SÉPTIMO CONCURSO DE ESCRITURA Y PINTURA !! / SEVENTH WRITING AND PAINTING CONTEST !! / #WORLD OF XPILAR

---

---

El ayer en la bahía

”Una imagen vale más que mil palabras”… Vaya que tienen razón. Esta foto esconde, no solo palabras… Esconde sentimientos, vivencias, sueños rotos… Gente rota….

La tome hace 3 años, fue un verano hermoso. No viajábamos a la Bahía desde que murió mamá… Papá, pensó que era buena idea, ¿Por qué no pasar el cumpleaños de Lilly allá?... A mamá le hubiera encantado todo eso, claro, ella le habría hecho una gran fiesta, con una torta de 3 pisos, cubierta de chocolate…

Al llegar, Lilly estaba feliz, faltaban solo 3 días para su cumpleaños y estábamos en el lugar favorito de mamá. A mí, me sorprendió encontrar la casa en perfectas condiciones, todo estaba donde debía estar y se respiraba… Paaazz.

Papá estaba nostálgico, lo veía en su mirada, tomaba los portarretratos y los veía como por 10mint cada uno. Verlo a él y a Lilly era ver la balanza de la vida: Papá llorando la pérdida del amor de su vida y Lilly brincando de felicidad por estar en ese lugar. Yo no sabía a qué lado de la balanza unirme, porque a ambos los entendía, sentía el sentimiento de ambos… Pero me necesitaban, tenía que dar lo mejor de mí, ellos lo merecían, yo lo merecía, mamá lo merecía...

Los días pasaban… Comíamos, íbamos a la playa, veíamos películas y disfrutábamos, los 3 juntos. Las preocupaciones, tristezas, responsabilidades, hasta los 500 Whatsapp y llamadas de “Perdóname, vuelve conmigo” por parte de Nicolás, dejaron de importar esos días.

El cumpleaños N° 12 de Lilly había llegado. Ella quería hacer algo especial ese día, así que a papá se le ocurrió la idea de salir en el bote. Preparamos todo, comida, agua, la torta sorpresa y salimos temprano.

La pasamos genial, solo falto mamá para que fuera perfecto… La cara de felicidad de Lilly al ver su torta y las lágrimas de papá al vernos juntas riendo, no tenían precio. El mejor verano, el mejor día, el mejor cumpleaños.

Debíamos regresar ese mismo día, Lilly quería ver a sus amiguitas, organizaron una pijamada. Salimos a eso de las 4 de la tarde. El sol estaba radiante, el viaje en carretera no podía ser más tranquilo. Escuchábamos música, cantábamos, reíamos… Un instante perfecto, que se desvanecio…

En una curva, un conductor ebrio, le quito la derecha a papá. Él… perdió el control, todo paso muy rápido. Solo podía oír los gritos de Lilly en el asiento trasero y el sonido de las llantas contra el asfalto. Sin darme cuenta, nos encontrábamos dando vueltas y todo se oscureció.

Desperté en un hospital, tenía fracturas en mi brazo izquierdo y ambas piernas, y llevaba puesto un collarín. Los busque con la mirada, pero no estaban, no había nadie más que una enfermera.

Miles de preguntas invadían mi mente, pero solo necesitaba respuesta a una: “¿Dónde estaban papá y Lilly?”… Las palabras salieron un poco forzadas, pero ella entendió y no hizo falta que dijera algo para responder mis mil preguntas…

Se habían ido junto con mamá a la Bahía y esta vez yo no podía acompañarlos… Papá salió disparado por el parabrisas, culpa de su mala costumbre de no abrochar su cinturón sino cuando ya íbamos a llegar y Lilly, con tantas vueltas… Su cuello… No resistió…

Ya han pasado 3 años desde el accidente y aún esta foto me hace ver a Lilly reír y gritar, también, veo a papá llorar de felicidad y estar asustado por no saber qué hacer para parar el auto... Es la primera vez que una foto tiene la balanza de la vida tatuada en ella.