El Decadentismo en la estética moderna (Parte II)

in GEMS4 years ago (edited)

"El sueño del día" (1880), de Dante Gabriel Rossetti Fuente

Como quedamos en el post anterior, al hablar de la concepción de decadencia en el poeta simbolista francés Paul Verlaine, un sentido semejante se encuentra en el escritor inglés Walter Pater, quien sintetiza los mejores valores del decadentismo, al pensar el otoño de una cultura con tonos delicados y sensaciones sutiles, y concebirla como transición, a la luz de su revaloración del Renacimiento. Les interesa del arte renacentista los sueños crueles, la belleza ambigua de los rostros cercanos a lo andrógino, la belleza de la feminidad ataviada en las joyas. En su ensayo sobre el Renacimiento, de 1873, Pater declara:

Mientras todo se hunde bajo nuestros pies, bien podemos intentar aferrar alguna pasión exquisita, alguna contribución al conocimiento que al despojarse el horizonte parezca poner el espíritu en libertad por un momento, o cualquier excitación de los sentidos, extraños tintes, extraños colores, y olores curiosos, u obra de la mano del artista, o el rostro de la persona amiga.

Los grandes temas de la sensibilidad decadente se mueven, pues, alrededor de la idea de una belleza que se produce por la alteración de las fuerzas naturales. De allí que, separándose de la visión idílica de la naturaleza que había caracterizado al Romanticismo –pero tocado por la rebelión del espíritu inaugurado por este-, privilegie lo artificial, el artificio.

De allí el dandismo, donde confluyen las primeras manifestaciones del culto por lo excepcional, por lo artificial. El surgimiento del dandi se ubica en la sociedad inglesa de las primeras décadas del XIX, con la figura de lord George Brummel, que concentra en sus hábitos, formas de vestir y opiniones el gusto por lo bello extravagante, el hastío aristocrático, el gesto provocador y la expresión desconcertante.

El Conde Robert de Montesquiou, inspirador del protagonista de la novela de Huysmans
(retrato hecho por Giovanni Boldini) Fuente

El dandismo será acogido en Francia por poetas y novelistas, principalmente, donde destaca Baudelaire, quien lo fundamentará en varios de sus artículos publicados en 1863 bajo el título general de "El pintor de la vida moderna". Citemos:

Estos seres [refiriéndose a los dandis] no tienen otra profesión que la de cultivar la idea de lo bello en su persona, satisfacer sus pasiones, sentir y pensar.

¿Qué es pues esta pasión que, convertida en doctrina, ha hecho adeptos dominadores, esta institución no escrita que ha formado una casta tan altiva? Es, ante todo, la necesidad ardiente de hacerse una originalidad contenida en los límites exteriores de la conveniencia. Es una especie de culto de sí mismo (…)

(…) todos son representantes de lo que hay de mejor en el orgullo humano, de esa necesidad, demasiado rara entre los de hoy, de combatir y destruir la trivialidad.

El dandismo es el último destello del heroísmo en las decadencias (…)

Es obvio que Baudelaire elabora una teorización un tanto apologética del dandismo; este si bien emergió con un aire de rebeldía, finalmente, se integró al estado de cosas dominante. Aún en aquellos casos donde se opone a los prejuicios y costumbres, como la opción por la homosexualidad, totalmente inaceptable y castigada penalmente, como ocurrió con Oscar Wilde (le dedicaremos un post más adelante).

Oscar Wilde en 1882, en un retrato de Napoleón Sarony Fuente

Fue en 1886 cuando se publicó en Francia la revista "Le Décadent". Aunque los críticos de entonces habían recriminado a los artistas de esa corriente con el despectivo nombre de "decadentes", estos, en lugar de sentirse agraviados, adoptan desafiantes esta denominación. Habrá un cierta repotenciación del dandismo, que retornó a Inglaterra con las influencias francesas, y será asumido por el escritor Oscar Wilde y el pintor Aubrey Beardsley. En Italia el decadentismo y dandismo se expresará en el escritor Gabriele D'Annunzio. En Francia se sumarán a esta corriente otros escritores, como Jules Barbey d'Aurevilly, Villiers de L'Isle-Adam, Pierre Louÿs y Pierre Loti.

Un dato curioso es que Villiers de L'Isle Adam escribirá en La Eva futura (1886) el primer prototipo de la ciencia ficción moderna: una mujer androide ideal, que no conoce la enfermedad ni la muerte.

El decadentismo y el dandismo alcanzarán una de las expresiones más representativas en la novela À rebours (traducida como Contra natura, A contracorriente, Al revés, etc.) del escritor francés Joris-Karl Huysmans, publicada en 1884, considerada un compendio de la sensibilidad decadente. Oponiéndose al modelo tradicional de ficción del siglo XIX, Huysman produjo esta novela peculiar en su época.

Portada de una de las ediciones de À rebours en español Fuente

Su argumento puede resumirse así: Jean Floressas Des Esseintes, personaje principal, descubre un día el inmenso hastío que se esconde detrás del absurdo y la vulgaridad de la vida moderna. Decide abandonar su festiva ciudad, aunque vive en el mejor París de todos los tiempos (el de finales del siglo XIX, capital del arte y del universo más civilizado) y aislarse en una mansión en las afueras, donde dispone su "museo" personal. Allí se dedica a explorar toda clase de manifestaciones artísticas (libros, cuadros y perfumes), hasta que algo no previsto clausura su "paraíso artificial". Como dice el escritor Enrique Vila-Matas: "La tercera persona a la que recurre Huysmans para narrar el profundo rechazo y el tedio del egoísta Des Esseintes no es en realidad más que una máscara que encubre al propio autor".

Como no conviene alargarse más, citaré unos fragmentos de la novela:

Indudablemente, la Naturaleza, esa sempiterna vieja chocha, ha acabado ya con la confiada admiración de los verdaderos artistas, y ha llegado el momento de que sea reemplazada, siempre que sea posible, por el artificio.

Una vez apartado de la vida contemporánea, decidió no introducir en su encierro nada que pudiera provocar pena o repugnancia, por lo que adquirió unos cuadros sutiles, exquisitos, embebidos de una antigua fantasía y de un áurea de pasada corrupción, que nada tenían en común con las costumbres de la época. Para delectación de su espíritu y deleite de su vista, decidió encontrar obras evocadoras que lo transportaran a un mundo ignorado y oculto, que le estremecieran el sistema nervioso mediante pasiones eruditas, complicados y angustiosos ensueños e indolentes y siniestras visiones.

Ilustración para edición de À rebours, por Ink-Yami Fuente

Finalmente, cayó en cuenta de que los argumentos del pesimismo eran incapaces de aliviarle y que tan solo la imposible fe en una vida futura podría darle la paz a su espíritu.

Des Esseintes, el personaje de À rebours, se provee de una vida de sensaciones artificiales, en un ambiente también creado por su voluntad artificiosa, que solo es capaz de propiciarle una existencia perturbada, enferma, desolada, hasta el vacío y el hundimiento, como se dice en las líneas próximas al final: “No podía cerrar los ojos a la evidencia de que no quedaba nada, todo estaba derruido”.

Existe una versión en PDF de À rebours (Al revés) que puede descargarse en el siguiente enlace

Referencias bibliográficas

Balakian, Anna (1969). El movimiento simbolista. España: Edit. Guadarrama.
Baudelaire, Charles (1999). Salones y otros escritos sobre arte. España: Visor.
Eco, Umberto (2005). Historia de la belleza. España: Edit. Lumen.
Huysmans, Joris-Karl. (|980). Contra Natura. España: Tusquets Editores.
Vila-Mata, Enrique.(2010). Al revés (À rebours) de Joris-Karl Huysmans.
https://es.wikipedia.org/wiki/Decadentismo

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Modernidad literaria, Romanticismo alemán , Romanticismo ingles I, Romanticismo inglés II, Romanticismo francés I y Romanticismo francés II, Realismo literario I, Realismo II, Realismo literario III, Parnasianismo I, Parnasianismo II, Edgar Allan Poe I, Edgar Allan Poe II, Edgar Allan Poe III, Walt Whitman I, Walt Whitman II, Simbolismo I, Simbolismo II.

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