Weekly Contest, "Creating Stories Week #11". /Concurso Semanal, "Creando Historias Semana #11" || "La Palomita de Lela"

NARRACIÓN DE ELY:

Hola a todos, mi nombre es Ely. Tengo 6 años, un perrito llamado "Pipe" y un lorito llamado "Erin".

Mis recuerdos de cuando tenía 5 años me pasan por la mente cuando estoy pasando momentos difíciles. No sé porque, supongo que es mi mente colocando un bloqueo a todos mis pensamientos negativos para poder sentirme mejor ya que fue en mi infancia dónde cada día era feliz. No solo porque era niña e inocente a todo lo que un adulto hace, sino porque conocí a un ángel, si, un ángel; mi abuela.

Eleonora era todo mi mundo, vivíamos jugando todos los días. Debo admitir que habían muchas peleas igualmente, pero eso no significaba el cariño disminuyera.

Mis padres y mi abuelo trabajaban así que solo éramos mi abuela y yo siempre. De pequeña no sabía pronunciar bien las palabras y en vez de decirle "abuela" le decía "Lela" o "Mamalela" ya que era como mi segundo madre para mí.

Lamentablemente mi abuela falleció cuando casi cumplía mis 6 años, fue lo peor que me paso en toda mi infancia. Mi corazón no latio igual desde entonces. Sufría de tristeza a una corta edad sin querer hablar con nadie.

Les contaré una pequeña historia que me sucedió hace tiempo e hizo que mis días fueran más felices:

Venezuela, en el año 2002.

Vivíamos en una pequeña casa, en una pequeña ciudad. Mis padres Elisa y Alfonso trabajaban juntos en una compañía de salud al igual que mi abuelo Jorge. Yo estudiaba en una escuela privada en las tardes, mi abuela Eleonora me acompañaba cada día. Pero ahora que había fallecido, eran mis padres los que me dejaban en la escuela.

Lela me solía cantar una canción para poder dormirme, "palomita blanca". Esa canción retumba en mis oídos cada vez que quiero refugiarme en un lugar seguro en situaciones de tristeza, dolor, pánico, desanimo; ya que me da fuerzas para seguir. No por lo que dice la canción sino por lo que me hace sentir al recordar cuando me la cantaba.

"Palomita blanca, Copetico azul,
Llévame en tus alas a ver a Jesús!…
Ay! Mi palomita, a quién yo adoré,
Viéndose con alas, me dejó y se fue!....
Me encontré un pastor y le pregunté:
“Y a mi palomita, ¿No la ha visto usted?”
Él me contestó, con mucho dolor:
“A su palomita, no la he visto yo!...”
Me subí a una torre, a verla pasar…;
Como no pasaba, ¡Me puse a llorar!..."

Es una canción que le cantaba su mamá para que se sintiera mejor y no llorara más. Me trasmitia la misma paz que ella refería tener en ese entonces.

Cómo toda niña, no prestaba mucha atención a los problemas de los adultos así que vivían en mi mundo lleno de fantasías. No sabía los problemas que mi familia afrontaba, solo vivían en los míos.

"Luces hermosa mi cielo" -Menciona mi madre, Elisa. "¿Estás nerviosa por tu primer día en preescolar? -pregunta, tocándome las mejillas.

"Si, tengo miedo mami. ¿Porque no me puedo quedar aquí? -Agregó con puchero. De verdad me sentía con mucho miedo, el descubrir cosas nuevas me aterraban.

"Porque allá te divertirás y aprenderás mucho para convertirte en veterinaria. ¿No es eso lo que quieres ser? Para ello tienes que estudiar -Su sonrisa me tranquilizaba, pero aún así no quería ir.

"¿Están listas mis princesas? -Pregunta mi papá al entrar a la habitación.

"Si, ya lo estamos. ¿Verdad Ely? -Mi madre me levanta en sus brazos para colocarme en los de mi padre.

"Pues, es hora de irnos antes de que se nos haga tarde" -Culmina el y nos dirigimos a mi escuela.

Estando en el salón de clases miraba a todas partes con miedo, no quería que nadie se me acercara. Obviamente los niños aún así se me acercaban a preguntar cómo era que había dicho que me llamaba (típico de un inicio, que se quieran unir a ti) pero yo inmediatamente me iba sin decir nada, para evitarlos me sentaba en la esquina de la mesa a dibujar sola.

Sin darme cuenta, derrame pintura de color marrón en mi asiento y me senté arriba de ella. A la hora de la merienda teníamos que sentarnos en el comedor así que me levanté, tome mi mochila y me dirigí al otro salón donde estaba el comedor, dónde se unian los niños pequeños como yo (preescolar) y los niños grandes (primaria). Caminando por el medio de las mesas todos comenzaban a murmurar y a reírse; yo no comprendía el porque así que seguía caminando para buscar una mesa vacía. Todos seguían riendo y era aún más fuerte por dónde yo pasaba.

"¡¡Miren esa niña, no se aguanto y se hizo en su uniforme!!" -Gritaron los niños grandes señalandome y los demás reían sin parar. Al mirar mi uniforme ví la enorme mancha marrón detrás de mí y comprendí. Empecé a llorar y sentía que mi mundo se encogía cada vez más. Me sentía aún más pequeña, sin protección. Mi corazón retumbaba y quería salir corriendo, al igual que yo; pero mis piernas no me daban, estaba paralizada y mis manos sudaban, las tenía apretadas en mi pecho. Todo se veía oscuro. Estando en mi trance pude escuchar una pequeña voz.

"¡Hey!, Niña!, Mírame, mira hacia arriba por la ventana" -Entre todo el ruido que hacían los niños pude escuchar su voz chillona. Mire a la ventana que tenía cerca y pude ver una pequeña ave blanca, con un toque de azul en su cabeza. Pensé que era una sueño pero al pellizcarne noté que era la vida real. Esa ave, parecía un pequeño angelito.

NARRACIÓN DE LA PALOMITA:

(Hola, soy Eleonora la palomita mensajera y esta parte de la historia la contaré desde mi punto de vista. Me turnaré con Ely para que comprendan nuestra pequeña gran historia)

"Que día tan intenso el de hoy, ya estoy cansada de llevar mensajes a todas partes" -Escuché quejar a Bethy, de nuevo.

"Beth, debes dejar de quejarte o se te caerán las plumas de tanta queja" -Le explico para ver si la logro convencer pero no da resultado ya que su queja aún sigue.

"¡Cállate Eleonora!, no me digas que tú no estás cansada. De todas las palomas que estamos aquí tu eres la que más debe de estarlo y está bien expresarlo" -Contesta.

"Te equivocas, las quejas hacen que los pensamientos pesimistas lleguen a invadirnos y eso es lo que menos debemos de hacer ya que nuestro trabajo es llevarle un mensaje de alegría a todas las personas. Ellos esperan con entusiasmo a una paloma feliz que le lleve su carta, no a una paloma enojada" -Luego de darle está explicación ella se calla y no vuelve a hablar. Al fin.

"Chicas, salió un trabajo. Bethy; debes de llevarte 4 cartas a las afueras de la ciudad. Eleonora y Jessi; deben de llevar ambas 5 cartas al centro de la ciudad y se encargan de llevar una a una escuela que queda de paso" -Tomás, el jefe de las palomas mensajeras nos da las direcciones de los lugares a los cuales entregar las cartas. Este trabajo es delicado ya que debemos de entregar a tiempo las cartas, no sabemos si en una de ellas se puede salvar una vida. Siempre he querido ser la heroína por llevarle una carta a una persona que la necesitará con urgencia. Pero por ahora solo he llevado cartas de amor, de trabajo o de listas de compras para empresas. Son cosas muy importantes pero no sé siente igual que entregarle felicidad a alguien que la había perdido.

"Esta bien jefe, ya nos vamos" -Contesta Jessi y tira de mi para que reaccione.

"Si, ya nos vamos" -Respondo. Amarramos la mochila con las cartas a nuestra espalda y comenzamos el vuelo, rumbo a los destinos ya mencionados a entregarle a desconocidos un poco de amor.

"Hey, ¿que tal si tú te quedas con la entrega de la escuela y yo sigo directo para el centro? Así nos ahorramos tiempo y llegamos más rápido" -Me ofrece Jessi. Es buena idea, debo de llegar a casa para darle de comer a mis hijos y mi madre.

"Por mi está bien"- respondo. Enseguida ella me guiña un ojo y cambia de dirección.

"Nos vemos en el centro ya que tienes una de las cartas de allá" -Menciona.

"Nos vemos"- respondo. Me dirijo a la escuela que queda por el camino al centro. Según leí en el pedido la carta va dirigida a una niña de 5 años. ¿Sabrá leer la niña? Su foto en el pedido me parece conocida aunque nunca la viera antes. Llegando a la escuela escucho un ruido de muchos niños riendo y hablando en voz alta. Me acerco para observar que sucede y veo que todos señalan a una esquina del salón. Noto que están señalando a la niña la cual debo de entregar la carta. Pobre niña, tiene su ropa sucia y todos rien de ella. Será mejor que la ayude.

"¡Hey!, Niña!, Mírame, mira hacia arriba por la ventana"- Su rostro lleno de miedo y de lágrimas me partió el corazón. Así que entré al salón volando a su alrededor. Nuestra política es que no debemos hablar con los humanos pero este era un caso muy especial para mí.- " Sígueme sin mirar atrás o prestarle atención a los demás"- le digo susurrando y ella con cara de asombro me sigue.

NARRACION DE ELY:

El ave voló hacia mí y daba vueltas a mi alrededor, me dijo en forma de susurro que la siguiera sin mirar atrás, así que eso hice. No podía creer que estaba escuchando hablar a un animal pero igual la seguí. Me llevo lejos de los niños riéndose, los maestros no estaban por ningún lado ya que deberían estar en su descanso, comiendo en la sala de maestros.

"¿Eres real o te estoy imaginando?"- pregunte curiosa, como si supiera supiera que el ave me diría la verdad siendo imaginaria o no.

"Soy real niña. Descansemos aquí" -Se paró en la mesa de unos de los salones y me di cuenta que llevaba consigo un pequeño morral lleno de papeles que parecían cartas.

"¿Cómo es que puedes hablar? Mis padres me dijeron que los animales no hablan como nosotros. Tu más bien deberías de cantar"- ella se ríe y me mira a los ojos.

"En realidad todos los animales hablamos, pero tenemos leyes que lo prohíben hacer con los humanos. Acabo de romper la ley más antigua y sagrada que tenemos solo por salvarte"- contesto, me sentí segura con ella cerca.

"¿Cómo te llamas? Y ¿Por que tienes un morral en tu espalda?"- Pregunté algo curiosa señalando su morral.

"Mi nombre es Eleonora, y soy una paloma mensajera. Llevo cartas a todas partes para que ustedes los humanos se puedan comunicar entre si" -Contestó.

"Pero, para eso están los teléfonos. Aunque por mi parte me parecen mejores las cartas. Me gusta dibujar"- Mi inocencia le pareció linda y me miró con ternura.

"¿Cómo te llamas tú? Creo que te he visto en alguna parte" -Menciona.

"Mi nombre es Ely y tengo 5 años. ¿Sabes? Tienes el mismo nombre que tenía Lela"- su mirada se perdió por un momento. "Te pareces a la palomita de la cual ella me cantaba".

"¿Le... Lela?" -No recordaba que solo mi familia sabía a quién me refería al decir ese apodo.

"Lela le decía a mi abuela. Cuando estaba más pequeña no sabía pronunciar bien la palabra abuela así que le decía así o le decía Mamalela" -Sus ojos se abrieron mucho, como alguien que recibió una gran noticia.

"¿Ely? ¿Negrita, eres tú?"- creo que comienza a llorar, no sabía que las aves lloraban. En realidad no sabía que las aves hablaban pero parece que todo se puede.

NARRACION DE LA PALOMITA:

No puedo creer lo que estoy escuchando. La niña a la que salve resultó ser la niña de la cual mi madre humana me hablaba antes de fugarme. Me fuí de allí porque conocí a mi madre verdadera y tenía que vivir mi vida con ella, como un ave libre.

"Mi madre humana se llamaba igual que yo, Eleonora. Ella me alimentó por muchos años, desde que yo era un pichón. Al crecer me contó que su hijo humano tendría una bebé la cual llamarían Ely. Estaban tan felices cuando la niña nació. Recuerdo haberla visto cuando era una bebé. Los días que ella se enfermaba, mi madre humana se preocupaba mucho así que yo la ayudaba. Con ella rompí por primera vez la ley de no hablar con humanos, la cual yo no conocía por vivir con ella desde pequeña. Al irme la dejé con un vacío en su corazón, al igual que en el mío. Iba rumbo a vivir una vida nueva al lado de aves las cuales no conocía mucho. Me fuí cuando Ely aún era pequeña así que no se acuerda de mí" -Le conté todo a la niña y ella solo sonrió, ví como le salieron lágrimas enormes y rodaban por sus mejillas rosadas.

-"Así que eras tú. Eres esa palomita blanca de copetico azul que mi abuela tanto cantaba" -Respondió, aún sonriendo y llorando.

"¿Cantaba sobre mi?"- mi madre humana siempre cantaba, estuviera triste o feliz.

"Si, una linda canción que me hace sentir bien cada vez que la canto" -Responde-. Se seca las lágrimas y su sonrisa aumenta.

"Palomita blanca, Copetico azul, Llévame en tus alas a ver a Jesús!..Ay! Mi palomita, a quién yo adoré, Viéndose con alas, me dejó y se fue!....Me encontré un pastor y le pregunté: a mi palomita, ¿No la ha visto usted?. Él me contestó, con mucho dolor: a su palomita, no la he visto yo!...Me subí a una torre, a verla pasar…;Como no pasaba, ¡Me puse a llorar!... Palomita blanca, copetico azul, llévame en tus alas a ver a Jesús..." -Me cantó esa melodiosa y pacífica canción con una voz tan dulce. Me puede imaginar a mi pobre madre sufrir tras mi ida.

"Es, es hermosa esa canción y algo triste ya que se su significado" -Le comento. Ella se aproxima hacia mí y estando más cerca recuerdo cuando era una dulce bebé. Al moverme un poco a delante siento el peso del morral y de inmediato recuerdo que tengo una carta para ella así que se la muestro.

"¿Es para mí?" -Pregunta dando brincos de felicidad.

"Si, por eso vine para esta escuela. No sabía que era para tí. No sabía en realidad que te encontraría aquí"- comienza a abrirla. Al terminar de hacerlo su cara de asombro me da curiosidad.

"¿Quien te dió esto?" -Pregunta mirando la carta.

"Mi jefe, no me dice de quién son, solo me dice para quién son" -Su rostro cambio a uno lleno de felicidad.

"Este dibujo lo hizo mi abuela hace meses. Mucho antes de que falleciera. Le gustaban las flores y se las pasaba dibujando. No sé lo que dice ya que su letra no era muy entendible" -Me acerco para ver la carta y leersela

Aquí dice: "Para mi querida negrita, la cual en el día de hoy estaría cumpliendo sus 6 años. Feliz cumpleaños mi linda. Lamento no poder estar contigo hoy pero mi viaje en la tierra ya se cumplió. Ahora te observare desde el cielo, junto con Dios. La palomita la cual te entrega está carta es mi mejor amiga. Si puedes la saludas de mi parte y le dices lo mucho que la amo también, al igual que te amo a tí. Me enteré hace mucho que era mensajera y planee esto para ambas. Disfruten su vida al máximo y sean buenas. Atentamente, Eleonora (Mamalela)." -Terminé de leer la carta y noté que la niña estaba llorando.

"Yo también te amo Lela" -Susurró y se limpió las lágrimas.

"¿Estás bien?"- Le pregunto algo conmocionada.

"A partir de ahora, lo estaré siempre"- supe que es lo que quiso decir. Recibir cartas te dan una cierta parte de alegría. Pero, recibir esa carta que te cambia de estar triste a estar feliz, tiene un significado más gran. Lo logré, cumplí lo que quería. Llevar alegría a alguien triste.

Ahora Ely y yo podemos vivir nuestra vida juntas, ahora que la encontré o que mejor dicho, ahora que mi madre humana hizo que la encontrará; compartiremos momentos felices juntas y la protegeré de cualquier peligro como solía hacer mi madre humana. Ahora, tendremos el final feliz que tanto hemos escuchado en las historias.

Ahora, la palomita blanca de copetico azul volvió, y se quedará...