LOS BRASILEÑOS SE MIRARON EN EL ESPEJO DEL FRACASO DEL "SOCIALISMO-ROBODESTRUCCIÓN" DE VENEZUELA Y POR ESO GANÓ LA DERECHA

La ideología de la izquierda no ha fracasado en América, han fracasado quienes se han hecho pasar por izquierdistas. La izquierda como ideología de transformación no ha fracasado, fracasó lula, Dilma Rousseff, Correa, Néstor y Cristina Kirchner, Ortega, Chávez, maduro, quienes se disfrazaron y se maquillaron de izquierda. Es por eso que los brasileños se miraron en el espejo del fracaso del socialismo del siglo XXI del gobierno oligarca de Chávez y maduro y decidieron inclinarse por el candidato de derecha, pues los gobiernos de derecha han demostrado ser más de izquierda que los autodenominados izquierdistas.

Oligarquías han surgido en todos los gobiernos que ha tenido Venezuela. Con el gobierno del MVR, ahora PSUV, no podía ser una excepción porque el personaje que plagió, capitalizó, usufructuó y monopolizó mediáticamente en los medios de comunicación el alzamiento militar del 4F de 1992 y se alzó con la presidencia de la república en 1998, se olvidó y lanzó por el barranco la ideología bolivariana anti corrupción y la idea de una república con Poderes Públicos independientes y autónomos. Ahora, Hugo Chávez se rodearía de rufianes políticos provenientes de AD y COPEI y de resentidos sociales de la farsante e hipócrita “izquierda”, que de izquierda no tenían nada.

Las oligarquías de la cuarta república se formaron con favores de los gobernantes, con créditos que muchos de ellos no pagaron o fueron condonados legalmente. La corrupción era menor, menos evidente y de menor cuantía porque los Poderes Públicos gozaban de cierta independencia y autonomía. El Ministerio Público, la Fiscalía General de la República, la Procuraduría General de la República, la Contraloría General de la República, el Congreso Nacional (hoy Asamblea Nacional), el Consejo Supremo Electoral (hoy CNE) y el Banco Central de Venezuela guardaban cierto pudor, decoro y vigilancia ante el desempeño de las funciones de la administración de la cosa pública.

Ciertamente se conocieron casos escandalosos con Carlos Andrés Pérez, Cecilia Matos, Jaime Lusinchi, Blanca Ibañez y otros, pero fueron casos muy puntuales. Pero, con Hugo Chávez Frías y Nicolás Maduro y sus cúpulas se desató la corrupción administrativa en términos astronómicos e incuantificables debido a que todos los Poderes Públicos, incluyendo la Asamblea Nacional PSUVISTA antes del 2015, estuvieron y están hoy (con excepción de la Asamblea Nacional) al servicio del Poder Ejecutivo, y ninguna investigación ni sanción puede ser aprobada en contra de altos y medianos funcionarios del gobierno nacional, gobernaciones, alcaldías o de organismos e instituciones públicas autónomas. Ahora, el Presidente Maduro y su cúpula gozan de mayor impunidad con la gestión de la ilegal, fraudulenta, inconstitucional y usurpadora PSUVISTA Asamblea Constituyente.

Los robos en la administración pública y la violación de los derechos humanos, de las libertades políticas y demás derechos constitucionales son permitidos por esos Poderes Públicos violándose el estado de derecho y el “Estado Democrático, Social, de Derecho y de Justicia” establecido en la CRBV.

Y debido a la voracidad y a la avaricia por tener más riqueza mal habida, se conformaron grupos de poder económico, (oligarquías), dentro del PSUV y del gobierno para disputarse la mayor parte de la torta del tesoro público. Los que no han obedecido y se han escapado a los designios del grupo oligarca que mantiene la hegemonía política y económica dentro del gobierno y dentro del PSUV (cúpula de Diosdado Cabello) han sido execrados y desplazados de las funciones de gobierno. A este grupo oligarca hegemónico se han doblegado otros grupos oligarcas capitaneados por Jorge Rodríguez, Tareck El Aissami, Nicolás Maduro, Cilia Flores, Hugo Cabezas, Francisco Ameliath, Padrino López y otros; y han desplazado a elementos como Elias Jaua, Rafael Ramírez, Haiman El Troudi, Andrés Izarra, Jesse Chacón y muchos más que pertenecen a los grupos doblegados.

El grupo económico oligarca hegemónico del gobierno cuenta con el respaldo el sector de militares privilegiados que conforman la cúpula de la FANB, que se ha sometido a las humillaciones y vergonzosas órdenes de la inteligencia militar cubana G2. Pero no debemos olvidar que dentro de la FANB la mayoría de oficiales menores, suboficiales y personal de tropa no son partidarios de la gestión del gobierno dictatorial de la oligarquía PSUVISTA; ese gran sector de la FANB está en la obligación moral, ética y patriótica de poner fin a ésta robodestrucción disfrazada de revolución que ha llevado al país al desastre y a la debacle económica y política y ha provocado la tragedia humanitaria en la población.

Mientras tanto el Defensor del Gobierno Tarek William Sabb, continúa alcahueteando las tropelías del gobierno oligarca del PSUV navegando entre aguas enlodadas de los diferentes grupos de poder que hay tanto en el gobierno como en el PSUV. Su Despacho investiga y gira solicitudes de aprehensión contra peces pequeños, pero no contra los peces gordos de su entorno oligarca psuvista: los grupos de poder económico más fuertes y hegemónicos del gobierno. De ésta forma justifica su ilegal designación en el cargo de la “Defensoría del Gobierno”.

Las fuerzas progresistas que hay en la FANB y en la sociedad civil venezolana deben comprender que el significado de izquierda está referido al deseo de cambiar lo malo por lo bueno, la corrupción por la honestidad, la ineficiencia e ineficacia por la eficiencia y eficacia, el burocratismo por la ética del trabajo y el buen funcionamiento en la administración pública. Así lo plantearon los revolucionarios demócratas y republicanos en la revolución francesa en 1789: destruir el atrasado régimen monárquico para construir un sistema republicano, democrático y alternativo combinado con principios de igualdad, solidaridad y prosperidad. En Rusia, Brasil, Cuba, Argentina, Nicaragua, Ecuador y demás países de Europa y Asia se hizo todo lo contrario: montar una casta social privilegiada en el poder, expropiar empresas y haciendas privadas para quebrarlas, arruinar la economía y empobrecer a la población.