Venezuela Concurso/Semana 5/La Confusión | Mi compañera fantasma

Apreciados amigos de Steemit:

Una vez más agradezco a la comunidad Venezolanos Steem establecida por @marcybetancourt, @solperez y @fjjrg por brindarnos la posibilidad de mostrar nuestros escritos por medio del Venezuela Concurso que ha llegado a su quinta edición. Esta vez es organizado por nuestra querida amiga @charjaim, con el tema La Confusión.

La anécdota que les relato sucedió hace algunos años cuando invité a una amiga al centro Comercial El recreo, en Caracas, para conversar y ver alguna película ya que los dos somos amantes del cine.
A minutos de empezar la función me extrañó mucho que ella no hubiera llegado porque es una mujer muy organizada. Así que compré las dos entradas, le expliqué al portero la situación diciéndole que cortara los dos ticquets por si acaso mi compañera llegaba a tiempo y por suerte del universo lograba dar conmigo.
Luego pasé a la sala oscura para ver:

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Fuente

Mi compañera fantasma

Los otros, película del año 2001, dirigida por el cineasta español Alejandro Amenábar, me atrapó al instante como un sapo a un insecto con su intrigante suspenso y la majestuosa actuación de una de mis actrices favoritas: Nicole Kidman, como Grace.

A pesar de la atención que le estaba prestando al film varias veces quité la mirada de la pantalla y vi hacia donde presumía que Daniela D. podía llegar, pero eso no sucedía. Así que decidí perderme definitivamente en la atmósfera de ese caserón donde la luz natural estaba prohibida. No sé cuánto tiempo pasó hasta que vi una silueta acercarse a la fila de butacas donde estaba sentado, “permiso, permiso, permiso”, escuché en un susurro continuo hasta que ella llegó, se sentó a mi lado y con un hilito de voz me dijo: "Te traje lo que más te gusta". Yo la noté agitada e intenté calmarla tocándola en el brazo.

A esta altura del partido yo estaba enajenado con Los otros, tratando de no perderme ni un segundo de la trama que me recordaba las películas de Alfred Hitchock. Estaba totalmente sugestionado en ese ambiente claustrofóbico donde una madre trastornada con la esperanza de ver regresar a su esposo de la guerra cría a sus dos pequeños hijos que sufren de una extraña enfermedad, cuando escucho que mi compañera desenvuelve un papel plástico y luego me pone en los labios un bombón de chocolate. En ese momento yo no le dije ni "gracias" para no perderme la escena que transcurría sino que saboreé con mucha ansiedad la golosina.

En el punto de clímax cuando Grace escucha sonar el piano en la habitación que se encuentra cerrada y vacía, siento que ella me aprieta la mano con fuerza y entonces noto algo raro. Mi corazón se aceleró perturbado porque relacioné inmediatamente su presencia con la circunstancia sobrenatural que ocurría en la película. Después de pensar a un millón de neuronas por segundo llego a la conclusión de que es imposible que esta mujer pegada a mi costado sea Daniela D., porque tiene cortas las uñas.

El orgullo de Daniela D. son sus uñas fuertes y largas con las que toca el arpa y la cítara. Jamás de los jamases ella se las cortaría pegada a la carne como las tiene esta compañera que de pronto se ha convertido para mí en un fantasma. Luego de repensar la situación volteo la mirada de la pantalla y le preguntó muy bajito: "¿Quién eres?"

Entonces, a pesar de la oscuridad de la sala, veo que la fantasma demuda el color del rostro, palidece y se ruboriza en seguida al ver mi cara que no era la que ella esperaba. Se lleva las manos a la boca diciéndome: "Perdón, señor, perdón, perdón, me he confundido de asiento". Ella mira nerviosa hacia las filas de atrás y mueve sus brazos llamando la atención de alguien. Al levantarse yo le digo, ya sosegado: "No se preocupe, señora. Y muchas gracias por el Toronto."

Al terminar la función esperé que avanzaran los créditos hasta ver pasar a la mujer, hermosa como un flan, agarrada del brazo de un joven con pinta de ser su hermano. Al cruzarse nuestras miradas yo le guiñé un ojo y ella me correspondió con un esbozo de sonrisa mientras se alejaba.

Afuera, me esperaba Daniela D.: "Discúlpame, no pude llegar a tiempo por el tráfico." Me dijo a modo de saludo. "Sí, Daniela D., tranquila. Ven, vamos a tomarnos unas cervezas para contarte lo que me ocurrió en el cine con Los otros mientras te esperaba."

[Afiche promocional del Concurso]