Como siempre, es un gusto para mi poder participar en estos desafíos que nos permiten socializar, conocernos y a la misma vez hacer un poco de introspección para saber como nos percibimos.

Es cierto que dentro de nosotros, existen ciertas cosas que deberíamos cambiar, muchas veces no es tan fácil, pues a veces se trata de nuestra conducta y actitud, ese carácter con el cual fuimos forjados y que toca muchas veces fundirlo como a metal para sacar toda la escoria y solo quedarnos con lo mejor.

En esta oportunidad, hablaré de 3 características de mi personalidad que me gustaría cambiar:

- Orgullo y prejuicio:

Y si, suena hasta raro que lo diga, pero la verdad es que me cuesta mucho bajar la cabeza, pedir perdón y cambiar mi perspectiva; a diario lucho con estas cosas; lo cual no es sencillo porque mi cabeza se vuelve una maraña cuando se trata de quebrar prejuicios, mirar con misericordia y aprender a perdonar. Es una dificultad constante, con la cual trabajo cada día. La Biblia dice: "Dios al altivo lo mira de lejos". Por lo cual me da terror que Dios me mire de lejos, me ignore y no me conceda de sus favores; por causa de mi orgullo y mis prejuicios estúpidos.

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-Hermitaña

Uff! me da plenitud estar encapsulada, lejos de la gente, lejos de la vida real. Me gusta concentrarme en proyectos personales, en aprender, en leer libros, pero cuando se trata de socializar créanme que yo tiemblo y retrocedo. Tal vez esto es un poco loco, pero una de las razones por las cuales estoy en steemit es precisamente para superar estos temas de mi hermetismo, mi timidez y mi disocialidad que trasciende. Yo también trabajo cada día en esto, no me es fácil encajar en grupos sociales, así que siempre me sentiré muy forzada haciéndolo pero al menos lo intento.
Lucho cada día con mi timidez, no es que sienta miedo en hablar o que me vean; es simplemente que me siento más cómoda en los silencios de la vida.

Se dice que la paciencia es una virtud y es un don; hay que aprender a cultivarla. Créanme que rápidamente pierdo la paciencia cuando las cosas no se dan a la primera. Termino por desanimarme, por cambiar de ruta rápidamente; me cuesta mucho a veces persistir en algo.
Eso también habla de mi falta de disciplina; pero más allá de eso, se que todo se trata de paciencia. Paciencia con las personas, paciencia conmigo misma y el saber esperar me encantaría que se encarne un poco más en mi.
A veces soy como el viento, me gusta la libertad, la plenitud y cualquier cosa que me oprima, rápidamente la soltaré y me iré.

Y aunque ya les conté un poco acerca de las partes en las que flaqueo, también se que tengo virtudes que no se compran en la tienda. Siempre soy leal, fiel, sincera y honesta. Nunca consideraré traicionar, buscar ganar a costa de mi integridad; siempre voy a entregar lo mejor de mi en una relación de amistad, profesional, pues mi testimonio es lo más importante para mi.
Soy leal a mis principios éticos y morales, soy leal a mi familia, a los amigos que son tesoros valiosos, a mi misma. Y eso es una virtud que complementa mis flaquezas.

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- FE

Creer en lo que a la vista parece imposible, confiar en que se logrará lo que para muchos es una utopía.

Yo soy una mujer de fe inconmovible e inquebrantable; siempre se lo que quiero y trabajo para eso, más allá de mis limitaciones y mis luchas personales, las pruebas que tengo que superar cada día; siento que mi mayor virtud es la fe, esa que no es medible razonablemente, sino que es a través del Espíritu Santo de Dios que me permite creer.

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Protectora:

Si existe algo por lo cual vale la pena luchar, es precisamente por mi familia, yo siento que es lo más preciado que tengo. Como entiendo que mis hijos son prestados, pues le pertenecen a Dios, entonces he desarrollado un instinto protector; muchas veces soy como una mamá leona que protege a su cría; se que este mundo es fiero, es rudo, es difícil inmensamente; así que resguardar la integridad de los corazones de mis hijos es mi misión más latente. Esto lo entendí a medida que iban naciendo e iban creciendo mis hijos, en medio de cada enfermedad, en medio de cada lágrima, en cada frustración, yo me convertí en una mamá mas fuerte, una que lucha por el bienestar de los míos.

No se si saben, pero soy inmigrante en Argentina; decidí viajar 8000 km para encontrar un lugar seguro en donde mis hijos estuvieran a salvo. Dios nos guio al lugar idóneo para que los míos crecieran y juntos pudiésemos ser una familia feliz, estable y de bendición a todos los que nos rodean.

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