Un 21 de diciembre llegamos a Roraima, cómo ritual pedimos permiso a la Pachamama para entrar al Tepuy, al pisar por primera vez esta tierra sentí una energía impresionante, nunca había experimentado tal energía, cada respiración que hacía de ese nuevo aire me purificaba por dentro, era espiritual, en ese instante renací, era como si hubiese llegado al Edén donde Dios había creado al mundo, sentí su majestuosa presencia.

Tras una caminata a lo más recóndito de la selva, nos encontramos con impresionantes paisajes naturales, en el recorrido pude ver ríos, sus valles y cascadas, todo lo que había allí es hermoso e impresionante, el guía, un indígena Pemón nos pidió que mientras recorríamos el lugar no gritáramos porque desencadenaríamos el movimiento de las nubes que traería una lluvia feroz.

Uno de los turistas haciendo caso omiso de la advertencia gritó lo más fuerte que pudo, ya en la tarde cuando íbamos de regreso al campamento, las nubes se incrementaron y empezó a caer una lluvia muy intensa, era como si el cielo se iba a caer, abrimos nuestras carpas para protegernos de la lluvia, a pesar de que pasaban las horas la lluvia no cesaba, el indígena Pemon pidió perdón al Tepuy para que cesará las aguas.

Al escampar quisimos volver al campamento, pero ya estaba oscuro así que decidimos llegar al Kukenan Tepuy, al llegar nos enteramos de que ese Tepuy se le llamaba también el Monte de la Muerte, no fue agradable escuchar ese nombre, el Pemón nos contó que un cacique se había sacrificado en esa meseta, acampamos y al acostarnos a dormir sentí una presencia, tal vez era el espíritu del cacique queriendo defender su territorio, no pude pegar el ojo, de repente vi una luz muy brillante que surco los cielos, abrí la carpa y era una especie de estrella fugaz muy grande, cerré de nuevo la carpa, ya empezaba a tener miedito, pensé "tal vez son ovnis".

Recordé que también la leyenda cuenta que en más de una ocasión se han visto apariciones de seres de otra galaxia por esta zona, tome mi sleeping y me cubrí hasta la cabeza, para mí esa noche se convirtió en la más larga de mi vida, quería que amaneciera, ya de madrugada tenía ganas de ir al baño, no quedó más remedio que salir de la carpa, le pedí a una de las compañeras que fuera conmigo, al salir pude ver un hermoso espectáculo, el cielo estaba negro iluminado con miles de estrellas, que impresionante vista, al volver, me acosté y quedé rendida.

En la aurora del día salimos y sin duda agradecimos a los cielos, a la vida por habernos dado el privilegio de haber tocado está tierra sagrada, que sin duda alguna es el paraíso.

Fuente

Todo el recorrido de vuelta me hizo apreciar aún más la naturaleza, a respetarla y a cuidarla, este fue un recuerdo inolvidable, uno de los mejores viajes que he podido experimentar en mi vida.