La vida nocturna tras la ventana

La computadora de escritorio está en la sala, y cómo no vivo en una urbanización sino en una calle, todo lo que pasa afuera se escucha desde la sala, pues la sala da salida directa a esa calle. Por este tipo de cosas trato de no permanecer hasta tarde en la computadora, mucho menos si es fin de semana, porque…
La cosa está así: atrás de mi casa hay una licorería, a dos cuadras a la izquierda hay una invasión y a una a la derecha hay santeros que ya varias veces han matado animales (si, escucho como matan animales) y los lanzan a la calle. Además de esto, se han metido a la casa a robar ya varias veces, pero como la casa es grande, y el patio dobla el tamaño de la casa, por alguna razón me siento seguro mientras este escondido en algún cuarto y no esté afuera por alguna razón banal como hablar por teléfono o ver las estrellas.

Si les digo lo que he escuchado cuando estoy hasta tarde aquí escribiendo, se sorprenderían. He pasado por escuchar a hombres pegándole a mujer, hasta peleas de borrachos e inclusive hasta tiros, y no a lo lejos; tiros que se escuchan frente a la puerta y que si fuese por maldad de solo darle un tiro a la casa, ya habría pasado a mejor vida. También he escuchado choques, pero eso no es del todo mal, gracias a eso he podido alertar a los vecinos y siento que he podido salvar una que otra vida, aunque en un par de ocasiones también he visto morir gente por haberse chocado y que la ambulancia no haya llegado para poder salvar a la pobre víctima.
A pesar de que en serio he visto gente morir gracias a estar aquí sentado escribiendo, las experiencias más horribles son las que solo se escuchan. Hace tiempo estaba escuchando cómo un hombre le gritaba a su mujer porque eran las doce de la noche y estaban perdidos en un lugar que no conocían. Los insultos del hombre hacía la mujer eran proporcionales a los llantos de ella, que por alguna razón no despertaron a nadie en la casa, pero yo podía escucharlos aunque me fuera a algún cuarto, muy, muy lejos de la sala.

Estar aquí en silencio por unos minutos mientras pasa el problema no solo me da ansiedad, sino que me pone también la piel de gallina. Empiezo a pensar que alguno me escuchará o se dará cuenta de que estoy escuchando y tratará de hacerme algo malo. Alguno de ustedes podría decir que la forma más fácil de evitar esto es simplemente no escuchar e irme a dormir, pero es que a su vez me gusta aprender de la decadencia humana, y cuando no hay decadencia…, es hermoso. He escuchado gente reír hasta llorar de felicidad, he visto propuestas de matrimonio a media noche y he vivido una melancolía ajena solo con escuchar a las personas que pasan por frente de mi casa.

Siento escribir sobre esto pero necesitaba sacarlo y espero tener su apoyo. La verdad, hay historias tras esta historia que son dignas de escuchar, y otras que son tan repulsivas cómo increíbles, pero la mayoría solo quedan en mi mente por unos momentos mientras estoy tratando de analizar la situación de afuera, sin poder saber exactamente, que está pasando afuera.