Una acotación en torno a los relatos literarios de la memoria como hecho de representación espacial

Los textos literarios que asientan sus representaciones en la memoria suelen tener como base de sus sintaxis una dinámica temporal particular. Actualizan, desde sus estrategias narrativas, lógicas textuales y ficcionales que responden a esta demanda. Es decir, presentan estados de cosas que funcionan como metarrelatos (un relato incluido o derivado de otro relato), evocaciones (bien por el recuerdo, los sueños u otras estructuras similares), digresiones (la desviación de la historia), versiones (recuentos de historias con variaciones), expansiones ontológicas (la instauración de mundos dependientes, paralelos, etc.), entre otros. El uso de estas estrategias tiene la función principal de reconstruir ficcionalmente un espacio de la memoria, en algunos casos abstracto o metafórico. En estas circunstancias, los bordes de los mundos representados quedan expuestos y las historias relatadas evidencian las confluencias donde la representación se torna conflictiva.
Todo ello se logra mediante el intenso trabajo sobre las articulaciones entre la realidad y la conciencia superpuesta en el relato, o en la articulación entre las representaciones de la memoria narrativamente estructuradas.
Estrategias como el relato doblemente referido (un narrador cuenta a un narratario lo que la alguien cuenta en discurso indirecto libre) proveen a la narración de una distancia en la cual se superponen los registros de ambos hablantes y las tramas de ambas memorias.
Comportamientos narrativos como el descrito constituyen un ejemplo recurrido y da la oportunidad para hacer notar un aspecto fundamental de este tipo de relatos:
Siendo el tiempo el natural correlato del discurso de la memoria, este recurso construye a su vez un diseño espacial que hace coincidir estructuras secuenciales.

Nos referimos a la superposición de dos planos de la memoria un mismo plano temporal, pero también a la observación del mecanismo que organiza su estrategia espacial de reconstrucción. Las estructuras secuenciales se ven eventualmente descubiertas y revelan un estrato anterior y más profundo, como un manto de memorias entrelazadas.

Recuentos de este tipo permiten observar una profusa configuración topológica del paisaje de la memoria que el texto construye; ciertamente, un paisaje hecho de tiempo cuya retórica se sostiene sobre un trazado complejo de desvíos, los cuales hacen que el relato prolifere en varias direcciones y ofrezca distintos recorridos al modo de un mapa que escenifica recuerdos.
Comprobación fundamental: el tiempo no escapa a su representación plástica, como ya Mijaíl Bajtín, en Teoría y estética de la novela, expuso con tanta propiedad en su momento.