Considero a la mujer la creación más genuina que puede existir, esa combinación de sensibilidad y valentía qué consigo en ellas las hace ver cómo perfectas. Si no fuera mujer no creería que la rudeza para enfrentar las cosas sin abandonar un poco su inherente delicadeza fuera posible.

Crecí rodeada de mujeres, tengo cinco tías y una gran cantidad de primas, en mi infancia mi figura principal era mi abuela, quien era cabeza de hogar, ingeniosa y trabajadora, jamás se detuvo por nada, tenía la habilidad para resolver cualquier tipo de situación, y en las reuniones era el alma de la fiesta. Guardar esa imagen dentro de mi es un gran regalo, y si la muerte fuera algo de lo cual el ser humano como ser vivo pudiera desprenderse como premio por la bondad de su corazón, sin duda, mi abuela hubiera podido hacerlo.

Después de haber admirado a mi abuela durante toda mi vida, ahora puedo encontrar un pedacito de ella incrustado en cada una de mis tías, es como si mi abuela se hubiera repartido entre ellas y jamas se hubiera ido. Mi madre por otra parte es la mujer por quien sigo intentandolo cada día, por quien no me rindo a pesar de haber vivido cosas que jamás pensé y en las que cualquiera se hubiera rendido en las primeras instancias. En mi madre veo un ejemplo a seguir, con cualidades como perseverancia, fe, y confianza en Dios, que quisiera tener en mi, cualidades que la ayudan a seguir en pie y aunque sienta la cuerda floja nunca perder la fuerza para sobrevivir.

No cabe duda que la mujer hace las base para una vida fructífera, como humanidad la mujer lleva gran responsabilidad consigo misma pero que afortunamente es capaz de resolverlas no más que por puro instinto. Sin la mujer, el mundo como lo conocemos hoy no fuera posible.