Venezuela Concurso/Primera edición/ Siente la naturaleza/ Sé como el árbol /Reflexión

Si los árboles no largaran sus hojas
no tendríamos la dicha de volver a disfrutar su reverdecer,
pero pocas veces disfrutamos de un árbol
como muchas veces nos empeñamos
en negarle al viento nuestras hojas secas:
contradicciones absurdas, sueños irrealizables,
banales deseos, amores imposibles…

Lo que no es tuyo te da la libertad de dejarte libre,
lo que es sí es, que no te esclavice;
que te dé más emociones para razonar
y más razones para emocionarte.

Si lo posible te parece imposible; imposible que triunfes.
Démosle al viento lo que es del viento porque,
así como lleva, trae.

Cientos de barcos se hunden,
pero regresan otros con arena de las nuevas playas.
Miles de personas sucumben,
pero nacen nuevas y más tiernas y sanas.
Millones de promesas se rompen,
pero una nueva nos pone de pie o nos lanza al mar
o nos alarga la esperanza.

No te impacientes: sé como el árbol,
entrégale al viento las hojas que ya no necesitas;
tampoco irán muy lejos,
un poco más allá de tus pies,
y ahí terminan de secarse, de volverse nutrientes,
y otra vez serán tuyas, pero en experiencia,
porque lo nuevo debe llegar, pero para ser diferente,
para cambiarte,
para que no tengas que volver a lo mismo.

Si aún no lo has notado, ve que el árbol,
aunque sea de la misma especie,
no tiene la misma forma es su tallo,
la misma distribución en sus ramas
ni la misma cantidad de hojas;
tampoco nosotros tenemos los mismos pensamientos,
las mismas emociones
ni las mismas alegrías en los mismos momentos,
somos iguales, pero diferentes
y diferentes deben ser los vientos que necesitamos,
las hojas que debemos largar
y los frutos que debemos echar.
Sé como el árbol,
que aunque parezca que dejó de crecer,
crece cada mañana esperando vientos favorables.