Cerca de un tempano de hielo, se podía escuchar una fuerte conmoción entre un grupo de 6 pingüinos y 6 delfines. Ambos grupos se hallaban discutiendo para ver quién podía quedarse en esa zona, pues, el agua de ese lugar era tan cristalina y pura, que parecía estar bendecida por los dioses.

-Mis hermanos y yo, nos hemos ganado este edén justamente, admite que has perdido pequeño emperador. Se jacto un delfín que parecía ser el macho alfa de su grupo.

-Peque- ¿pequeño? Pregunto indignado el líder de los pingüinos.

-Chicos, ¿mis oídos me engañan? O acaso este comealga me ha dicho que soy pequeño. Dijo el líder de los pingüinos.

-Jefe, usted no es pequeño, más bien amodorrado. Contesto un pingüino.

Karl, el líder de los pingüinos, clavo su mirada en el pingüino que había hablado, y justo cuando estaba por responderle, dirigió su atención a las hirientes palabras del líder de los delfínes.

-Mejor regresa por donde llegaste, pues tú, que me retaste a una carrera, has perdido, y pensar que siendo el líder eres tan lento. Me imagino que los otros 5 son tan rápidos como una morsa.

Al oír las palabras de su líder, los delfines comenzaron a reírse, mientras que los pingüinos tuvieron que marcharse con su orgullo por los suelos.

Unas 6 horas después de que los pingüinos se alejaran de esa zona…

-Muchachos, tengo la firme creencia de que nosotros estamos destinados a estar en aquel lugar, solo piénsenlo, es una zona demasiada buena para que esos comealgas la tengan. Explico Karl.

Los pingüinos que hace minutos estaban muy callados, empezaron a murmurar “es cierto, tiene razón”, mientras asentían unos a otros, acto seguido, los 4 pingüinos miraron a su jefe en silencio como si esperaran que él les dijera que hacía falta para lograr su cometido.

-Hermanos, no sé cómo lo hare, pero lo conseguiré, se los juro por mis plumas y si fallo que se me caiga el pico. Dijo solemnemente Karl.

Al oír esto, los pingüinos comenzaron a saltar de la alegría, pues tenían mucha fe en su líder. Karl, al ver su reacción, también se llenó de felicidad, pero repentinamente pregunto:

-¿Donde esta Franshesca?

Los pinguinos se miraron entre sí, hasta que el más joven alzo su ala, y respondió.

-Ella dijo que saldría un rato para visitar a una amiga.

-Entiendo, chicos, esperen aquí, voy a buscarla, creo saber dónde está.

Karl se puso en marcha y pudo encontrar a Franshesca fácilmente, porque ella ya estaba regresando. Al ver a Karl, Franshesca no pudo evitar preguntarle.

-¿Ya estás de buen humor?

-Sí, gracias por preocuparte. Replico Karl.

-Entonces vayamos por los demás, estoy segura que podemos encontrar otra zona de caza, aunque no sea tan buena como esa. Afirmo Franshesca.

Karl le lanzo una mirada incomoda a Franshesca como si quisiera decir algo, pero no podía.

-¿Karl? Dijo Franshesca.

-Lo hice otra vez Franshesca. Dijo Karl tímidamente.

Al escuchar a Karl, Franshesca dejo salir un suspiro mientras pensaba para sus adentros “dios santo, este pingüino”.

-Me imagino que ilusionaste a esos 4 y ahora no sabes que hacer… vamos, creo que puedo arreglarlo si hablo con la pareja de ese delfín, ella parece más accesible.

1 hora después.

-Esta perra, no conoce su lugar, como se nota que tiene la cabeza llena de algas. Se quejó Franshesca.

-Y Karl, te crees un súper pingüino. Todos saben que los delfines son más rápidos que los pingüinos.

Mientras las parejas de ambos grupos se enfrentaban, el resto decidió en secreto que era mejor compartir que pelear.

Fuente

---

Muchas gracias por su atención