José David amaba el mar, por eso disfrutaba tanto, cuando su abuelo lo llevaba a pescar en su pequeño bote, o cuando su abuela le contaba hermosas historias, que ella misma inventaba, las preferidas de José David eran las historias de aventuras de piratas.

Esa pasión por el mar, fue lo que llevó a José David a enrolarse en la marina apenas cumplió la mayoría de edad.

Seis meses después, Martin y Elena, se encontraban muy entusiasmados, haciendo los preparativos para recibir a José David, en sus primero días de licencia, pero el destino les hizo su peor jugada, cuando recibieron la visita de un oficial, con la terrible noticia, la embarcación había naufragado, y no habían logrado rescatar los cuerpos de la tripulación.

Como era de esperarse, esa noticia sumió a los ancianos en la mayor de las tristezas, Elena pasaba largas horas sentada en su mecedora, la misma donde se sentaba a contarle las historias a su nieto, allí permanecía, mirando al horizonte, sin pronunciar palabra.

Así transcurrió casi un año. Martin, también dolido por la desaparición de su nieto y además preocupado por el estado de su esposa, le sugirió que regresara a dar sus clases de historia en el colegio, como un medio de distracción, Al principio Elena se negó rotundamente, pero bajo la insistencia de su amado esposo, terminó por aceptar.

Elena regresó al colegio con la intención de retomar sus actividades, pero no fue posible, sus alumnos notaron que la profesora confundía los acontecimientos y las fechas históricas. Luego de verificar los rumores, la directora le notificó que no podía seguir dictando clases y amablemente le sugirió buscar asistencia médica.

Siguieron pasando los días, los estudios no reflejaban ningún daño del sistema nervioso, pero la condición de Elena empeoró, su manera de comunicarse se redujo a simples gestos y monosílabos, ya no recordaba los asuntos más elementales.

Tan grave se había vuelto la situación de Elena, que no logró entender, la gran noticia que Martin trataba de explicarle, José David había aparecido, logró sobrevivir por más de un año en una isla solitaria, donde lo rescataron, y ahora ellos estaban el puerto esperando su regreso a casa.

Martin vio venir la lancha, reconoció la bandera y el logo de la marina, apretó emocionado la mano de Elena, ella permaneció ausente, mirando a la embarcación recostarse suavemente del embarcadero.

Apenas se detuvo la lancha, José David saltó al muelle, y corrió hasta donde estaban sus abuelos. Elena vio al joven acercarse, la expresión de su rostro cambió bruscamente, abrió los brazos y abrazó al joven con toda su fuerza.

Luego del largo abrazo, Elena acarició el cabello de José David y con tono de recriminación le empezó a preguntar — ¿Dónde estabas?, ¿Por qué tardaste tanto?, —sin darle tiempo a responder, continuó —tenemos horas esperándote, mira esos restos de barco que están en aquella orilla, ese era el barco del Capitán Loco, le decían así, porque pasó gran parte de su vida navegando solo, persiguiendo a una sirena, —seguía Elena, hablando sin detenerse —vamos, mientras regresamos a la casa, te sigo contando, resulta que esa sirena, era una joven muy hermosa de quien él se había enamorado, pero sus padres …….