Timothy había alquilado un apartamento después de que se había separado de su esposa Sara. No le era fácil vivir sin ella. Aún le dolía la separación y no entendía los motivos por los cuales ella le había dicho que le era insoportable vivir con él.

El cambio de residencia y los nuevos gastos del equipamiento del apartamento lo habían dejado en bancarrota. Por eso decidió alquilar una habitación.

Timothy era un hombre desconfiado y no le era fácil compartir residencia con nadie. Por eso cuando Ronnie llegó al apartamento con intenciones de alquilarle una habitación, debió someterse a un largo e intenso interrogatorio: ¿Dónde trabajas? ¿Por qué estás en la ciudad ? ¿Estás casado? ¿Tienes hijos? ¿Cuánto tiempo vas a durar en la ciudad? ¿Cuánto tiempo piensas vivir aquí?

Ronnie fue respondiendo a todas las preguntas. Fue allí cuando le habló de su negocio de exportación e importación, y le mostró los documentos personales que daban fe de su buena conducta.

La conversación entre Timothy y Ronnie fue agradable, y enseguida firmaron el contrato de alquiler de la habitación.

La primera noche, Ronnie no se quedó a dormir en el apartamento. Solo dejó allí sus maletas. Pero el segundo día llegó a las tres de la mañana. Timothy, que ya dormía, se sobresaltó al escuchar que abrían la puerta y se paró a ver quién era. Ya había olvidado que había alquilado la habitación, Ronnie se asustó cuando vio a Timothy, y le dijo:

—Disculpa la hora, había olvidado decirte que, generalmente, llegaré de madrugada, ya que trabajo con japoneses, y el cambio horario con Venezuela es de trece horas.

La respuesta de Ronnie tranquilizó a Timothy. Sin embargo, le preguntó:

—¿Por qué no me dijiste que ibas a llegar de madrugada?

—Porque no siempre va a ser así —respondió Ronnie.

—Bueno, trata de avisarme cuando vayas a llegar tarde, pues tengo el sueño liviano; además tomo medicamentos para dormir.

Timothy comenzó a investigar en las redes sociales y en las páginas de los entes de seguridad sobre su nuevo inquilino, y para su sorpresa, Ronnie no tenía cuentas en redes sociales, y en las páginas de seguridad del Estado no había tampoco nada que manchara su imagen. Sin embargo, a Timothy le parecía Ronnie un hombre muy enigmático. Por eso un día cuando éste salió, Timothy ingresó a su habitación para revisar su equipaje. Y allí, debajo de la cama, encontró una maleta con cortadores de hierro, sierras, manojos de llaves, taladros y una pistola pequeña...

Timothy se puso nervioso, sobre todo con la pistola, quizás por eso no escuchó cuando Ronnie llegó:

—¿Necesitas algo, Timothy?

Timothy respondió:

—¿Me puedes explicar qué es esto?

—Lo que observas —respondió Ronnie —herramientas de trabajo imprescindibles para un herrero.

—Pero nunca me hablaste de que eras herrero, sino que estabas en la ciudad para un negocio de exportación e importación —dijo Timothy.

—En efecto, así es, pero siempre cargo con mis herramientas para realizar cualquier trabajo, en caso de que sea necesario.

—¿Y la pistola?

—La cargo por seguridad. Hace tres años me atracaron y casi pierdo la vida. Desde este momento, decidí no estar nunca desarmado.

—¿Alguna otra pregunta, Timothy? —Dijo Ronnie, en un tono sarcástico.

—Disculpa, Ronnie, si te ofendí, pero desde que me separé de mi esposa me he vuelto un hombre desconfiado.

—Entiendo, amigo. Ahora vamos a descansar que mañana me toca madrugar de nuevo.

Así transcurrió el primer mes de convivencia entre Timothy y Ronnie. Poco a poco se fueron conociendo y teniendo confianza. Ronnie le dejaba a Timothy la arepa y el café servidos en la mesa, todas las mañanas. Pero, en el tercer mes sucedió algo muy extraño. Ronnie llegó en la madrugada, como siempre, y Timothy no salió a su encuentro.

Ronnie tocó la puerta de su habitación con fuerza, y este no contestó. Trajo su bolso con las herramientas, y agarró el manojo de llaves para abrir; y allí lo vio, tendido en la cama. Se colocó unos guantes de vinilo y le tomó el pulso: "Está muerto".

Ronnie marcó un número en su teléfono y dijo:

Listo.

Luego llamó a los bomberos para reportar la muerte de Timothy. Enseguida, llegaron las autoridades, se llevaron el cuerpo de Timothy a la morgue para realizarle la autopsia, y Ronnie fue detenido para hacer las averiguaciones.

La autopsia arrojó que a Timothy le dio un infarto; y Ronnie salió libre de prisión.

La esposa de Timothy fue a retirar el cuerpo de su marido para enterrarlo.

En Las Vegas, Sara está con Ronnie jugando en un casino. La pareja disfruta del seguro de vida que había hecho Timothy cuando se separó de ella.

Fin