos meses.
El día 12 de Abril, exactamente cuando cumplí cuatro meses se desató tal broncón familiar que la verdad me dieron ganas de salir corriendo y no parar hasta que ya no se viera nada de esa casa de locos pero me tuve que fregar y me quedé pues todavía no sabía caminar. Ni pedo.
Fátima resultó embarazada.
¿pero como diablos pasó eso? no solo era igual de fea que mi madre sino que no tenía ninguna gracia, bueno, ni para hablar siquiera. ¿A que hora se le ocurrió meter la pata si siempre estaba metida en la casa? ¿Quién demonios fue el desquiciado que se la aventó?
Mi madre rompió platos y ollas, aventó contra la pared las cazuelas con la comida, acabó con todo lo que se le puso en su camino, maldijo, gritó y finalmente dando un portazo tan fuerte que rompió un vidrio de la ventana, salió hecha una fiera a la calle en busca del violador que había abusado de la tarada de mi hermana. Fue una búsqueda de ciegos y desde luego que no encontró a nadie que le pareciera lo suficiente menso, ciego y loco como para haberse aventado aquél tiro. Entró del mismo modo que se fue, aventando la puerta con fuerza y rompiendo otro vidrio de la ventana, se encerró en su cuarto mientras mi hermana y yo apretujados uno con el otro llorábamos en el cuarto de ella.
Oímos de todo. ¡"Que diablos te he hecho yo que me tratas de éste modo!" " Ami que nunca te he fallado ni a las misas ni a los rosarios donde todas nomás van a viborear mientras yo te rezo y te canto" A mi que ayuno cada Viernes primero y bien que te doy tus limosnotas. ¿Que caso tuvo que me metiera de idiota a la Vela Perpetua y a lasa Damas de María? Para que-gemía- para que al final me salieras con tu tarugada. ¡Háblame, háblame, no te quedes como la mensa que me mandaste de hija nomás parado y sin decir nada. ¡Díme algo, lo que sea! ¿No me dices nada. Pos claro que de tonto me dices algo si estás viendo que ya la regaste conmigo. ¿Pos sabes algo? Ya no cuentes conmigo porque pa mi ya te moriste y si te cae en gracia alejar a mi viejo y luego dejarme con éste par de monsergas y piensas que me voy a doblar pos estás muy equivocado, tanto como yo me equivoqué contigo. ¡Ya vete, ya apestas de lo muerto que estas!.
Silencio total.

Un día, dos días, tres días y al fin hizo su aparición. "He resucitado-nos dijo- y vengo con mas fuerzas que nunca".
Al día siguiente bien bañadita y tarareando como siempre llegó a la cocina con una caja llenas de cuadros de santos, rosarios, veladoras, estatuillas, libros de rezos, estampas y allí mismo delante de nosotros se quitó dos escapularios grasosos y apestosos y los echó a la caja. Pidió unos cerillos y se fue al corral y en el mismo sitio donde quemó sus garras de la dieta tiró todo, lo roció de petróleo y le prendió fuego. "Ya que te moriste ahora soy libre y a ver quién me para". Se dio media vuelta y regresó a desayunar como si nada, eso si, sin dirigirle la palabra a mi hermana, y a mi, pos menos.
Curiosamente las cosas cambiaron, y aunque nunca se supo quién fue el bueno con mi hermana, ella llevó su embarazo en paz y sin problemas. Como es natural, tenía muchas dudas sobre la maternidad y el parto y como mi madre ni la fumaba, entonces acudía con Doña Felicitas nuestra vecina de quién se decía había tenido 12 hijos y desde luego sabía del asunto. D e ese modo, orientada por la vecina llegó al parto en los últimos de Noviembre, pa ser exactos el día 20 y mientras en la plaza se oían los desafinados cornetazos y tamborazos del desfile, en la casa se oía lo que siempre se oye en esos casos pero ninguna maldición. Y así ayudada por la eterna Matildona nació mi sobrino a quién de inmediato mi hermana llamó Calixto. A mi, que me tenían de testigo arrumbado en en el canasto en un rincón me sorprendió eso, "A chingao ¿Y como me llamo yo?
Acostumbrado como estaba a tantas formas distintas que empleaba mi madre para referirse a mi, la verdad si sentí un poquito de envidia de mi sobrino quién apenas nacido ya tenía un nombre y jamás lo llamarían como a mi, cosa, embrujo, peste, fregón, escuincle, mi cruz y mil cosas mas.
Mi madre dizque para ayudarle a mi hermana todos los día en la mañana me sacaba a dar la vuelta aprovechando con quién se encontraba para 'platicar, llegando siempre y con todas a lo mismo, Fátima era una mensa que casi me mataba y ahora ella-mi madre- se dedicaba en cuerpo y alma a cuidarme porque le daba miedo de que aquella me hiciera daño, "como si no tuviera con la pena de la ausencia de mi viejo, ahora tengo que cargar no solo con mi crío sino también con Fátima y su muchacho, porque como usted sabe bien la desconsiderada salió con su Domingo siete y mensa como está ahora tengo que cuidarla a ella y a su mocoso, pero ni modo -añadía- por algo se dan las cosas y hay que aceptarlas con resignación, además-concluía- el amor por la familia es el amor por la familia y por muy enmuinada que una esté, al final acaba doblando las manos por ese amor."
De ese modo fue formando en el pueblo la imágen tonta, loca, irresponsable y descuidada de mi hermana y la imágen de sufrida, abnegada, considerada y entregada a los suyos de mi madre. Por supuesto que Fátima ni idea tenía de ésto.
A las tres semanas de nacido Calixto, mi hermana comenzó a pensar en bautizarlo y tal vez hasta lograra convencer a mi madre para aprovechar y bautizarme a mi también. Sabía que era un gasto pues a éste tipo de eventos por costumbre se invitaba al pueblo, el cual después de asistir a la ceremonia en la Iglesia acudía a la casa del festejado a merendar, ya que los bautizos se efectuaban siempre los Sábados por la tarde.
Desde luego que mi madre no aceptó pues ella estaba peleada con Dios y hasta había roto toda relación con El, su Iglesia y todos los Santos y Santas habidos y por haber, "Ahora resulta que después de lo mal que me has tratado todavía quieren que te entregue a este engendro que es solo mío" ¡Jamás lo verán tus ojos!
Fátima insistía pero la respuesta siempre era negativa, ¿"Que acaso te has vuelto loca? ¿ Que no sabes que eso cuesta mucho? La ropa, los bolos, la merienda y aparte hasta la limosna para el faldillón y todo pa que, nomás pa que empinen al muchacho y le mojen la cabeza. No, fíjate que no. Yo no estoy para esos trotes"
¿Pero mamá? Ningún pero-contestó mi madre- yo ni tengo con que ni quiero. Si tu puedes hacerlo y quieres pos hazlo perro conmigo no cuentes! Entonces-preguntó mi hermana- ¿Si yo me encargo de todo podemos bautizarlos a los dos?
"Ya veremos, ya veremos-contestó mi madre- Al tiempo. tiempo.
Fátima entendió y se sintió contenta.
Curiosamente a raíz de las pláticas de mi madre con las vecinas sobre la taradéz de Fátima y la abnegación y sufrimiento de ella, las ventas de gorditas y de trapos tejidos de mi hermana empezaron a crecer, como si de esa manera el pueblo quisiera ayudarle a mi madre con su pesada carga, siendo así que Fátima tenía el modo de afrontar el gasto de lo que queria.

CONTINUA SEGUNDA PARTE AQUI: https://steemit.com/spanish/@urbygenel/narrativa-asi-fue-segunda-parte

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