Venezuela, país de gente que no se rinde ante las adversidades de la economía, las personas no se detienen ante los inconvenientes como combustible, falta de vehículos, falta de monedas porque resuelven lo relacionado al pago con: puntos de ventas, pago móvil, bolívares y dólares, le encuentran solución a la situación.

La necesidad de llevar un sustento hacen que éstas personas muevan el aparato económico, incluso no hay que ir hasta la tienda porque ellos se trasladan a las comunidades. Actualmente vemos por nuestras calles este tipo de ventas a domicilio, ofreciendo artículos como: mangueras, sillas plásticas, cestas para ropa, licuadoras, ollas de presión, almohadas, sartenes y otras cosas mas.

En mi comunidad los días sábado pasan los vendedores a domicilio cobrando y dejando más mercancía, con la modalidad de crédito. Incluso muchos hacen encargos de determinados artículos como colchones, mesas plásticas entre otros. Por supuesto, el artículo tiene un ligero recargo, pero como lo estas pagando por parte y llevando a la casa la gente paga tranquilamente.

Estos vendedores informales con ganas de trabajar han encontrado un espacio en la sociedad, trabajan por su cuenta, muchos no pagan seguro social, vemos que comienzan con pocos artículos y al cabo de unas semanas el tarantín va creciendo, lo que nos lleva a pensar que les está yendo bien. También observamos que trabajan sin ningún tipo de comodidad llevan agua y sol parejo.

Esta informalidad en el mercado laboral se origina por la poca oferta de trabajo y bajos sueldos, cada día que pasa vemos como gana terreno la economía informal por hay que cubrir las necesidades de sus familias.