Hola, hola steem lovers.
Hoy escribo algo diferente, que me ha hecho escuchar, leer, investigar y conocer el lugar en el que resido, Lima, Perú.

Así que aquí les contaré un poco sobre la leyenda urbana de Matusita, muy popular por estos lares.

_{Composición hecha por @audiarmig en Canva.com |Fuente de imagen| Fecha 1984 fotografía de Arkiv Perú}

Antes de que se sumerjan en estas líneas, pasaré agradeciendo a @solperez y @marcybetancourt, por tan creativa y organizada comunidad Venezolanos Steem. Asimismo agradezco a @marlyncabrera por este escalofriante concurso, espero hacerlo bien.

MATUSITA

Hace 6 meses Irene me acompañó a buscar mi Carnet de Extranjería, en Breña.

Íbamos caminando y charlando hasta que llegamos a la Avenida Garcilaso de la Vega, me paró en seco señalando una casa de esquina, diciendo:
-Yo estuve allí. Viví allí, no sé cuándo ni cómo. Pero te lo juro, yo estuve allí.

Y a modo de broma le dije:
-¡Ah, qué bueno! ¿y qué tal era la cocina?

Desde ese día, no he vuelto hablar con ella. Cada que iba a su casa, me decían que estaba trabajando. Tampoco respondió mis llamadas ni mensajes.

Me pareció extraño, pero no hice caso, hasta que empecé a soñar con ella. Al principio no la reconocí: era una mujer pálida, madura y con la mirada perdida, y me veía buscando algo detrás de mí.

Así pasó una semana, el mismo sueño, cada vez más perturbador y nítido. Luego empecé a escuchar guturales voces, disformes, unas gritaban por encima de la otra.

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-Te maldigo. Los maldigo, la maldigo- repetía Irene con la mirada ida.

-“¡Bruja, hechicera, gitana, arpía!” gritaron en coro una especie de horda que nunca vi.

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A la siguiente semana hablé con una vecina de Irene, “mi caserita” dueña de un abarrote, y le pregunté por ella.

-Niña, a Irene la llevaron a un loquero, se dice que estaba loca, repetía y repetía: “Matusita te maldigo”. Todos le advirtieron lo que sucedería si visitaba esa quinta en el Centro de Lima. Bueno, eso me contó mi hija.
-¿Y por qué fue a esa casa?
Sentí escalofríos mucho antes de escuchar la respuesta.
-Nadie lo sabe, mi niña, su mamá me agacha la cabeza porque sabe que toda la calle ya sabe lo que sucedió. Ahorita está con el loquero, pero yo creo unos ramazos le quitarán todo lo malo.

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Pensé y me eché la culpa porque no la escuché. No escuché lo que le sucedió al ver la casa. Fui varias veces a la Avenida, cuando el semáforo estaba en rojo me acercaba, solo para ver la fachada que ahora pertenece a un banco. Pero no pude identificar nada perturbador. Quizás lo extraño era yo tocando las paredes.*

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Pero…
Esto fue lo peor que pude hacer.*

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Desde entonces las pesadillas se intensificaron. Empecé a ver a Irene amarrada y con la boca llena de sangre por la fuerza de la mordida en sus palabras. Escupía y salpicaba sangre pidiendo piedad.

-Matusita te maldigo, a ti y a todo el que viva en ti.–gritó mientras sus ropas fueron comida del fuego.

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Lo siguiente fue una escena que jamás podré olvidar: cuerpos mutilados, en las paredes de la casona. Manos, cabezas, ríos de sangre, carne y huesos como un mural en toda la fachada.

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Me torturé durante semanas sin poder dormir. En la lavandería empecé a pedir horas extras con la finalidad de estar muerta del cansancio.Y funcionó durante unos meses.

Pero hasta el sol de hoy, no he vuelto a saber de Irene. Y hay días, como los miércoles, en los que amanezco mordiéndome el cabello y murmurando: Matusita, te maldigo.

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_{Separador diseñado por mí en Canva.com}

Pueden leer más información sobre esta leyenda AQUÍ.

¡Gracias por tu lectura, espero y te haya asustado!