Aquellos tiempos vanos que a la misma vez abundantes y llenos de gloria, de grandeza, donde traspasar el horizonte era tan fácil e inesperado, habían placeres, risas, negocios y vacaciones. Se pensaba que nunca iba a pasar tan desapercibido, que iba a dejar de ser ese fuerte novedoso todo el tiempo, creído y fortachón que zarpaba por esas corrientes y tormentas que no asustaban.

Como toda juventud conquistar otras aguas era tan fácil, testigas fueron las noches, los días, meses, años y décadas ya que era el preferido por muchos. Inundado de falsos tiempos que hicieron del destino un no sé qué, quizá una estrella fugaz podría explicar esto, ahora solo con gran facilidad de remplazo y con el humo de la verdad que no deja ni huella.

Ciego en el tiempo arrojado en esta parada arrasadora, engañadora juventud enrolladora, que muchos piensan en sus viajes y no solo se quedan en ellos, egoísta pendejo que bastante costoso resulta si se cree invencible.

No todo está perdido ni todo se perderá, poco a poco la luz del sol que acaricia en el día y a la esperanza de la noche avivan esta espera. Donde esta sal hace de las suyas pero nada ni nadie se llevara estos gratos recuerdos. ¡Si! Simplemente a la espera Para realizar el último viaje y traspasar otros horizontes.