He aquí mis manos / (Poesía)
Amigos lectores de Steemit, les dejo en sus manos esta tesis sobre las manos expresada en poesía.
Espero que sea de su agrado.
Fuente: stokpic, en Pixabay
He aquí mis manos
Mis manos están en el mundo. Aquí, en sus escarpadas, ascienden el cielo y la tierra, aran el tiempo y el mar. Cada una de mis manos es una verdad simbólica, un artejo de conjunciones infinitas, una zambra de nervios que emiten zumbidos, un continente por descubrir en el mapa de la universalidad, un diccionario, una rama del laurel, un astrolabio y un compás. El mundo está en mis manos.
Debo mirar mis manos, conocerlas, sembrarlas, debo hacerlas múltiples de lo natural, cocientes de la razón y aun más del misterio que sus líneas entrañan.
En mis manos viven las mujeres que adornan sus cabellos con las flores arrancadas de la luna; los hombres tribales con sus tambores y timbales sudan mis manos.
He de sembrar mis manos universales, ensuciarlas del barro con el que están hechas, cosecharlas, hacerlas caldos con los víveres, dejar que se envuelvan en sus profecías, hacer que se cumplan las palabras que están escritas en ellas y servirlas en las mesas de todos, lavadas, calientes, picantes, plenas de albedrío, acompañadas de rodajas de sed, de avidez de existir, gustos y deseos.
Comfreak , en Pixabay
Mis manos hechas de yacimientos
vendimian matojos silvestres,
cereales, mercaderías lácteas, avellanas,
uvas secas, peces salpresos, vinos
y setas comestibles para almacenar en reserva
ahora que se pronostica un crudo invierno.
Doy mis prendas en esta confesión.
Mis manos, de capilares negras, húmedas
asisten al lavatorio de los pies.
Mis manos son islas solitarias
que derivan, que flotan, que naufragan,
el recado de la inmortalidad.
Su entidad es la pleamar
que abastece de sal la bahía.
Mis manos son inventarios,
son compilaciones de todo lo que pierdo
de todo lo que se aleja o se acerca
de todo lo que vuelve a mí,
la resaca del éter que cubren las algas.
Mis manos hechas para la paz,
para hacer el amor entre harmoniosas espumas.
Son árboles mis manos,
cordilleras, cosmonaves, sirgas que arrastran el peso de la tarde,
mariposas hembras embriagadas con el néctar de la sangre.
Un aroma de gracias de ellas se despide.
La distancia solitaria
que sigue el rumbo de las nubes
de aguas azoradas.
Mis manos en azules oleajes
tejen de relámpagos mi cuerpo
aún cuando parecen que duermen en la calma.
Tropican incansablemente mis manos
mientras las olas discurren
entre placas telúricas,
en rompientes arrecifes.
He aquí mis manos.
He aquí los libros de mi vida.
