Venezuela/Concurso/Tercera edición/ Siente la naturaleza/ La lluvia

Saludos, apreciados Amigos de toda la Comunidad, es para mí un placer presentar esta publicación para la tercera edición del concurso creado por la amiga @evagavilan; Siente la Naturaleza, en esta oportunidad inspirado en La Lluvia .

Mayo de 1989.

En una ciudad llamada “Mi Eterna Felicidad” vivía una niña llamada Gabrielis la cual tenía 8 hermanos, ella era la menor de la camada siempre consentida por el resto de sus hermanos. En las tardes a eso de las seis era como una hora sagrada en aquella casa, hora de ver la televisión. Al entrar la temporada de las lluvias los hermanos sabían que tenían un trabajo que hacer, el cual era marcar todos los agujeros del techo por donde se escurría la lluvia y después esperar el momento que cesara de llover para proceder.
Cuando el sol templaba ellos tomaban el anime y combustible para preparar una pasta milagrosa decía aquella niña. Problema solucionado por ese año.

Aquellas lluvias eran fuertes, no solo por la cantidad de agua que se desprendía del cielo sino porque eran con vientos enérgicos, relámpagos y truenos; cosa que le gustaba a Grabielis porque uno de sus hermanos colgaba una hamaca y la acurrucaba a ella entre sus brazos para acostarse, a ella no le importaba si se iba la luz, más bien le divertía porque su papá abría la puerta trasera de la casa y entraba esa brisa fría durante toda la noche y la casa se alumbraba naturalmente de vez en cuando con el paso de un relámpago. Y su hermano cerraba aquella hamaca como una carpa y empezaba a echarle cuentos y a inventarle canciones hasta que ella se quedaba dormida.

_{Fuente: @noregmcb}
Al otro día después de esa gran lluvia; el patio parecía que lo habían lavado, los pájaros cantaban, las plantas reían y bailaban por toda la vitamina que habían absorbido de la regada que le había mandado Dios; eso decía la mamá a aquella niña.

Y si llovía de día, más se divertía y mayor era la alegría que le invadía.
Junto a sus primas y las vecinas solían bañarse bajo la lluvia y era costumbre echar partidas de barcos de papel en el rio que se formaba en las aceras de la calle y ellas corrían a lo largo de la acera hasta llegar al final, algunos barcos se hundía pero siempre había uno que llegaba.

_{Fuente: @noregmcb}
El tiempo de lluvia le enseño tres cosas a esta niña:
Primero: Hasta los tiempos malos puede traer algo bueno.
Segundo: Después de una tempestad siempre viene la calma.
Y tercero: No importa cuánto se caiga o se hunda una persona, lo importante es levantarse y continuar hasta llegar a la meta propuesta.